Esquema          Historiografía

Fue el descubrimiento de las primeras monedas a comienzos del siglo XVIII lo que suscitó el interés por estos reinos desaparecidos. Precisamente a partir del hallazgo de algunas monedas Theophilus Bayer publicó en San Petersburgo su obra Historia Regni Graecorum Bactrianorum (1738), en la que describe e ilustra una pieza de Eucrátides y otra de Menandro, aunque atribuye esta segunda a un tal Theodotus, precisamente por partir de los  pasajes de Justino, en uno de los cuales Diodoto figura bajo dicha denominación. El hecho de que los nombres inscritos en las leyendas coincidieran con los de soberanos conocidos a través de las fuentes literarias grecolatinas acrecentó la credibilidad de los autores clásicos.
Con el tiempo fueron apareciendo monedas procedentes de Rusia y Persia. En esta época la numismática se hallaba en su infancia como ciencia y los primeros estudiosos eran coleccionistas y aficionados, la mayoría funcionarios y oficiales occidentales, fundamentalmente británicos, destinados en Afganistán y el actual Pakistán: el estudio de las piezas distaba mucho de lo que conocemos como metodología científica, y muchos de
estos individuos no pasarían de ser simples mercaderes.
En 1822 J. Koehler publica su Mémoire sur les médailles grecques de la Bactriane, que incluía cinco monedas de Eucrátides y tres de Eutidemo. En 1835 y 1836 J. Prinsep publica la descripción de cierto número de monedas de ambos tipos. Dos años más tarde Ch. Masson hace lo mismo con parte de su importante colección y enriquece el texto con ilustraciones, y por esa misma época Prinsep consigue interpretar dieciséis de los treinta y tres caracteres del alfabeto kharoshthi a partir de las monedas con leyenda bilingüe greco-india. 

Hay que esperar hasta el último cuarto del siglo XIX para que la investigación adquiera un tono más científico. El principal responsable de este progreso fue sin duda Alexander Cunningham, que en 1884 publicó una recopilación de artículos suyos bajo el título Coins of Alexander's successors in the East, I: The Greeks of Bactriana, Ariana and India. Esta
obra es el primer gran catálogo serio y exhaustivo de moneda grecobactriana e indogriega, pues su autor comprendió la importancia de señalar la procedencia exacta de las monedas y se interesó no sólo por las hermosas monedas de oro y plata sino también por las de bronce. Pero además representa uno de los primeros intentos que se propusieron reconstruir la cronología de los reyes que aparecen sobre estas acuñaciones.
Aunque Cunningham aunó en su trabajo la descripción de las piezas y el comentario histórico de las mismas, tras él la tendencia general consistirá en distinguir cuidadosamente entre ambos dominios: por un lado se van a elaborar los catálogos como una árida descripción carente de comentario, mientras que por otro aparecerán obras centradas exclusivamente en la reconstrucción histórica. Así, tres museos con importantes colecciones publican sucesivamente sus catálogos de moneda grecobactriana e indogriega.
En primer lugar lo hace el British Museum, con su Catalogue of coins in the British Museum: Greek and Scytic Kings of Bactria and India, elaborado por P. Gardner y publicado en Londres en 1886. Este catálogo describe las acuñaciones mediante tablas e incorpora por vez primera ilustraciones fotográficas -Cunningham sólo incluía dibujos-, y sirvió como modelo para catálogos posteriores, como los de V. A. Smith, Coins of Ancient India.

Catalogue of the coins in the Indian Museum (Oxford, 1906), dedicado a la colección del Museo de Calcuta, y de R. B. Whitehead, Catalogue of coins in the Punjab Museum, Lahore (Oxford, 1914), dedicado a la colección del Museo de Lahore. Finalmente, y dentro de esta misma corriente descriptiva, casi un siglo después de la aparición de la obra de Cunningham aparecerá el segundo gran catálogo exhaustivo, el Corpus of Indo-Greek coins, de A. N. Lahiri (Calcuta, 1965), seguido muy pronto por otro gran corpus, Indo-Greek and Indo-Scytian Coinage, de M. Mitchiner (Londres, 1978).
Paralelamente a la publicación de estos grandes catálogos numismáticos discurre un abundante flujo de publicaciones centradas en los nuevos descubrimientos, entre las que destacan las aparecidas en revistas especializadas como la británica Numismatic Chronicle, la francesa Révue Numismatique y la hindú Journal of the Numismatic Society of India.

Si por un lado avanzaba la descripción, por otro lo hará la interpretación. Tras la obra de Cunningham aparecieron intentos de reconstrucción histórica como los de H. G. Rawlinson (Bactria, 1912), G. Macdonald y E. J. Rapson (capítulos XVII y XXII del vol. I de The Cambridge History of India, 1921), W. W. Tarn (The Greeks in Bactria and India, 1938, ed. ampliada en 1951), A. K. Narain (The Indo-Greeks, 1957) y F. Altheim y R. Stiehl (Geschichte Mittelasiens im Altertum, 1970). Destaca junto a ellas la publicación en 1956 por M.-Th. Allouche-Le Page del estudio titulado L'art monétaire des royaumes bactriens. Essai d'interprétation de la symbolique religieuse
gréco-orientale du IIIe au Ier siècle avant J.-C., en el que se hace especial hincapié en el análisis iconográfico de las monedas y en los elementos religiosos que muestran, lo mismo helénicos que orientales. Más recientemente, en 1987, O. Guillaume ha publicado un estudio titulado L'analyse de raisonnements en Archéologie. Le cas de la Numismatique
Gréco-Bactrienne et Indo-Grecque, que desde un punto de vista metodológico compara las diferentes aproximaciones realizadas acerca de este tema, y de sus páginas procede buena parte de la presente exposición historiográfica. Finalmente, las corrientes descriptiva e interpretativa han vuelto a coincidir en el estudio de O. Bopearachchi, Monnaies gréco-bactriennes et indo-grecques. Catalogue raisonné (París, 1991).

Para terminar, sólo queda añadir una nota a propósito de las diferentes reconstrucciones históricas propuestas. La meta común de todas ellas consiste en determinar la datación del reinado y la extensión de los dominios de cada uno de los soberanos helénicos conocidos en esta parte del mundo, y, sobre esa base, reconstruir las relaciones existentes entre ellos. En la práctica esta tarea resulta tan difícil que el mencionado
catálogo de Lahiri (1965) prefiere clasificar los soberanos por orden alfabético antes que comprometerse con cronologías hipotéticas tan numerosas y diferentes como las interpretaciones de los diferentes autores.
Entre todas las reconstrucciones históricas propuestas, las dos interpretaciones clásicas son las de W. W. Tarn (1951) y A. K. Narain (1957). Dada la época en la que tales estudios fueron publicados, las limitadas informaciones aportadas por la arqueología que en ellos se recogen se han visto superadas con creces por las excavaciones realizadas
con posterioridad. Con todo, a partir fundamentalmente de los textos antiguos y de las monedas, ambas interpretaciones representan auténticos hitos en la historiografía sobre el tema por su visión de conjunto y la solidez de su argumentación.
Al leer las obras de Tarn y Narain uno se sorprende ante las enormes divergencias que los separan, pues sus conclusiones no sólo son diferentes sino absolutamente contradictorias. Podrían atribuirse a la aportación de los nuevos descubrimientos realizados en el lapso de tiempo que separa la publicación de uno y otro estudio, pero la principal razón de tales divergencias radica en la diferente interpretación que ambos autores formulan partiendo de unos mismos datos. En este punto resulta muy
significativo comparar los títulos de sus respectivos trabajos: "The Greeks in Bactria and India" en el caso de Tarn, frente a "The Indo-Greeks" en el de Narain. En el primero se advierte cómo un británico que escribe cuando la India todavía forma parte del Imperio de Su Majestad tiende a acentuar el elemento occidental, esto es, helénico, en la historia griega de Bactriana y de la India. En este sentido, contempla el dominio griego en
Bactriana como un imperio unificado, regido a lo largo de su historia únicamente por dos dinastías rivales, y lo considera el quinto de los reinos helenísticos, junto con el Imperio Seléucida, Egipto, Macedonia y Pérgamo, "pues en la historia de la India el episodio del dominio griego no significa nada; es verdaderamente parte de la historia del Helenismo, y es ahí donde reside su significado" (W. W. TARN, The Greeks in Bactria and India, Nueva Delhi, 1980, XX: "For in the history of India the episode of Greek rule has no meaning; it is really part of the history of Hellenism, and that is where its meaning resides"). Por contra, Narain, ciudadano de la India independiente, subraya en su obra el elemento oriental del fenómeno, esto es, el elemento indio, considera preferible la existencia simultánea de numerosos principados e interpreta la historia de los griegos
de Bactriana y de la India como "parte de la historia de la India y no de los estados helenísticos; ellos llegaron, vieron, pero la India venció" (A. K. NARAIN, The Indo-Greeks, Delhi, 1980, 11: "Their history is part of the history of India and not of the Hellenistic states; they came, they saw, but India conquered").
Hoy ambos autores pueden ser contemplados como representantes de tendencias extremas. Tras ellos, nuevos descubrimientos han situado la cuestión en un
horizonte más apropiado para su estudio, presidido por una aproximación equilibrada que permite analizar las informaciones conocidas por Tarn, aquéllas con las que más tarde contó Narain, la importantísima aportación de los hallazgos posteriores y la exclusión de falsificaciones interpretadas erróneamente como piezas auténticas por uno y otro autor a la hora de argumentar algunas de sus afirmaciones.

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Historiografía - Bibliografía:
O. GUILLAUME, L'analyse de raisonnements en Archéologie. Le cas de la Numismatique Gréco-Bactrienne et Indo-Grecque, París, 1987.

 

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