José Antonio Hurtado García.
Hasta ahora la relación TyD _ TD _ Templum Domini _ Orden del Temple era una hipótesis mía basada en un plano medieval de la ciudad de Jerusalén que el gobierno de Israel reconoció como auténtico, donde se denominaba Templum Domini a la casa madre de la Orden en Jerusalén, hoy tengo nuevos datos que confirman dicha relación aunque la complican; voy a transcribir unas páginas de la obra "Los viajes de Sir John Mandeville" traducción y edición del manuscrito Cotton, que se conserva en la Biblioteca Británica, por Ana Pinto y editado por Cátedra. El manuscrito parece ser la traducción al inglés de la obra original en francés y está datado a finales del siglo XIV aunque sabemos que el original fue concluido en 1.356 y publicado casi inmediatamente.
En la página 125 se puede leer:
A ciento sesenta pasos de la iglesia del Sepulcro, en dirección este, está el Templum Domini [Templo del Señor]. Es un edificio muy hermoso, circular, alto, recubierto de plomo y muy bien pavimentado con mármol blanco. Pero los sarracenos no permiten que los cristianos ni los judíos entren allí, pues dicen que tan sucios pecadores no deberían entrar en un lugar tan santo.
En primer lugar, define perfectamente la situación de un edificio que es un lugar santo para los musulmanes, pero no es una mezquita y aunque aclara que el pavimento es blanco y que ellos están autorizados a entrar no da más señas interiores del edificio lo que permite dudar de la afirmación de que pudo visitarlo, y así un poco más adelante continúa:
En este Templum Domini [Templo del Señor] solía haber en otro tiempo clérigos regulares y un abad, al que todos sus clérigos obedecían. En este templo se hallaba Carlomagno cuando el ángel le trajo el prepucio de Nuestro Señor Jesucristo de cuando fue circuncidado. El Rey Carlos lo hizo llevar a París, a su capilla; luego a Poitiers, y después a Chartres.
La palabra clérigo no tenía el mismo significado en la Edad Media que en la actualidad, los clérigos eran personas cultas, letradas, eruditas, perteneciesen o no al servicio de la Iglesia, baste recordar el "mester de clerecía" al que pertenece por ejemplo el Infante Don Juan Manuel, gente de letras que cuidaba la prosa y sobre todo sabían (en román paladín, por supuesto) componer lírica según la "cuaderna vía" en contraposición a bates, barbos y juglares que componían sus odas y cánticos en lo que actualmente se llama "romance", generalmente octosílabo y de rima variada e incluso con versos libres. El problema reside en la palabra abad, que en el medievo era el superior de una abadía, pero dado que la traducción y edición está realizada por una experta filóloga podemos entender que se está refiriendo no a una abadía o monasterio en el sentido medieval del término si no a una "colegiata", a un conjunto de individuos que funcionan como un "colegio"; así que dejando a un lado la reliquia del "Santo Prepucio" en el Templun Domini, según el autor, existió una colegiatura de individuos con alto nivel cultural que tenían una especie de "decano" (por no utilizar el vocablo abad) que cumplía la función de ser el dirigente de dicho colegio, que se organizaba según una regla (de ahí el calificativo de los clérigos como regulares).
Por supuesto, nada impide interpretar que existía un monasterio de gente de Iglesia que seguía una regla y con un abad al frente, la única cuestión es por qué no hace el autor como en otras ocasiones y nos explica o la regla que seguían (San Agustín, San Benito o San Francisco) , aunque también es probable que trascurrido el tiempo nadie recordase como vestían aquellos monjes; la última mención al TD es la que sigue:
Muy cerca de ese templo, en dirección sur, se encuentra el templo de Salomón, que es un recinto muy hermoso y preciosamente emplazado. Fue en ese templo donde vivieron los Caballeros del Templo –los llamados Templarios–, y esa fue la casa madre de los Templarios y de su Orden. Y de la misma forma que allí vivían caballeros, así en el Templo Domini [Templo del Señor] vivían canónigos regulares.
Aquí es donde definitivamente rompe el enlace entre la Orden del Temple y TD, en este último vivían canónigos regulares, pero volviendo otra vez al significado de las palabras, en el Medievo canónigo era alguien que indefectiblemente pertenecía al Cabildo de una Catedral, en su acepción moderna podemos admitir que son miembros de una colegiata, de un organismo que funciona colegiadamente y con una regla tal y como antes he explicado.
Si en la Edad Media se admitían comunidades que funcionasen colegiadamente con una regla, ésta no era la de San Benito donde el abad tiene mando absoluto sobre la comunidad, y no hay que olvidar que la regla de San Benito era la del Cister que San Bernardo utilizó como fuente para los Caballeros de la Orden del Templo. La consecuencia no puede ser más rotunda, desde el primer momento que el autor nombra al "Templum Domini" lo hace deliberadamente para exponer al lector la diferencia radical de la gente que congregaba frente a la norma interna de la Orden Templaria, se puede siempre alegar aquello que decía "excusatio non petita, acusatio manifesta", pero eso no conduce a nada frente a la realidad de sus palabras, creo que es mucho mejor demostrar que el autor del libro es un cartógrafo que conoce perfectamente las fuentes cartográficas islámicas y que probablemente sea un judío mallorquín así que el objetivo de su publicación es la de orientar las "miradas" de la Cristiandad hacia el Oriente, prosiguiendo con la tradición generada con Marco Polo, y desviar la atención de lo que los mallorquines estaban realizando con base en las islas de Canaria, y en ese contexto es donde queda perfectamente inscrito el quiebro de desligar al "Templum Domini" de la Orden del Temple.
El autor, dice que su viaje duró 34 años, y fija el año de partida en el 1.322; sabemos que el viaje no fue real, que Jean de la Barbe recopiló información de diversas fuentes, y quizás alguna experiencia propia, y con ello confeccionó su narración, así que si puso la fecha de partida en ese año evidentemente fue por algo. En 1322 ya habían aparecido en Europa los portulanos de Visconte de 1.313, 1.318, 1.320 y 1.3211, donde no aparecen todavía las Islas de Canaria que harán su irrupción en el mundo de los portulanos con el de Angelino Dulcert en 1.339. ¿Qué sucesos pueden haber determinado la elección de 1.322 como año de partida?. Si suponemos que de la Barbe es francés Werner Keller nos da una respuesta bastante satisfactoria:
"A partir del año 1.322 sólo unos pocos judíos continuaron viviendo en Francia".2
Si consideramos que de la Barbe puede ser mallorquín, en 1.322 comienza la guerra por la conquista de Córcega donde el Reino de Mallorca se verá obligado a intervenir en apoyo del Reino de Aragón lo que originó un cambio en la fiscalidad de la islas, y aunque la mayoría de las naves fueron construidas en Mallorca las islas menores resultaron fuertemente resentidas por la elevación de tributos3.
Hay que reconocer que parece más impactante la primera causa, aunque si consideramos a un judío de una isla menor que ha tenido que acoger a parientes de Francia (no debemos de olvidar que los Reyes de Mallorca tenían el palacio en Motpellier), la situación familiar pudo ser bastante crítica.
Desde el punto de vista religioso nada existe en el libro que pueda hacernos pensar que el autor es de religión judía, incluso podría pensarse en todo lo contrario, pero también debemos de pensar que el libro de viajes no hubiese tenido el mismo éxito si el protagonista se hubiese declarado hebreo o de la religión mosaica, y el objetivo final de la narración, evidentemente logrado, era su difusión dentro de la Cristiandad hasta el último rincón de ella, así que el protagonista tenía que, necesariamente, ser cristiano.
"They were not, anyway, widely available in Medieval Europe until de translation of Ptolemy's Alamgest into Latin in the twelfth century and the Geography in the fiftennth."
Eso es lo que nos dice en su artículo "Medieval Mapaemundi" David Woodward, que la Geografía de Claudio Ptolomeo no se conoce en Europa hasta la traducción latina del siglo XV, por lo que resulta muy conveniente leer a Mandeville con calma:
"Todo esto yo lo he comprobado después de lo que he visto, pues he estado en Brabante y he observado en el astrolabio que la estrella llamada Tramontana está a cincuenta y tres grados de altura, mientras que en Alemania o Bohemia está un poco más lejos, a cincuenta y ocho grados; y más hacia el norte está a sesenta y dos grados y unos cuantos minutos de altura. Todo esto lo he visto reflejado en el astrolabio. Sabed que frente a la Estrella Tramontana se encuentra la otra estrella llamada Antártica, la que antes he mencionado. Estas dos estrellas no se mueven jamás y alrededor de ellas gira todo el firmamento, lo mismo que una rueda gira en tomo a su eje."
La relación con las fuentes árabes, que más adelante confirmaré, es evidente, ahí aparecen la Polar (a la que llama Tramontana según la denominación de los marinos mediterráneos) y la Cruz del Sur a la que llama Antártica, eso no lo toma de Ptolomeo pues en la época del alejandrino no existía la actual estrella Polar, que comienza a aparecer próxima al norte geográfico sobre el 400 d.C. La Antártida o Cruz del Sur la puede conocer únicamente por fuentes árabes ya que en esa época era desconocida en la Cristiandad, pero quiero recordar aquí que Ptolomeo fija el límite norte de le "eukumene" en el paralelo de la isla de Thule sobre los 63ºN, y Mandeville lo hace a los 62º y "unos pocos minutos", pero hay más:
Después fui a países meridionales, es decir, hacia el sur, y me di cuenta de que es en Libia donde primero se ve la Estrella Antártica; un poco más allá he comprobado que la estrella está más alta, de forma que en la Alta Libia se halla a una altura de dieciocho grados y unos cuantos minutos –sesenta minutos hacen un grado-.4
Exactamente el antiparalelo de Menroë que define Ptolomeo como límite sur de la "eukumene", y para acabar de despejar cualquier duda:
Debéis saber que, de acuerdo con la teoría de los antiguos sabios filósofos y astrónomos, ni nuestro país, ni Irlanda, ni Gales, ni Escocia, ni Noruega, ni ninguna de las islas de los alrededores están en la superficie de la tierra, tal como se constata en todos los libros de astronomía. Pues la superficie de la tierra está dividida en siete partes, de acuerdo con los siete planetas. Y esas partes son llamadas climas. Y esos países no se encuentran en los siete climas, pues están en el extremo oeste. Tampoco las islas de la India, que están en la parte opuesta a la nuestra, en el extremo este, están incluidas en los climas". Estos siete climas rodean el mundo..5
Ninguno de los países, o regiones, que él nombra, aparecen en la Geografía del alejandrino, por tanto Mandeville conoce esa obra que no llega a la Cristiandad hasta el siglo XV, la conoce por fuentes islámicas o hebraicas ya que si no bastase el detalle de las estrellas todavía resta:
Y aunque es posible circunnavegar el orbe entero, sin embargo, sólo uno entre mil sería capaz de volver al punto de origen, pues debido a la inmensidad de la tierra y del mar se pueden tomar miles y miles de rutas. Pero nadie sabría dar con la ruta acertada para volver al punto de origen, si no fuese por casualidad o por obra de la gracia de Dios, porque la tierra es muy grande; su circunferencia mide 20.425 millas, según la opinión de los sabios astrónomos del pasado, a los que no contradigo; pero a mí me parece, y lo digo con todo respeto, que la circunferencia es mayor.
El valor del perímetro de la circunferencia terrestre era de 20.420 millas de Alfagrano, con una equivalencia de 1.973,5 m para un grado que tuviese un valor de 59 y 2/3 minutos; ya se ve claramente de donde ha tomado Mandeville su valor, pero se calla todo el añadido de la milla de Alfagrano; ese es el valor que según los colombinistas toma Colón, para aplicar posteriormente la milla mediterránea de 1.450 metros.
Sir John de Mandeville tiene los conocimientos de los cartógrafos mallorquines, y hay que observar en el párrafo anterior como "desliza" el hecho de que para circunnavegar el mundo hay que conocer una ruta que le permita retornar al punto de origen, lo cual es falso, la ruta se puede ir trazando si uno conoce diariamente su posición con respecto al punto de partida, pero como la Cristiandad no conocía esa forma de control de la navegación, muy astutamente lo deja "en manos de Dios", y para desalentar más aún a probables navegantes dice que la circunferencia de la Tierra es mayor, cifrándola en "31.500 millas, millas de nuestro país", es decir millas francesas si suponemos que el autor nació en Lieja, o inglesas ya que la traducción se dirige al público inglés.
El proceso de cálculo que ofrece el libro es matemáticamente impecable, pero la trampa es evidente, deja pensar que el perímetro es de 20.425x1.450 millas (callando todo lo que he expuesto sobre la milla de Alfagrano) , mientras que él lo sitúa en 31.500 millas sin especificar claramente si habla de la milla francesa (como en otros lugares del texto), la inglesa o la mediterránea, pero suponiendo que fuese esta última ha incrementado la longitud de la circunferencia en 11.075 millas lo que supone un 154% , tratando de dejar muy clara la imposibilidad de la circunavegación.
Y mientras ocurre todo lo que él narra en su libro, los mallorquines arriban a Canarias y el 10 de agosto de 1.346 Jaume Ferré parte hacia el Río del Oro; los conocimientos de Ptolomeo, y de la cartografía árabe todavía se pueden constatar cuando el autor da el perímetro de las circunferencias en las cuales se inscriben las islas de Java y Ceilán6, no hay que olvidar que en esa época no se conocía el número "pi" y que la relación del perímetro de la circunferencia en una ecuación que la hace proporcional al radio era completamente desconocida (P=2_r) por lo que se trabajaba siempre con perímetros y mediante un procedimiento geométrico se trazaba la circunferencia. El error que comete Mandeville al calcular los radios en Km actuales con los perímetros en millas de 1.450 metros que proporciona, es inferior al 3%7, lo que significa que midió realmente las circunferencias sobre un mapa y mapas donde esté situada Java y Ceilán no han llegado hasta nosotros, y si existían pertenecían al mundo islámico que era el que conocía dicha zona.
Creo que he aportado los testimonios suficientes como para tomar muy en consideración el hecho de que Mandeville (o de la Barbe, autor del libro) haya sido en realidad un cartógrafo mallorquín y su obra, tal y como antes dije, una llamada de atención a la Cristiandad para que fije su atención en el Oriente y considere que la navegación por Occidente es imposible, y dentro de ese "imposible" debemos de situar esa relación entre "Templum Domini" y la Orden del Temple que él se empeña en negar lo que a la vista de lo expuesto, la consecuencia inmediata es que tal relación existió realmente y que TD o "Templum Domini" era totalmente equivalente al Temple.
Existe un último punto que podría colofón a lo expuesto. El autor de la obra es Jean de la Barbe, que todo el mundo traduce al castellano como Juan el Barbudo, pero ¿por qué se traduce al castellano?, llevémoslo al catalán: Joan Barberá y Barberá en catalán proviene de Barberanus, Barbarus: extranjero8. Por otro lado, el traductor al inglés (que algunos tratadistas identifican con el propio autor) es Jean d’OtreMouse, pero Otre Mouse, significa literalmente otro Mosa (río) y el Mosa nace con esa denominación, y próximo a una ciudad últimamente famosa (Maastrich) cambia su nombre por Maas, así que nace y es joven con una denominación cambiándola por otra al llegar al final de su camino, lo que da una imagen perfecta de Barberá-Mandeville.
Mandeville es Man de ville, y una ville es una ciudad pequeña (no llega a ser una city), y una ciudad pequeña puede ser una Ciudadela, curiosamente Ciudadela es una ciudad de Menorca y recibe ese nombre por la pequeña guarnición romana que allí existía. El silogismo parece redondo un extranjero en Lieja, que nace con un nombre en Ciudadella y muere como Mandeville.
La "joya" de la literatura medieval inglesa, sería entonces obra de un hebreo mallorquín, y como acabo de mostrar un tratado real de cartografía.
© 2001 José Antonio Hurtado García.