Plb. X 49:

"Cuando le llegó la noticia de que Eutidemo estaba con sus fuerzas en
Tapuria y de que mil jinetes se habían apostado para vigilar los vados del
río Ario, Antíoco decidió dejar el asedio y acomodarse a la situación. El
río estaba a tres jornadas de marcha. Los dos primeros días, Antíoco marchó
moderadamente; al tercer día, después de cenar mandó a los que se quedaban
levantar el campo a las primeras luces del alba, y él tomó a sus jinetes, a
su infantería ligera y a diez mil peltastas y emprendió por la noche una
marcha forzada. Había averiguado que la caballería enemiga, durante el día,
vigilaba apostada en la misma orilla del río; de noche, se retiraba a una
ciudad distante por lo menos veinte estadios. Antíoco hizo, pues, de noche
el resto de la ruta que le quedaba, porque las llanuras se prestaban al
galope; cuando alboreó, ya se había anticipado y había hecho cruzar el río
a la mayor parte de las fuerzas que estaban con él. Los vigías anunciaron
lo sucedido a la caballería bactriana, que acudió a toda brida, y aún en el
camino ya estableció contacto con el enemigo. Antíoco comprendió que debía
necesariamente aguantar la primera arremetida del adversario. Alineó a dos
mil jinetes avezados a combatir junto a él, ordenó que los demás formaran
allí mismo en escuadrones y destacamentos, y que todo el mundo se situara
en el orden habitual; él personalmente se enfrentó al enemigo con sus
jinetes y atacó la vanguardia de los bactrianos. Parece que en este combate
Antíoco peleó con más ardor que los mismos hombres que le rodeaban. Las
bajas fueron numerosas en ambos bandos, pero los del rey derrotaron al
primer escuadrón enemigo. Acudieron en su socorro los escuadrones segundo y
tercero bactrianos, y entonces los de Antíoco se vieron en situación
desventajosa y cedían terreno vergonzosamente. La mayor parte de jinetes
había perdido ya su orden cuando Panétolo dio orden de avanzar: recogió al
rey y a sus hombres, que corrían peligro, y forzó a revolverse y a
replegarse a los bactrianos que les acosaban desordenadamente. Éstos,
perseguidos ahora por los hombres de Panétolo, no se detuvieron hasta
reunirse con Eutidemo, pero perdieron la mayoría de sus efectivos. La
caballería del rey mató a muchos adversarios y capturó a muchos
prisioneros; luego se retiró y acampó allí mismo, a la orilla del río. En
este choque el caballo de Antíoco fue herido de muerte, y a Antíoco mismo
le dieron en la boca y perdió algunos dientes. Fue principalmente aquí
donde se ganó su fama de valentía. Después de esta batalla, Eutidemo, presa
del miedo, se retiró con sus fuerzas a Zariaspa, ciudad de Bactria".

(Polibio. Historias. Libros V-XV, traducción de M. Balasch, Biblioteca
Clásica Gredos, Madrid, vol. II, 1981).
Indice de textos grecolatinos

Plb. XI 34, 1-11:

"Eutidemo era oriundo de Magnesia y se defendió ante Teleas: afirmaba que
no era justo el interés de Antíoco en echarle de su reino, puesto que él no
había desertado del rey, sino que cuando todos los demás se habían
sublevado, él acabó con sus descendientes y, así, llegó al imperio de
Bactria. Tocó ampliamente este punto y, luego, rogó a Teleas que fuera
generoso y que intercediera en pro de una reconciliación; debía indicar a
Antíoco que no se encelara por su nombre ni por su categoría de rey,
porque, si no se avenía a lo que le rogaban, ninguno de los dos gozaría de
seguridad. En efecto: se había presentado una horda muy numerosa de
nómadas, lo cual significaba un riesgo para ambos. Si se toleraba su
presencia, el país entero se convertiría en bárbaro. Eutidemo dijo esto y
remitió a Teleas a entrevistarse con Antíoco. Hacía ya tiempo que éste
buscaba cómo desembarazarse del problema. Cuando por boca de Teleas llegó a
saberlo todo, los móviles aducidos hicieron que atendiera gustoso lo
referente al tratado de paz. Teleas se desplazó continuamente de una corte
a la otra, hasta que Eutidemo mandó a su hijo Demetrio a ratificar el
pacto. El rey le recibió; seguro de que el joven ni por su figura, ni por
su trato, ni por la dignidad de su porte desmerecería del título de rey,
primero le prometió que le daría en matrimonio a una de sus hijas, luego
otorgó al padre la categoría real. Referente a otros puntos, formuló un
pacto por escrito, juró la alianza y levantó el campo; había abastecido a
sus tropas de trigo en abundancia y sumó a sus elefantes los de Eutidemo.
Pasó el Cáucaso y bajó a la India, donde renovó su alianza con el rey indio
Sofagáseno".

(Polibio. Historias. Libros V-XV, traducción de M. Balasch, Biblioteca
Clásica Gredos, Madrid, 1981).
Indice de textos grecolatinos

Plb. XXIX 12, 8:

"[Pero nosotros no debemos escribir] sobre la toma de Tarento, sobre [el
asedio] de Corinto, el de Sardes, el de Gaza, el de Bactra ni, finalmente,
tratar el sitio de Cartago añadiendo imaginaciones nuestras".

(Polibio. Historias. Libros XVI-XXXIX, traducción de M. Balasch, Biblioteca
Clásica Gredos, Madrid, 1983).


Str. XI 8, 2:

"Pero los mejor conocidos de los nómadas son aquellos que arrebataron
Bactriana a los griegos, me refiero a los Asios, Pasianos, Tocarios y
Sacaraulios, que originalmente llegaron desde el país situado al otro lado
del río Yaxartes que linda con el de los sacas y los sogdianos y fue
ocupado por los sacas".

(traducción basada en la edición de H. L. Jones, The Geography of Strabo,
The Loeb Classical Library, Cambridge, Mass., vol. 5, 1969, 1ª ed. 1928)

Indice de textos grecolatinos


Str. XI 9, 2:

"Pero cuando estallaron revueltas en las regiones situadas más allá del
Tauro debido al hecho de que los reyes de Siria y Media, que también
estaban en posesión de estas regiones, estaban ocupados con otras, aquéllos
a los que se había confiado el gobierno primero provocaron la revuelta de
Bactriana y de todas las regiones próximas, me refiero a Eutidemo y sus
seguidores; y entonces Arsaces, un escita, con algunos de los Daos (me
refiero a los Aparnianos, como son llamados, nómadas que viven a lo largo
del Ocus), invadió Partia y la conquistó. Ahora bien, al principio Arsaces
era débil, dado que estaba en guerra permanentemente con aquéllos a quienes
había privado de su territorio, tanto él mismo como sus sucesores, pero
posteriormente crecieron tanto, siempre conquistando el territorio vecino,
gracias al éxito en la guerra, que finalmente se establecieron como señores
de todo el país a este lado del Éufrates. Y también conquistaron una parte
de Bactriana tras obligar a los escitas y todavía antes a Eucrátides y sus
seguidores a rendirse ante ellos; y en la actualidad gobiernan sobre tantos
territorios y tantos pueblos que, por lo que se refiere al tamaño de su
imperio, se han convertido, en cierto modo, en rivales de los romanos".

(traducción basada en la edición de H. L. Jones, The Geography of Strabo,
The Loeb Classical Library, Cambridge, Mass., vol. 5, 1969, 1ª ed. 1928).

Indice de textos grecolatinos


Str. XI 11, 1-2:

En Bactriana, "los griegos que se rebelaron crecieron tan poderosamente a
causa de la fertilidad del país que se convirtieron en señores no sólo de
Ariana, sino también de India, como afirma Apolodoro de Artemita: y más
pueblos fueron sometidos por ellos que por Alejandro, en particular por
Menandro (al menos si realmente cruzó el Hypanis hacia el este y avanzó
hasta el Imao), pues algunos fueron sometidos por él personalmente y otros
por Demetrio, el hijo de Eutidemo, rey de los bactrianos; y tomaron
posesión no sólo de Patalene, sino también, del resto de la costa, de lo
que se denomina el reino de Saraosto y Sigerdis. Resumiendo, Apolodoro
afirma que Bactriana es el adorno de Ariana en su conjunto; y, más que eso,
extendieron su imperio incluso tan lejos como los Seres y los Phrynos. Sus
ciudades eran Bactra (también llamada Zariaspa, a través de la cual fluye
un río que porta el mismo nombre y desemboca en el Oxus), y Darapsa, y
algunas otras. Entre ésas se halla Eucratidia, así denominada a causa de su
gobernante. Los griegos tomaron posesión de ella y la dividieron en
satrapías, de las cuales la de Turiva y la de Aspionus fueron arrebatadas a
Eucrátides por los partos. Y también se hicieron con Sogdiana, situada
sobre Bactriana hacia el este entre el río Oxus, que constituye el límite
entre los bactrianos y los sogdianos, y el río Yaxartes. Y el Yaxartes
constituye también el límite entre los sogdianos y los nómadas".

(traducción basada en la edición de H. L. Jones, The Geography of Strabo,
The Loeb Classical Library, Cambridge, Mass., vol. 5, 1969, 1ª ed. 1928).

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Str. XV 1, 3:

"Apolodoro, que escribió la «Pártica», cuando menciona a los griegos que
impulsaron a Bactriana a rebelarse contra los reyes sirios que sucedieron a
Seleuco Nicátor, dice que cuando aquellos reyes crecieron en poder también
atacaron la India, pero no revela nada más que lo que ya era conocido, e
incluso contradice lo que era conocido afirmando que aquellos reyes
sometieron más territorios de la India que los macedonios; que Eucrátides,
de todas formas, se apoderó de mil ciudades, así como de sus súbditos.
Otros autores, sin embargo, dicen que simplemente los pueblos entre el
Hydaspes y el Hypanis eran nueve, y que contaban con cinco mil ciudades,
ninguna de las cuales era más pequeña que la meropea Cos, y que Alejandro
sometió toda esta región y la entregó a Poros" (traducción basada en la
edición de H. L. Jones, The Geography of Strabo, The Loeb Classical
Library, Cambridge, Mass., vol. 7, 1966, 1ª ed. 1930).


Peripl. M. Erythr. 47:

"Alejandro, tomando como punto de partida estas regiones [i.e., Bactriana],
cruzó hasta el Ganges, dejando de lado Limirica y las partes meridionales
de la India, por lo cual, hasta nuestros días se encuentran en Barygaza
antiguos dracmas que llevan grabadas la marca en letras griegas de los que
reinaron después de Alejandro, como Apolodoto y Menandro"

(traducción de L. García Moreno y F. J. Gómez Espelosín, Relatos de viajes
en la literatura griega antigua, Alianza Editorial, Madrid, 1996)


Plu., Praec. ger. reip. 29 (Mor. 821 d-e):

"Reinando con prudencia un tal Menandro en Bactria, una vez que murió en
campaña, todas las ciudades en común le hicieron también un funeral,
viniendo a disputar por sus restos, con dificultad llegaron a un acuerdo,
hasta el punto que se marcharon después de haber distribuido sus cenizas en
partes iguales y que se hicieran tumbas para éste en todas las ciudades"

(Plutarco. Consejos políticos, traducción de F. Gascó, Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid, 1991)

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Justin. XLI 1, 8:

Arsaces y los partos se hallan en la peligrosa vecindad de "aquel riquísimo
imperio de las mil ciudades de Bactria".

(Justino: Epítome de las Historias Filípicas de Pompeyo Trogo. Prólogos.
Pompeyo Trogo: Fragmentos, trad. de J. Castro Sánchez, Biblioteca Clásica
Gredos, Madrid, 1995).


Justin. XLI 4, 5:

"También en aquel tiempo [el de la independencia de Partia mientras la
denominada Guerra Fratricida asolaba los dominios seléucidas occidentales,
ca. 241-239 a.C.], Teódoto, prefecto de las mil ciudades de Bactria, se
rebeló y se hizo llamar rey, ejemplo que siguieron todos los pueblos de
Oriente, rebelándose contra los macedonios".

(Justino: Epítome de las Historias Filípicas de Pompeyo Trogo. Prólogos.
Pompeyo Trogo: Fragmentos, trad. de J. Castro Sánchez, Biblioteca Clásica
Gredos, Madrid, 1995).

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Justin. XLI 4, 8-9:

Arsaces derrota a Andrágoras "y prepara un gran ejército por temor a
Seleuco y a Teódoto, rey de los bactrianos. Pero pronto libre de temor por
la muerte de Teódoto, concluye un tratado de paz con su hijo, llamado
Teódoto".

(Justino: Epítome de las Historias Filípicas de Pompeyo Trogo. Prólogos.
Pompeyo Trogo: Fragmentos, trad. de J. Castro Sánchez, Biblioteca Clásica
Gredos, Madrid, 1995).


Justin. XLI 6, 1-5:

"Casi en el mismo tiempo empiezan su reinado Mitridates entre los partos y
Eucrátides entre los bactrianos, grandes hombres los dos. Pero la fortuna
de los partos, más próspera, los llevó, guiados por aquél, a la más alta
cima del poder. Los bactrianos, por su parte metidos en varias guerras,
perdieron no sólo su reino sino también su libertad, puesto que, deshechos
por las guerras de sogdianos, aracotos, drancas, areos e indios,
finalmente, como sin fuerzas, fueron destrozados por los partos, bastante
más débiles. Con todo, Eucrátides hizo numerosas guerras con gran valor;
aun desgastado por éstas, cuando sufría el asedio de Demetrio, rey de los
indios, con trescientos soldados de infantería venció con sus continuas
salidas a sesenta mil de los enemigos. Y así, libre del asedio después de
cuatro meses, sometió a la India a su poder. Cuando se retiraba de allí, en
el camino lo mata su hijo, a quien había asociado a su poder y quien, sin
ocultar el parricidio, como si hubiese matado a un enemigo y no a su padre,
hizo pasar el carro sobre su sangre y ordenó dejar el cuerpo sin
sepultura".

(Justino: Epítome de las Historias Filípicas de Pompeyo Trogo. Prólogos.
Pompeyo Trogo: Fragmentos, trad. de J. Castro Sánchez, Biblioteca Clásica
Gredos, Madrid, 1995)

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Prólogo del libro XLI de Pompeyo Trogo:

"En el volumen cuadragésimo primero se contienen las acciones de los partos
y de los bactrianos. (...) Por otra parte, en la historia de los
bactrianos, cómo se formó su dominio por obra del rey Diódoto; después,
bajo su reinado, pueblos de la Escitia, sacaraucas y asianos, se apoderaron
de Bactra y del país de los sogdianos. También se recuerdan las empresas de
los indios llevadas a cabo por sus reyes Apolódoto y Menandro".

(Justino: Epítome de las Historias Filípicas de Pompeyo Trogo. Prólogos.
Pompeyo Trogo: Fragmentos, trad. de J. Castro Sánchez, Biblioteca Clásica
Gredos, Madrid, 1995)


Ael., NA XV 8:

A propósito de las ostras perlíferas del mar Indico: "Hay una ciudad que
gobernaba un varón llamado Soras, de estirpe regia, cuando Eucrátides
gobernaba en Bactria. El nombre de la ciudad es Perimula (al noroeste de la
costa de Ceilán) y la habitan hombres ictiófagos".

(Claudio Eliano. Historia de los animales. Libros IX-XVII, traducción de J.
Mª Díaz-Regañón, Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, 1984)

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