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EL PROBLEMA KURDO:

UNA HISTORIA DE REPRESIÓN, RAZÓN DE ESTADO Y PETRÓLEO.

Pablo Romero Gabella.

 

"De vez en cuando la piedra perfora la piedra" (proverbio kurdo).

 "Siempre escribimos más o menos lo mismo sobre los kurdos: su fracaso histórico, el largo rosario de traiciones, la batalla en solitario contra poderosos vecinos..." (Manuel Leguineche).

           

            Con cíclica monotonía en la historia aparecen y desaparecen las causas perdidas. Una de las más sangrantes del mundo contemporáneo es la causa kurda, que no es otra, que la del pueblo sin estado más numeroso del mundo. En la actualidad, tras el 11-S, y la pretensión norteamericana de invadir Irak, se ha vuelto de nuevo a hablar del papel de los kurdos en el dramático escenario de Oriente Medio.

            La afirmación anterior de ser un “pueblo sin estado”, podría considerarse algo anacrónico cuando lo que triunfa actualmente es la tan famosa "globalización", y cuando el estado-nación parece una reliquia decimonónica. Sin embargo, principalmente por la defensa de intereses de determinados estados-naciones, se ha negado al pueblo kurdo su identidad.

            Por todo ello, los kurdos han sido víctimas constantes de las pequeñas potencias del Oriente Medio y de las grandes potencias mundiales; han sufrido la represión más atroz, llegando tal vez a la categoría de genocidio, como en el caso del Irak de Sadam Hussein.

            Busquemos en su fluctuante historia las claves y constantes que han marcado sus más de 5.000 años de existencia.

 

1. Coordenadas geográficas, demográficas y culturales.

1.1. Demografía        

 

El  Kurdistán "histórico" está comprendido en un espacio de cerca de 500.000 km2, dominado por las montañas (altitud media de 1.500 m. sobre le nivel del mar). Limita al norte con el Cáucaso, al sur con el valle mesopotámico, al oeste con la cordillera del Tauro Oriental (Anatolia) y al este con los Montes Zagros. Su núcleo histórico y geográfico se encuentra entre los lagos Urmia y Van.

            De lo anterior se desprende que su territorio es superior al de otros países de la zona como Irak o Siria.

            En cuanto a la situación demográfica hay que partir de un hecho esencial: la extrema dispersión de la población kurda debido en gran parte a su fragmentación política. Gráficamente lo observamos en la siguiente tabla.[1]

 

PAIS

HAB. TOTALES

   (en millones)

EXTENSIÓN TOTAL (km2)

HAB. KURDOS                    (en millones)

% POBL. KURDA

TURQUIA

56,9

779.542

14,5

25

IRAK

18,7

438.317

4,9

26

IRAN

56,3

1.648.000

6,7

12

SIRIA

12,1

185.180

1,4

11

EX URSS (Azerbajan y Armenia)

----

----

0,5

1

A partir de datos no oficiales, podemos decir que existen unos 28 millones de kurdos, la mayoría vive en Turquía e Irak y que representan una cuarta parte de su población total. A estas cifras habría que unir la de los kurdos que viven en otras zonas de Oriente Medio: en el sur de Irán (frontera de Pakistán), en Afganistán, Líbano e Israel. La particular "diáspora" kurda ha llevado a una fuerte migración a las grandes ciudades turcas como Ankara, Estambul y Diyabakir donde nutren los suburbios. Otros "polos de atracción" más lejanos son EEUU, Gran Bretaña y sobre todo Alemania, donde cientos de miles de kurdos han ido en busca de trabajo y huyendo de la represión. Según los datos aportados por unos de los pocos especialistas españoles en el tema, Manuel Martorell, el número de kurdos repartidos por el mundo es el siguiente:[2]

Alemania

560.000

Líbano

85.000

Francia

80.000

EEUU

75.000

Holanda

46.000

Suecia

32.000

Austria

30.000

Suiza

24.000

Gran Bretaña

21.000

Chipre

20.000

Bélgica

16.000

 

1.2. Cultura y religión         

 

Dentro de su cultura, uno de sus rasgos más característicos es su lengua de origen indoeuropeo (grupo iranio), no guardando ningún parentesco ni con el árabe (origen semita) ni con el turco (grupo uralo-altaico).

            En cuanto a sus creencias religiosas parten del mazdeismo, donde es vital la relación mágico-mística entre naturaleza y hombre. Dichas creencias no han desaparecido totalmente en su sentir colectivo. Tanto es así que su bandera se compone de los colores del culto mazdeista: rojo (fuego), amarillo (sol) y verde (tierra).

            Su conversión al Islam en el siglo VII no fue fácil. A pesar del intento de los árabes de eliminar la herencia de Zaratrustra, el islamismo kurdo fue y es básicamente sincrético y nada fundamentalista[3]. La mayoría son de culto sunní, un importante sector son los alevíes que parten de una posición antidogmática frente al Corán acercándose a un misticismo de amplias referencias a otras religiones.[4]

            Su organización económica y social tradicional parte de su situación de pastores seminómadas de los valles montañosos. La propiedad de la tierra ha permanecido en manos de una minoría terrateniente (los "aghas") produciéndose un tipo de relaciones sociales que podríamos calificar de “feudal”.

Para muchos autores esto ha representado un obstáculo en el desarrollo socio-político del Kurdistán. Pareja a la importancia del "agha" se encuentra la del caudillo militar y político, jefe de los guerrilleros (los "pasmergas"). En ocasiones ambas figuras han sido antagónicas, en otras han coincidido, porque aunque lo general ha sido la elección hereditaria por línea patrilineal del "agha", también pueden ser elegidos de forma colegiada.[5]

            En torno al "agha" se nuclea la familia que es la unidad socio-económica básica, que junto a otras familias forma la "tira". De la unión de varias "tiras" resulta la "ashirat" o confederación de tribus, unidad política más amplia.

            El sentimiento colectivo de resistencia queda reflejado en su principal fiesta: el "Nevruz" o fiesta de "año nuevo" (herencia mazdeista) que se celebra a finales de marzo y principios de abril. En ella se conmemora la primera de sus innumerables rebeliones, la ocurrida , según la leyenda, hace 2.600 años por el herrero Kawa contra el rey Zohak. Actualmente, esta fiesta se ha convertido para 28 millones de personas un símbolo de resistencia.

 

2. Una triste historia de lucha y resistencia.

 

2.1. Desde los orígenes a 1918: de guerreros y poetas.

           

            El origen del pueblo kurdo parece provenir de una mezcla de arios procedentes del este con poblaciones de la alta Mesopotamia. Por referencias arqueológicas parece que en torno al 5.000 a.C. ya podemos hablar de poblaciones kurdas. Igualmente tenemos noticias de ellos en diversas estelas acadias (2.000 a.C. aprox.) bajo el nombre de "lulu". Sin embargo, son más conocidas las descripciones del historiador griego Jenofontes (siglo V a.C.) en su Anábasis. En dicha obra aparecen como un fiero pueblo guerrero rico en cobre e independiente del poder persa.

            Mitológicamente, los kurdos remontan sus orígenes a la leyenda de Kawa a la que ya nos hemos referido al tratar el "Nevruz". Este hecho parece coincidir realmente con el nacimiento del imperio medo tras acabar en el 612 a.C. con los temibles asirios.

            No encontramos más fuentes coherentes hasta la islamización en el siglo VII . Aunque islamizados superficialmente mantuvieron prósperos principados independientes. Destacó el de los marwaníes con capital en Diyabakir. Fue en esta época donde floreció la cultura kurda, destacando la figura de Ziryab que en la Córdoba de Abderramán II fundó el primer conservatorio de la Península Ibérica.[6]

            Otra figura excepcional fue Saladino, considerado el salvador del Islam frente a los cruzados, que llegó a dominar en el siglo XII las tierras comprendidas entre Siria y el Norte de Africa. Sin embargo, los kurdos guardan un recuerdo negativo de él, ya que no aprovechó su poder para formar un reino kurdo independiente.

            Todo estó acabó en 1515 con la batalla de Chaldirán. En ella los príncipes kurdos aliados de los otomanos frenaron al imperio persa. Aunque paradójicamente propició la primera partición política del Kurdistán entre persas y otomanos, se mantuvieron principados feudales dentro del imperio otomano ("sahandaks"). Este hecho produjo un renacimiento cultural cuyo cenit fue la epopeya "Mem-O-Zin" del poeta Ehmede Xani que significaba un canto a la unificación.

            Esta semiindependencia acabó con el proceso de centralización del imperio otomano a principios del siglo con el sultán Magmud II. La nobleza kurda reaccionó desencadenando una serie de continuas rebeliones durante todo el siglo XIX, acabando en 1880 con la derrota de la última gran insurrección.

            Agotados por las constantes luchas , los kurdos quedaron definitivamente acallados hasta el final del imperio otomano en 1918.

 

2.2.  De I Guerra Mundial a la Guerra del Golfo (1918-1990): de esperanzas y desengaños.

 

            La derrota y posterior desintegración del imperio turco tras la I Guerra Mundial supuso un acontecimiento decisivo para la historia contemporánea del Oriente Medio. Mediante el Tratado de Sévres (10-7-1920) se estableció el reparto del imperio entre griegos, italianos, franceses e ingleses, y lo que fue más importante: el reconocimiento de la independencia de Armenia y de una república kurda (en lo que fue el principado de Mosul, actual Irak). Triunfaba el espíritu de “autoderminación de los pueblos”, que se defendía en los famosos "14 puntos" del presidente de los EEUU, W. Wilson.[7]

            Pero la vida de este estado independiente fue breve debido tanto a los intereses de Francia y Gran Bretaña, como del nuevo proyecto político nacionalista-autoritario del general Kemal Attaturk, el "padre de la patria turca". Éste en 1923 lideró un golpe de estado que acabó con el último sultán y tras una espectacular campaña militar expulsó a griegos, italianos y franceses de Anatolia. Esta nueva situación llevó a un nuevo tratado, el de Lausana (24-6-1923), en el cual se devolvió a la soberanía turca toda Anatolia y la franja europeo en torno a Estambul, ni que decir tiene que se acabó con la independencia de armenios y kurdos a sangre y fuego. Significaba el triunfo de la guerra sobre los intentos de fundar un mundo que se rigiera por la diplomacia. De esto, los kurdos han aprendido mucho a lo largo de la historia.

            En 1924, Attaturk proclamó la nueva república turca, prohibiendo la lengua kurda y  toda manifestación cultural de los que consideraba oficialmente "turcos de la montañas".

            A la "lógica" nacionalista del nuevo estado turco se le unió la "lógica" colonial derivada del descubrimiento en el subsuelo del Kurdistán del "oro negro". Mediante los acuerdos de San Remo (1920) Francia y Gran Bretaña recibían de la SDN (Sociedad de Naciones) los  "mandatos" (protectorados) de Siria e Irak respectivamente. En 1926 (pacto de Mosul) estos países llegaron a un acuerdo con Attaturk para el reparto de los beneficios del petróleo kurdo, al crearse la "Irak Petroleum Company" con capital británico, norteamericano y francés. El futuro del Kurdistán quedó establecido por los intereses de las compañías petrolíferas ( British Oil, Irak Petroleum, Anglo Persian) que tuvieron su expresión material en el oleoducto Alepo-Mosul-Bagdad.

            Los kurdos volvieron a sublevarse en 1922, 1925 y 1938 en Irak y Turquía, siendo aplastadas tanto por británicos como por turcos. Había que esperar al término de la II Guerra Mundial para que de nuevo se encendiera la rebelión. En el contexto del optimismo de las democracias tras la derrota del nazismo, se crea en Irán el PDK ( Partido Democrático del Kurdistán) por Qazi Mohamed con planteamientos autonomistas dentro de un futuro Irán democrático. Aún así, no logró el apoyo de los Aliados, pero sí paradójicamente de la URSS cuyas tropas ocupaban el norte del país. Con este apoyo se creó el 22-1-1946 la efímera "República de Mahabad". Pero recordemos que eran los tiempos iniciales de la guerra fría, y tras la retirada de  los soviéticos, el Sha con apoyo de británicos y estadounidenses acabó en una lucha  desigual en medios y material con las esperanzas kurdas. Sus líderes escaparon a la URSS, entrando la cuestión kurda en un nuevo período de anonimato histórico.

 

2.3. La guerra del Golfo y sus consecuencias (1992-1996).

           

            Las décadas de los 50, 60, 70 y 80 fueron años de sorda lucha y despiadada represión. Particularmente en dos frentes: Turquía e Irak.  En este último país el dictador Sadam Hussein (que llegó al poder en 1979) aplicó la política de "el palo y el caramelo". De esta manera, mientras existía un parlamento kurdo "autónomo" en Arbil (controlado por Bagdad),  se llevaba a cabo deportaciones masivas y colonizaciones de árabes en el norte. Su intención era crear un "cinturón de hierro" de 300 kms. a lo largo de sus fronteras con Irán, Siria y Turquía. Desaparecieron 4.000 pueblos, concentrándose la población en "ciudades estratégicas". El paroxismo llegó el 16 de abril de 1988 cuando masacró a 5.000 personas con gas mostaza en el pueblo de Habacha  con la excusa de que prestaban apoyo a los iraníes contra los que Irak luchaba desde 1980. En esta ocasión Occidente no se dió por enterado, ya que prefería a este autócrata "laico" como muro frente al islamismo jomeinista de Irán.

            Por su parte, en Turquía, la situación de violencia larvada desde hacia 60 años estalló en 1984 cuando en los ambientes de izquierda de la universidad de Ankara se formó el PKK (Partidos de los Trabajadores del Kurdistán) comenzando una guerra abierta en el montañoso sureste del país. De inspiración marxista-leninista, estaba liderado por el carismático Abdulá Ocalan    (conocido por los suyos como "Apo" -tío-).[8]

            Este conflicto aún no cerrado, se ha cobrado más de 15.000 vidas (la mayoría guerrilleros) ha provocado masivos desplazamientos de población y el estancamiento económico de la zona.

            En esta situación estalló en 1990 la Guerra del Golfo. Sadam había dejado de ser para los EEUU y sus aliados el freno al fudamentalismo para pasar a ser el mayor tirano de la historia, cuando amenazó sus intereses económicos en una zona de importancia tan vital como el Golfo Pérsico, al invadir Kuwait en agosto de 1990.[9]

            Tras meses de bombardeos, en menos de dos semanas ( febrero-marzo 1991) las tropas aliadas acababan con el ejército iraquí y llegaban a las puertas de la capital. Aprovechando el caos iraquí los kurdos se levantan en el norte y los chíies en el sur. Los primeros, unidos en el FNK ( Frente Nacional del Kurdistán) fundado en 1991 y compuesto por diversas formaciones políticas (destacando el PDK de Barzani y la UPK de Talabani), logran liberar la casi totalidad de su territorio llegando a los arrabales de Kirkut y Mosul.[10]

            Pero de nuevo los intereses petrolíferos se impusieron: tras reprimir la rebelión en sur, Sadam lanzó las últimas fuerzas disponibles (la conocida Guardia Republicana) sobre el norte para salvar los pozos petrolíferos de Kirkut y Mosul. Los EEUU y sus aliados, que un principio alentaron la rebelión, no movieron ni un dedo para salvar a los kurdos. Las terribles escenas del éxodo de dos millones de kurdos a través de las montañas nevadas de la frontera kurda llegaron a todos los rincones del planeta. Ante esta situación sobrevendría una tardía reacción, y así el Consejo de Seguridad de la ONU decretó la famosa resolución 688 que establecía las "zonas de exclusión aérea" al sur del paralelo 33º para los chiíes y al norte del 36º para los kurdos. En la práctica representó la creación de un "protectorado humanitario" de la ONU[11], que se dotó de un autogobierno kurdo iraquí (no reconocido internacionalmente) con capital en Zaja. El FNK organizó elecciones en mayo de 1992, formándose una Asamblea Nacional en Arbil de la cual surgió el Consejo kurdo de gobierno, que no es reconocida por la ONU. De los 105 escaños, 51 fueron para el PDK y 49 para el UPK, el resto fueron a parar a la minoría cristiana kurda.

            Mientras, en Turquía, a partir de 1992 se recrudeció la lucha entre el PKK y el gobierno, tras las expectativas creadas después de la Guerra del Golfo. El gobernante Partido de la Recta Vía hizo honor a su nombre y se lanzó a operaciones de auténtica limpieza étnica por medio de cuerpos de élite (especialmente sus "Komandos"[12]). La campaña que comenzó con táctica de "tierra quemada" y deportaciones masivas en el sureste del país fue acrecentándose, y así, en marzo de 1995, 35.000 soldados turcos cruzaron la frontera iraquí para acabar con los santuarios del PKK.

            La ofensiva contra el PKK culminó en 1999 con la captura en Kenia (con la ayuda del Mossad israelí) de su líder Ocalan. En un posterior y polémico juicio, un tribunal turco le condenó a la pena de muerte por su actividad terrorista. El “caso Ocalan” supuso un gran escollo para las pretensiones turcas que integrarse en la Unión Europea, uno de los objetivos modernizadores del país. El rechazo de Europa a la pena de muerte y a la política represiva del gobierno turco, tutelado siempre por los militares, hizo que en 2002, se conmutara en primer lugar a Ocalan la pena de muerte por la de cadena perpetúa, y más tarde el Parlamento aboliera la pena de muerte y prometiera un mayor respecto a las minorías (refiriéndose, obviamente a los kurdos). Por otro lado, tras el 11-S y el consiguiente miedo general al fenómeno terrorista, Turquía logró, a cambio de lo anterior, que la UE incluyera en su lista de grupos terroristas al PKK.

            En Irak, Sadam Hussein, a finales de agosto y principios de septiembre de 1996, lanzó a 12.000 soldados al norte del paralelo 36º, apoyados por el PDK, enfrentado desde 1992 con el UPK. Esta acción, la primera de envergadura tras la Guerra del Golfo por parte de Irak,  significó la desarticulación del ensayo de autogobierno en el Kurdistán iraquí al ocupar la ciudad de Arbil (774.000 habitantes). La respuesta de EEUU  fue  el bombardeo con misiles de instalaciones militares iraquíes. Dicha actuación ha seguido latente, pero apenas conocida por el mundo, hasta nuestros días. A finales de 1998, estos incidentes en las áreas de exclusión aérea, hicieron que los EEUU amenazaran con llevar a cabo una nueva guerra contra Irak. Sin embargo, las actuaciones del Secretario de la ONU Kofi Annan, lograron que la situación quedara en un precario statu quo. En la actualidad, aviones británicos y estadounidenses siguen llevando a cabo ataques preventivos contra objetivos del ejército iraquí en dichas zonas. Unas zonas que fueron ampliadas unilateralmente por EEUU y que en la práctica suponen que los iraquíes solo pueden volar en la zona central del país.

            Muy acertadamente ha escrito David Solar: "¿cómo se pudo vender que la Guerra del Golfo defendía el derecho internacional y ahora se permite el genocidio de un pueblo más numeroso que el kuwaití?"[13]

 

3. Un intento de comprensión.

           

            De los expuesto, podemos obtener unas conclusiones  que constituyen constantes históricas hasta nuestros días. Geopolíticamente el Kurdistán es la bisagra entre el Asia Central ex-soviética y Oriente Medio. Esta zona mantiene un equilibrio frágil entre las naciones árabes nacidas de la descolonización (Irak, Siria, etc...); un estado judío abocado a permanecer en un eterno estado de guerra[14]; estados guiados por un agresivo nacionalismo como Turquía; y por último, las monarquías petro-feudales del Golfo encabezadas por Arabia Saudí. ¿Es posible un estado kurdo en tales condiciones? Como hemos observado, la respuesta es negativa.

            Dentro del juego político actual, no es “conveniente” un nuevo estado, el kurdo, de impredecible rumbo. Prueba de ello es el mantenimiento (desde 1991 hasta la política intervensionista norteamericana post-11S) casi artificial de un Irak exhausto y hambriento que ya no representa un peligro en la zona.[15]

            En este panorama, respecto a los kurdos la máxima parece ser la de que "los únicos kurdos que hay que proteger son aquellos que habitan en casa del enemigo" como ha escrito el analista M.A. Banister en EL PAIS en septiembre de 1995.

            Siria, Irán, Irak y Turquía a pesar de sus diferencias siempre han coincidido en unir fuerzas para evitar cualquier intento de crear un estado kurdo. En marzo de 1975, mediante los acuerdos de Argel, iraníes e irquies compartieron esfuerzos para perfeccionar sus mecanismos represores. En 1987 Irak permitía que las tropas turcas pudieran penetrar en su territorio para perseguir a guerrilleros del PKK, y a partir de 1992  turcos, sirios e iraníes se reúnen para reafirmar su unión contra un hipotético estado independiente kurdo. A su vez, estos países han manejado con astucia maquiavélica las divisiones entre los kurdos. Así por ejemplo, Siria fue hasta no hace poco la valedora de Ocalan, Irán hizo lo mismo con Talabani y su UPK, Barzani y su PDK ha llamado a las puertas de Washington como de Bagdad...

            Como gran y única potencia, los EEUU han mantenido la postura (hasta la actualidad) de no variar el "statu quo" de la zona. Esta política de contentar a todos y a ninguno a la vez,  produce situaciones paradójicas como el hecho de utilizar las mismas bases turcas, aviones americanos y turcos; los primeros bombardean Irak para defender a los kurdos, los segundos (con material estadounidense y alemán) bombardean a "sus kurdos" en la misma zona.

            En el trasfondo de toda esta problemática encontramos el potencial petrolífero de la zona y su situación estratégica dentro de las rutas de oleoductos Oriente Medio-Mediterráneo. Actualmente a esto se le une su relación con la explotación de yacimientos petrolíferos del Mar Caspio, ya que por el Kurdistán turco pasaría la "ruta nº 5" patrocinada por EEUU y Turquía que uniría Bakú con Ceythan en la costa mediterránea de Turquía.[16]  

Para calibrar la importancia económica del Kurdistán imaginemos que se formara un estado kurdo que tuviera como fronteras las del "Kurdistán histórico", observaríamos que en su solar actualmente se produce el 100% del petróleo turco y sirio, el 74% iraquí y el 50% del iraní.

            Pero seamos justos, los mismos kurdos han participado en su desgracia histórica. El ensayo de autogobierno en el Kurdistán iraquí acabó a causa de las luchas de poder entre el PDK y el UPK ( en gran medida provocadas por el control del contrabando de petróleo en la frontera turco-iraquí).[17]

            La dependencia respecto a los caudillos militares y políticos (llaménse Barzani, Talabani u Ocalan) ha llevado a callejones sin salida de trágicas consecuencias.  En muchas ocasiones han disfrazado la lucha por sus propios intereses con la causa de un pueblo oprimido que pretendían salvar.

            En la coyuntura actual, con una inminente guerra en la zona (invasión de Irak) y con el consiguiente fin de la dictadura de Sadam Hussein, los kurdos tienen su enésima oportunidad para unirse y mejorar su situación.[18] Por otro lado, la postura de los EEUU y  Gran Bretaña parece de nuevo favorecerlos ya que en su campaña por acabar con el supuesto arsenal atómico y químico del dictador iraquí, ponen como ejemplo de la crueldad del régimen, el ataque químico de Sadam Hussein contra la población kurda en 1988, cuando han pasado ya más de quince años. Esto nos demuestra el grado de instrumentalización del problema kurdo, incluso en nuestro país, ya que los principales valedores de dicha causa son los partidos nacionalistas vascos, que utilizan la reivindicaciones kurdas como un paraguas para sus pretensiones políticas.

            Concluiremos con lo escrito por el periodista Tito Drago cuando se refiere a "un quinto mundo, el de las etnias sin estado, presentes en todos los continentes y reclamando su derecho a ser alguien en el concierto internacional".

Proyecto Clío           

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

 MARTORELL, M: Los kurdos: historia de una resistencia, Espasa-Calpe, Madrid, 1991

SAMMALI, J.: Ser kurdo, ¿es un delito?, Ed.. Txalaparte, Tafalla, 1999

BARAKAT, S: Las plumas; viaje sentimental al Kurdistán, Ediciones Libertarias, 1992.

INSTITUTO KURDO DE PARIS, Revista de Estudios Kurdos (Rue La Fayette, 106, 75010, París).



[1] AAVV, Anuario de los Temas 1993, Ed. Planeta, Barcelona, 1994, pág. 354

[2] MARTORELL, Manuel, “El pueblo del fuego”, La Aventura de la Historia, nº9, 1999, pág. 17

[3] Dentro de los kurdos apenas tiene fuerza algún tipo de fundamentalismo islámico (chiísmo o wahabismo). Esto parece demostrarlo cuando a finales de 2001, los grupos armados kurdos iraquíes se lanzaron a una ofensiva para desarticular a unas supuestas “bases terroristas” de Al Quaeda en el norte del país (aunque todo indica que fue más una operación de propaganda política ante occidente).

[4] Ver M. MARTORELL, "Alevíes: el muro de contención del integrismo", EL MUNDO, 18-3-1995

[5] Aunque también habría que destacar el papel de la mujer, que gozan de más libertad que en otras zonas de la región. ( M. EZQUERRO, " La lucha de las mujeres kurdas", EL MUNDO, 5-3-1995).

[6] Se ha llegado a decir que aquí se encuentran las raíces del flamenco

[7] Así lo ha puesto de relieve José U. MARTINEZ CARRERAS, El Mundo Arabe e Israel, Ed. Itsmo, Madrid, 1992, pág. 14. Una síntesis notable la encontramos en C., RUIZ "El reparto del Asia Otomana" en Cuadernos del mundo actual ( Historia 16), nº 14

[8] En el mundo de la izquierda turca de la década de los 70 como coletazos de la "revolución del 68" nació le germen del PKK y otros grupos de ultraizquierda como el maoísta TIKKO (Ejército de Liberación de los Campesinos y Trabajadores Turcos) que actualmente ha vuelto a actuar en el centro de Anatolia, relacionándose con los colectivos alevíes kurdos. Sin duda el nulo desarrollo de una democracia plena en Turquía ha favorecido la fosilización de la izquierda turca

[9] Una obra reveladora es VVAA, Después de la Tormenta. Las claves de la posguerra, Ed. B., Barcelona, 1991

[10] En el FNK convivieron, el nacionalismo "progresista" del PDK , el más radical del UPK (una suma de grupos minoritarios marxistas-leninistas y socialistas) con más apoyos que el anterior, y los minoritarios Partido Popular Democrático del Kurdistán (escisión "radical" del PDK), Partido Socialista del Kurdistán y el Partido Socialista Kurdo. Más que ideologías prevalecían el carisma de sus líderes.

[11] Una situación parecida, aunque mucho menor, a la Kosovo a partir de la intervención de la OTAN en 1999, a Timor Oriental (desde 1999 a 2002) y Afganistán tras la derrota de los talibán por los EEUU a finales de 2001.

[12] Ver M. MARTORELL, "Komando: la represión de élite", MAGANIZE EL MUNDO, 20-5-1995

[13] "La madre del Apocalipsis" en Historia 16, nº 181 (1991). En el mismo número se incluye S. MORENO " La tragedia kurda", pp. 18-26

[14] Y ya no sólo con los países árabes vecinos (Siria, Jordania, Líbano, Egipto o Irak), sino contra los palestinos de los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza desde la “Intifada” de septiembre de 2000.

[15] Reflexiones esclarecedoras la encontramos en artículos como los de Jean Daniel, " La insostenible supervivencia de un verdugo", EL PAIS, 6-9-1996 y Gemma Martín Muñoz " El embrollo iraquí", EL PAIS, 18-11-1998

[16] Más detalles en "El Caspio, recambio del Golfo Pérsico", EL PAIS (Negocios), 15-2-98 y "Caspio: esturiones y petróleo", EL PAIS, 6-10-98.

[17] Sobre el tema J. Valenzuela "En busca de Saladino", EL PAIS, 8-9-1996 y "Petróleo en la ruta de la seda", EL PAIS, 28-2-1995

[18] Parece que el PDK y el UPK tienen la intención de unirse para propiciar la futura caída del régimen de Bagdad cuando previsiblemente los EEUU ataquen Irak (“Los dos grupos kurdos iraquíes unen fuerzas frente a Bagdad”, EL PAIS, 3-10-2002)