Los poetas suelen invocar a las musas para que les inspiren las palabras adecuadas y la distinción entre los hechos verdaderos y los falsos. A continuación ponemos varios ejemplos de ello. Los tres primeros pertenecen a la Iliada y a la Odisea, poemas griegos escritos en el siglo VIII a. C., que narran la Guerra de Troya (en la Iliada) y la vuelta de Ulises a su tierra después de esa guerra (en la Odisea). El cuarto y quinto texto están extraidos de la Teogonía de Hesíodo y los dos últimos pertenecen a la Eneida, obra escrita por el poeta romano Virgilio.
Homero, Iliada, 1, 1-7 La cólera canta, oh diosa, del Pélida Aquiles, maldita, que causó a lso aqueos incontables dolores, precipitó al Hades muchas valientes vidas de héroes y a ellos mismos los hizo presas para los perros y para todas las aves -y así se cumplía el plan de Zeus-, desde que por primera vez se separaron tras haber reñido el Atrida, soberano de hombres, y Aquiles, de la casta de Zeus Homero, Iliada, 2, 484-489 Homero, Odisea, 1, 1-3 Hesíodo, Teogonía, 104-115. Hesíodo, Teogonía, 1020-1021. Virgilio, Eneida, 1, 8-10. Virgilio, Eneida, 9, 77 ¿Qué dios -decidme, Musas- desvió de los teucros incendio tan atroz? |
Aránzazu Marín Alonso (Universidad de Zaragoza) Proyecto Clío |