Página de inicioLos sistemas de escritura de Grecia y Roma.

Por Roberto Lérida Lafarga

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I.- Introducción:  concepto y evolución de la escritura.

La escritura es un código de comunicación secundario en relación al lenguaje articulado, código primario al que pretende representar.  Por ello, su formación y desarrollo no puede ser independiente de la lengua que pretende representar ni arbitrario, pero del mismo modo que existen diversos tipos de lenguas, también hay distintos tipos de escritura, a veces tan independientes entre sí como las lenguas que representan.  Con todo, hay un elemento común a todos los sistemas de escritura:  su nacimiento tiene lugar en el seno de un pueblo o cultura cuando éste siente la necesidad de grabar en un soporte espacial duradero que permita la conservación de un mensaje o información.  Ello requiere dos elementos principalmente:

          a) que dicho pueblo haya alcanzado un grado de civilización suficientemente elevado para llevar a cabo dicho proceso de abstracción del código primario del lenguaje al secundario de la escritura; este proceso se da normalmente gracias a una monarquía o a una alta clase jerárquica que quiere dejar constancia en un primer instante de asuntos legales o administrativos y posteriormente honoríficos, y

          b) que dicho pueblo posea un elevado número de integrantes suficiente para que un mensaje oral ya no pueda alcanzar a todos ellos.

No obstante, aunque no se den ambos elementos conjuntamente, en todas las comunidades que han desarrollado un tipo de escritura, el proceso evolutivo de la misma ha seguido, a grandes rasgos, una serie de pasos, si bien en algunas civilizaciones no han sido llevados a sus últimas consecuencias, sino que se han quedado relegadas a unos de los pasos intermedios, como puede ser el chino, el japonés.  Los pasos pueden resumirse del siguiente modo.

1.º.- Escritura sintética pictográfica: 

Es la primera manifestación de expresión gráfica y se caracteriza porque cada signo del código gráfico -cada pictograma- es la traducción de una frase o de un enunciado completo, es decir, la imagen del objeto se expresa directamente a través de un signo.  La ventaja que este tipo de escritura presenta es que los textos podían ser leídos por personas que hablasen distintas lenguas, ya que los pictogramas nunca se refieren a la forma lingüística ni fonética de una lengua.  Sin embargo también tiene sus inconvenientes:  sólo permite la grafía de objetos concretos, por tanto, no grafiaba nociones abstractas.  Se ha denominado a esta etapas en algunas ocasiones como “precedente de la escritura” o “preescritura”.  Como ejemplo más rudimentario podríamos citar las pinturas rupestres:  lámina 1, pictograma procedente de Alaska indicando un aviso de caza. 

2.º.- Escritura sintética ideográfica:

Es la variante evolucionada de la pictográfica y se caracteriza porque cada signo -cada ideograma-, símbolo que representa una idea o imagen, representa una característica común a un conjunto de objetos, es decir, sigue representando ideas y no sonidos, si bien los ideogramas simbolizan o figuras concretas, como hasta entonces lo hacían los pictogramas, o nociones abstractas atribuídas a las diferentes grafías y así  solventan el problema de la otra escritura.  No obstante, presenta a grandes rasgos las mismas ventajas e inconvenientes que la escritura anterior.  Como ejemplo de esta escritura podemos citar la actual escritura china y japonesa y parte de la escritura jeroglífica egipcia:  lámina 2, Paleta de Narmer, de cuyos símbolos se supone que se está conmemorando la conquista del Delta del Nilo por Menes hacia el 3000 a. C.

3.º.- Escritura analítica fonética:

Es el gran paso dentro de la escritura que, no obstante, no todas las grandes culturas lo cumplen, como por ejemplo China y Japón con sus escrituras ideográficas.  No obstante la evolución de un tipo de escritura sintético a otro analítico es muy largo y supone la observación atenta del mecanismo de las palabras y de los sonidos en las distintas lenguas.  La característica principal de este tipo de escritura es el hecho de que el grafema ya no equivale a un objeto o idea, sino a un elemento lingüístico.  La ventaja que presenta es que con un inventario muy reducido y cerrado de grafías puede representarse un número ilimitado de palabras y mensajes lingüísticos, incluidas las nociones abstractas.

Pueden y suelen distinguirse dentro de las escritura fonética dos etapas que suponen dos tipos de escrituras distintas:

          a) escritura silábica o silabarios:  presentan un aspecto menos económico que la fase siguiente, ya que necesitan, al menos en un principio, tantos signos como posibilidades de combinación vocal sola o consonante-vocal (o consonante-consonante vocal, pero nunca existen combinaciones en las que una o más consonantes quedan en posición trabada –la sílaba trabada presenta una consonante al final de la misma, mientras que la sílaba abierta acaba en vocal-, o lo que es lo mismo, las sílabas reflejadas gráficamente siempre son abiertas), es decir, cada signo representa una sílaba según los cortes silábicos que aparezcan en cada lengua,

          b) escritura fonética propiamente dicha o alfabetos:  presentan el aspecto más económico de todos los sistemas de escritura, ya que el inventario de signos suele ser igual o muy aproximado al número de fonemas que existen en las distintas lenguas; con todo pueden tener dos variedades:

                     - alfabetos que no anotan las vocales, como los semíticos, en lenguas donde las palabras adquieren vocales de uno u otro timbre en función de su morfología y utilización del lenguaje,

                     - alfabetos que anotan también las vocales, como el griego, el latino, el cirílico, el ogámico, el armenio, etc.

II.- Las escrituras prealfabéticas de Grecia

Grecia no iba a ser menos que otras culturas en cuanto a su producción gráfica y a lo largo de su historia en el segundo milenio a. C. sobre todo desarrolló diversos tipos de escritura que a continuación van a detallarse (para la historia de Grecia antes de la época arcaica se puede consultar el artículo “Civilización en el Egeo” en http://clio.rediris.es/numero007.html ).

1.º.- Escritura pictográfica -2000-1650 a. C.-:

En 1890 sir Arthur Evans, al reflexionar sobre la estructura económica del recién descubierto reino micénico, pensó que era necesario un sistema de escritura que sirviera al menos para llevar la contabilidad del palacio, o lo que es lo mismo, que los habitantes de Micenas sabían escribir.  En 1900 se dedicó a excavar en Creta a la búsqueda y descubrimiento de inscripciones y encontró tablillas datables en unas fechas muy anteriores a la cultura micénica, pertenecientes a una cultura cretense, la minoica, avanzada y más antigua que la griega.  De los descubrimientos epigráficos que hizo Evans en Creta se pueden diferenciar tres fases de escritura:  ésta minoica (catalogada generalmente como jeroglífica), el Lineal A y el Lineal B (cf. infra para estas dos últimas).

Esta fase minoica va del 2000 al 1650 a. C. aproximadamente y se considera que es una escritura en signos pictográficos ya que se representan generalmente objetos identificables (cabeza, mano, animal, etc...) en sellos de piedra y de arcilla:  lámina 3,  tablilla en escritura jeroglífica.  Dada la escasez de materiales es difícil su desciframiento (lo que sí resulta evidente es que la lengua allí reflejada no es una lengua griega), si bien el parecido y parentesco gráfico con la fase siguiente resulta bastante evidente.

2.º.- Escritura ideográfica:  Lineal A -1750-1450 a. C:

Esta segunda fase se caracteriza por la reducción a trazos simples de los pictogramas de la fase anterior.  Su dirección es de izquierda a derecha y sólo se han encontrado restos en Creta y no fuera de ella.  Los objetos en que están escritas las inscripciones son de piedra y bronce, si bien las más abundantes lo están en tablillas de arcilla.  Son contemporáneas a las primitivas manifestaciones jeroglíficas fenicias y parecen ser listas de productos agrícolas.

Parece perderse allá el 1450, si bien la fecha de sustitución de esta fase por el Lineal B es difícil de delimitar, ya que sólo se ha hallado esta escritura en un palacio del minoico reciente; parece ser que no anota una lengua griega:  láminas 4 y 4 bis, tablillas de Lineal A.

3.º.- Escritura silábica:  Lineal B -1400-1200a. C.-:

Evans la consideró como una escritura palaciega más elaborada que el Lineal A, desarrollada por los escribas de Cnossos.  Al parecer, el Lineal B pasaría a Grecia desde Creta tras las incursiones micénicas en la isla, de ahí que se encuentren restos en Creta, pero también en Pilos, Micenas y Argos.  Las inscripciones aparecen mayoritariamente en tablilas de cerámica o arcilla -algunas de ellas conservadas al cocerse en los incendios de palacio, como en Cnossos.

Se sospecha que las modificaciones que ha sufrido respecto al Lineal A pueden ser fruto de la adaptación de tal escritura a la lengua griega.  Su desciframiento como lengua griega fue obra de los británicos Michael Ventris y John Chadwick, que diferenciaron en un principio 87 signos con valores fonéticos silábicos -algunos aumentan la cuenta hasta 91 -, distinguiendo 59 signos fundamentales y signos accesorios o dobletes especializados, signos complejos y signos numéricos:  láminas 5 y 5 bis:  tablas de signos del Lineal B, la primera de Chadwick y la segunda de Rupérez y láminas 6, 6 bis, 6 ter y 6 cua, tablillas de Lineal B).

Rix indica las condiciones particulares de representación de la lengua griega por parte de los silabarios:  en él aparecen vocales de apoyo no marcadas lingüísticamente y fonemas suprimidos gráficamente, lo que hacen ambigua la escritura.  Indica igualmente que los silabarios chipriota y Lineal B proceden de un silabario anterior a la llegada de los griegos al que denomina aqueo, al que pertenecerían también el Lineal A y la escritura chipriota del segundo milenio, si bien el modelo de ellos no está bien delimitado ni descifrado.  Las reglas particulares (válidas también para el silabario chipriota) son:  cada grafema corresponde a una sílaba abierta (Consonante + Vocal o Vocal sola y a veces dos Consonantes iniciales + Vocal); la frontera silábica se marca por un punto o guión, salvo en monosílabos o palabras de unión estrecha (preposición y régimen); la geminación, vocales largas, aspiradas (salvo /ha/ en Lineal B), posición del acento y entonación no se marcan; la oposición consonántica sorda/sonora/aspirada no suele hacerse y un único grafema vale para los tres (el Lineal B tiene no obstante una serie especial para las dentales sonoras); no hay oposición entre los fonemas /r/ y /l/ y la -i- de diptongos no se marca, frente a los sonidos labiovelares (/kw/, /gw/ /khw/) que sí son diferenciados (éstas tres últimas sólo en Lineal B); por último, consonante en sílaba trabada o no se anota o adquiere una vocal de apoyo para convertirse en sílaba abierta.

4.º.- El disco de Festos:

Es un disco plano de arcilla cocida con texto en espiral en ambas caras desde el borde exterior hacia el centro.  Fue encontrado en Festos, Creta, de ahí el nombre.  En él aparecen dibujados 45 signos pictóricos.

Lo característico del disco es que cada signo se inscribía por separado en la arcilla blanda mediante la utilización de tipos, es decir, que para cada signo se utilizaba una especie de sello que se grababa en la arcilla tierna antes de su cocción; no es lógico que el juego de, al menos, 45 tipos fuera preparado para un único disco, sin embargo por ahora es el único que se conserva con estas características en todo el mundo antiguo:  lámina 7, disco de Festos.

Se ha intentado descifrar y comparar con otros tipos de escritura jeroglífica de Grecia, Anatolia, Egipto y Oriente Próximo, pero su exclusividad ha hecho baldío todo intento, así como el de su datación.

Fuera del ámbito exclusivamente geográfico de Grecia también se han encontrado dos tipos de escrituras interesantes relacionadas con las escrituras prealfabéticas griegas, precisamente en una zona de civilización griega desde antaño, en Chipre:

5.º.- Escritura pictográfica chipriota -1500-1200 a C.-:

Desde 1957 han sido hallados en Chipre fragmentos de tablillas y tablillas completas de arcilla en una escritura pictográfica datable en fechas más antiguas que el Lineal B.  Ésta presenta signos diferentes de las demás escrituras minoicas, aunque muestra alguna afinidad con el Lineal A:  los signos más sencillos son casi idénticos, pero los más complejos presentan profundas transformaciones.

La posible razón de esto es que, mientras en Creta y Grecia se escribía en arcilla, pero también con pluma y pincel sobre el papiro, en Chipre sólo se escribía sobre arcilla con punzón romo y grueso para escribir más rápido y reduciendo así el tamaño de los caracteres.  Las tablillas eran además cocidas como las de Oriente Próximo, no así en Grecia.  No están descifradas y a falta de más textos esta labor parece harto compleja y poco factible, si bien lo más plausible es que no grafía una lengua griega.

6.º.- Escritura silábica chipriota -600-200 a. C.:

Fue descifrada en 1870 por Georg Smith gracias a bilingües fenicio-chipriotas y a la escritura y alfabeto griegos de los que ya es contemporánea, si bien algunas inscripciones están en una lengua aborigen todavía no descifrada denominada eteochipriota (cf. supra , Lineal B).

Cada signo representa una sílaba y posee sólo 54 que, no obstante, son insuficientes para anotar la fonética griega, por ejemplo hay un mismo grafema para los sonidos /k/, /g/ y /kh/, para /p/, /b/ y /ph/, y para /t/, /d/ y /th/, al tiempo que no presenta grupos de consonantes finales ni sílabas trabadas grafías:. láminas 8 y 9, tabla de escritura minoica Lineal A y chipriota que da Brandenstein y el cuadro con los signos del silabario chipriota que da Chadwick.

Está claramente relacionada con el Lineal B -parece que fue llevada a la isla allá el 1000 a. C. con la colonización doria (lámina 10, comparación de signos de Lineal B y chipriota de Chadwick)-, si bien actualmente se piensa que tres cuartos de las similitudes encontradas entre ambos son conjeturas erróneas y se piensa que es evolución chipriota del Lineal A llevado a la isla anteriormente mediante la reducción del número de signos y modificación de otros.

III.- La escritura alfabética en Grecia.  Los sistemas alfabéticos griegos:  origen, estructura y valores grafomáticos y fonemáticos.

Tras la caída de la cultura micénica el arte de la escritura desapareció por completo en el ámbito heleno.  La última etapa, el Lineal B, tampoco había tenido una gran difusión en el mundo griego, ya que, como algunos piensan, era una escritura de palacios.

Una vez superada la etapa de los Siglos Oscuros, vuelve a resurgir en Grecia la escritura, pero esta vez en una fase más avanzada que en épocas anteriores:  apareció el alfabeto -o mejor dicho, los alfabetos-, derivados, eso sí, no de las otras escrituras griegas, sino adaptado y adoptado del alfabeto fenicio.  Veamos cómo.

1.º.- Origen del alfabeto griego:  el alfabeto fenicio:

El alefato fenicio servía para anotar el denominado fenicio, lengua semítica, y tradicionalmente se le divide en tres etapas:  antiguo, reciente y púnico; de una de ellas, del antiguo, se derivan los alfabetos griegos, si bien el fenicio antiguo consta de tres variedades bien diferenciadas:  la del rey Eliba'al hacia el 900 a. C.(E en el cuadro de Brandenstein), la de Samaria hacia el 865 (S en dicho cuadro) y finalmente la del rey Mesa hacia el 842 (M en dicho cuadro); láminas 11 y 11 bis, cuadro de alfabetos fenicios y griegos de Brandenstein y el cuadro simplificado de dialectos de Pauly-Wissowa (donde se recogen los alfabetos fenicio, griego arcaico, griego-oriental, griego clásico, griego-occidental, protoitálico, etrusco, latín arcaico y latín clásico).

La tradición dice que Cadmo, gracias a sus conexiones con los fenicios, importó tal sistema de escritura al mundo griego.  Parece más verosímil, por el contrario, que, debido a que desde el inicio de la transmisión alfabética en Grecia -siglo VIII a. C.- los distintos territorios y dialectos presentan formas de alfabetos diferenciadas entre sí, la introducción del alfabeto en toda Grecia fue un fenómeno paulatino y progresivo en el que cada territorio hizo la adopción y adaptación como pudo, al tiempo que se alude a distintos contactos con los fenicios y no uno solo.  Indudablemente fue gracias al comercio que los griegos se dieron cuenta de la utilidad del sistema de escritura fenicio e, impresionados por éste, emprendieron una adopción e introducción del mismo en sus lugares de origen.

a) El alefato fenicio:

El primitivo alefato fenicio consta de veintidós grafías.  Este alefato fenicio, como los demás sistemas semíticos de escritura fonética, tenía la desventaja de que no representaba ninguna vocal, dado que el fenicio es una lengua cuya estructura vocálica viene dada por la utilización morfológica de la palabra, es decir, adoptan vocales de un timbre u otro según la formación de la palabra en la frase.  Esto supone una gran desventaja, o mejor dicho, un gran problema para la adopción del alfabeto por parte de los griegos:  lámina 12, el alefato fenicio y lámina 11, la tabla comparativa de Brandenstein.  Como podrá observarse, algunas grafías presentan una orientación y una definición de sus rasgos distintas a las que actualmente estamos acostumbrados; ello se debe en parte al sentido en que se escribía (cf. infra), al material con el que se escribía y al material sobre el que se escribía, de manera que el alef, por ejemplo, sufre un giro de noventa grados para convertirse en la alfa mayúscula y la posterior a mayúscula.

b) Transición del alefato fenicio al griego:

El alefato fenicio, para la adaptación a una lengua como el griego, debió sufrir transformaciones muy importantes, pues, si bien es su base, los problemas fonéticos derivados de su diferente origen lingüístico se pusieron de manifiesto en estos fenómenos, paralelamente a la adaptación de los nombres de las letras a la fonética del griego:

                     - las vocales:  aunque el fenicio no anotaba vocales, poseía cinco grafías que anotaban sonidos semivocálicos que a oídos de un griego podían llegar a sonar como verdaderas vocales, ya que también podían tener en fenicio realizaciones plenamente vocálicas; estas grafías eran  alef, he, jod, hajin y waw, además las veintidós consonantes y semiconsonantes del alefato fenicio (lámina 12, cuadro del alefato fenicio) resultaban excesivas para el número de consonantes y semivocales del griego.  El cambio se expone en la lámina 13, cuadro de transformación en vocales.  Como explicación del mismo hay que indicar que la grafía original de waw se conservó en la hípsilon, pero el nombre original de la letra se utilizó con la wau semivocálica.

                        - las silbantes:  el fenicio presenta cuatro grafías para cuatro silbantes distintas:  zájin, samek, sade y shin (lámina 12, cuadro del alefato fenicio); sin embargo el griego poseía a lo sumo dos silbantes:  /s/ sorda y /z/ sonora; por tanto, se debía reducir la diversidad de silbantes, como se indica en la lámina 14, cuadro de transformación de las silbantes.

La sigma se explica como un giro de noventa grados de shin, si bien algunos pocos alfabetos griegos mantienen una forma inversa de shin para la sigma.  No obstante, shin se impuso sobre sade y, como sigma, acabó por ser utilizada en todos los alfabetos (cf. infra, los alfabetos epicóricos, láminas 15, 16 y 17, mapa de Kirchoff, su explicación y el cuadro de las grafías diferenciadas de los alfabetos epicóricos, respectivamente).

                     - las aspiradas:  el griego poseía oclusivas aspiradas, frente al fenicio que no las tenía (láminas 11 y 11 bis, cuadro comparativos de alfabetos y lámina 17, cuadro de las grafías diferenciadas de los alfabetos epicóricos); para resolver tal anomalía se recurrió a diversas maneras de anotación para los sonidos /ph/ y /kh/ que ya se verán en los alfabetos epicóricos, pues son la causa de sus diferencias, mientras que para /th/ se utilizó la grafía de tet, correspondiente al sonido de una /t/ enfática y que podría resultar similar al sonido griego /th/:  en el trasvase la letra adquirió un nuevo nombre:  tet (/t/ enfática) > theta (/th/).  [Como nota indicar que lo que nosotros leemos en español como ceta (theta> ceta) por la propia evolución fonética interna del español, si bien en griego era la grafía para un sonido /th/ semejante al del inglés en palabras como think, mientras que la Z la denominamos dseta porque en griego esta grafía que representa al sonido /z/ evolucionó o en algún momento representó el sonido /dz/, siendo ésta última la base de nuestra letra z.

2.º.- Los alfabetos epicóricos:

Desde la aparición en Grecia en el siglo VIII a. C. de la escritura alfabética hasta el alfabeto griego clásico que nosotros conocemos han transcurrido muchos siglos:  las minúsculas y los signos de puntuación y ortográficos se empezaron a originar en época alejandrina y se consolidaron en época bizantina, en la época de transmisión textual por medio del papel y pergamino, no ya en papiros, hasta entrada la Edad Media, siglo IX; igualmente Grecia no posee un único alfabeto común hasta los siglos IV-III a. C. con la implantación del alfabeto milesio o jónico (el alfabeto mayúsculo por todos conocido hasta hoy), por parte de la administración, en todo el ámbito de civilización griega mediante el fenómeno llamado metacharakterismós, es decir, el cambio de los caracteres gráficos utilizados por los diversos territorios y la adopción del alfabeto milesio.

Pues bien, hasta entonces cada territorio -e incluso cada ciudad o polis en algunos casos- poseía un alfabeto propio, un alfabeto local, un alfabeto epichorikós, que no fueron clasificados y sistematizados hasta el siglo pasado por Kirchoff.

Este estudioso clasificó los alfabetos en tres tipos, atribuyéndoles a cada uno un color y distribuyéndolos geográficamente:  láminas 15 y 16, mapa de Kirchoff y su expicación [la traducción al castellano del título del mapa sería Panorama del área de distribución de los antiguos alfabetos griegos]; para algún curioso del tema, Kirchoff da al final del libro dos extensos cuadros de todos los alfabetos estudiados, grafía por grafía; además véase la lámina 17, grafías diferenciadoras de los alfabetos epicóricos y las láminas 11 y 11 bis, tablas comparativas de Brandenstein y Pauly-Wissowa:

          a) alfabetos verdes o del sur:  se localizan en Creta, Tera y Melos; son los más arcaicos de todos y sus características principales son que las grafías de las aspiradas /ph/y /kh/ y las de los grupos /ps/y /ks/ son dobles (cf. infra, diferencias; también puede verse en los cuadros de alfabetos de las láminas 11 y 11 bis, reproducidos así:  alfabeto v. en el cuadro de Brandenstein y Archaisch Griechisch (alfabeto griego arcaico) del cuadro de Pauly-Wissowa);

          b) alfabetos rojos u occidentales:  se localizan en casi todo el Peloponeso, Eubea, casi toda Grecia central, Licia, Tesalia, Cefalenia, Italia y casi toda Sicilia; presenta unas 15 variedades internas en función de las formas de las letras primordialmente y son más evolucionados; sus características son las distintas grafías para los mismos sonidos que en los verdes (en los cuadros de las láminas 11 y 11 bis es alfabeto r. de Brandenstein y Westgriech (griego-occidental) de Pauly-Wissowa);

          c) alfabetos azules u orientales:  son los más evolucionados y presentan como características la grafías especiales de /ph/ y /kh/, aquí Kirchoff diferencia dos subgrupos:

                     - alfabetos azules claros:  llamados también áticos, se localizan en el Ática, Naxos, Ceos, Paros, Delos, Tasos, Salamina y Egina; su característica es la grafía doble para /ks/ y /ps/ (en los cuadros de las láminas 11 y 11 bis es alfabeto ac. de Brandenstein y Ostgriechisch Athen (griego oriental Atenas) de Pauly-Wissowa) y

                     - alfabetos azules oscuros:  llamados también jónicos y entre los cuales se encuentra el milesio, el alfabeto clásico; poseen 25 variedades internas en función de la forma de las letras; se localizan en Asia Menor, Chipre, Macedonia, Corcira, Argos, Corinto, Rodas, Amorgos, Samos, Quíos, Bizancio, Léucade, Anactorión, Siracusa, Selinunte, Acras, Fliunte, Sición, etc... (en los cuadros de las láminas 11 y 11 bis es alfabeto ao. de Brandenstein y Ostgriechisch Milet (griego oriental Mileto) de Pauly-Wissowa)

Para establecer las diferencias entre los dialectos (lámina 17, cuadro de las grafías diferenciadas de los alfabetos epicóricos), Kirchoff y, posteriormente, los demás estudiosos acuden primordialmente a dos puntos de diferenciación (respecto a las silbantes, como se ha dicho arriba, son motivo de diferenciación de algunos dialectos occidentales sobre todo de diferenciación interna dentro de este grupo, pero no son la diferencia básica y crucial de los tres grupos):

          a) la grafía de las aspiradas: 

Las grafías de /ph/ y /kh/ (para /th/ cf. supra, transición del fenicio al griego) fueron un problema para el griego, ya que el fenicio no tenía grafías equivalentes; el griego por tanto se las tuvo que ingeniar para anotarlas y tuvo dos opciones:

                     - grafias dobles:  estos sonidos aspirados se consideraban como oclusiva + aspirada y entonces a la sorda oclusiva correspondiente se le añadía el signo de aspiración H (heta aspirada):  /ph/ > PH (pi + heta) y /kh/ > KH (kappa + heta), evidentemente sólo posible en dialectos no psilóticos que mantenían H como aspiración y no como vocal de timbre /e/ larga (eta); sólo se da en los alfabetos del sur o verdes; (se denomina psilótico al alfabeto carente de aspiración);

                     - crear una grafía nueva o tomar una desechada del fenicio:  esto hacen los otros dos grupos, pero de modo distinto:  para /ph/ azules y rojos tomaron una grafía denominada fi, innovación del griego, pero para /kh/ se produjo la discordia:  los azules crearon una grafía denominada ji, mientras que los rojos tomaron la psi que nosotros conocemos del alfabeto clásico.

          b) la grafía de los grupos /ps/ y /ks/:

Estos grupos /ps/ y /ks/ eran estables en griego; no se sabe el porqué ni es este el caso ni el lugar apropiado para discutir esta cuestión, los griegos dieron en un momento dado una única grafía a estos grupos por considerarlos un único fonema, con lo que se produjo una diferenciación entre alfabetos:

                     - mantenimiento de grafía doble:  se encuentra en los más arcaicos, los alfabetos verdes, y además en los azules claros:  para /ps/ hay una grafía pi + sigma -e incluso fi + sigma en los azules claros- y para /ks/ kappa + sigma -e incluso ji + sigma en los azules claros-;

                     - creación de una grafía nueva o una desechada del fenicio:  los alfabetos azules para el grupo /ps/ adoptaron la letra que denominaron psi y tomaron la desechada samek para anotar el grupo /ks/, bajo el nombre de xi, mientras que los alfabetos rojos para el grupo /ps/ tomaron una grafía nueva, una especie de aspa atravesada verticalmente y, al tener ocupados algunos de estos alfabetos la samek para grafiar el sonido de /z/ sonora, tomaron la grafía de la ji del alfabeto clásico para el grupo /ks/.  Para una aclaración gráfica de conjunto, véase la lámina 17, cuadro de grafías diferenciadas de los alfabetos epicóricos.

3.º.- El alfabeto griego clásico:

El alfabeto clásico griego que nosotros estudiamos y conocemos es un alfabeto azul oscuro procedente del Asia Menor y de una zona de habla jonia:  Mileto, que además pertenece al ámbito jónico psilótico, es decir, que no pronuncia la aspiración y, por tanto, H perdió su valor como tal y adoptó uno nuevo, tal y como a continuación se va a explicar; lámina 18, cuadro del alfabeto clásico o milesio.

En cuanto al nombre de las letras respecto a las fenicias, el griego modificá algunas (la regla es que, en un sistema de escritura fonética, cada grafía es un acróstico, es decir, que cada nombre de letra ha de comenzar con el sonido de la letra a la que nombra):

                        - he fenicia pasó a E griega, que se llamó en época bizantina épsilon (é psilón) para diferenciarla del diptongo AI (/ai/) que por aquel entonces se pronunciaba ya igual que E (épsilon significaría algo así como letra e carente de más grafía),

                        - zájin cambió su nombre por ceta (recuérdese que en castellano llamamos a esta letra griega dceta) por influencia de eta y theta (recuérdese que nombre en castellano para esta letra griega es ceta),

          - heta (leída /heta/ con /h/ aspirada como la del inglés en palabras como house) cuando pasó de ser marca de aspiración a ser marca de vocal de timbre e larga /e/ se denominó eta (leída ahora ya /eta/).

          - samek cambió su nombre en cada alfabeto según que uso adquiría:  en el alfabeto milesio y clásico se denomina xi porque anota el sonido /ks/ (evidentemente es el antecedente de la equis del alfabeto latino),

          - ayn cambió su nombre porque era un espíritu áspero, una aspiración, y, por tanto, no empezaba por una vocal de timbre o breve /o/.  La grafía griega entonces pasó a llamarse ómicron (ó mikrón) y grafiaba una /o/ breve por oposición a omega (ó méga) que grafiaba una /o/ larga.

Algunas grafías fenicias adoptadas por el griego dejaron de ser utilizadas en algunos dialectos y sobre todo por el milesio, lo que hizo que, cuando éste se impuso, dejaran de usarse o se utilizaran para numerales; tal es el caso de la kof que pasó de anotar el sonido /k/ ante /a/ y /o/ a anotar el numeral 90; la waw que de anotar la u semivocálica /w/ anota el numeral 6; el sampi (su nombre proviene de la expresión griega osan pi, que significaría que es una letra semejante a una pi) anota el numeral 900 y no anotó letra alguna (novedad griega).

Todos los alfabetos se escriben con caracteres mayúsculos, pues las minúsculas son fruto de la tradición manuscrita bizantina medieval y de la transmisión de la cultura griega en papel y pergamino, no ya en papiro; en la lámina 11 bis, el cuadro de Pauly-Wissowa se puede comprobar.

Por otro lado, en lo que podríamos denominar ocupación del espacio físico de la escritura, lo normal es que la escritura sea scriptio continua, es decir, que no haya separación entre palabras; por ejemplo, las láminas 19 y 19 bis, inscripción de Apella y lista de Efebos, ambas además en escritura dextrorsum.  En cuantro a la dirección de la escritura, en una primera etapa el alfabeto griego (también el etrusco y el latino) se escribía de derecha a izquierda, como herencia de los alfabetos los semíticos; es la llamada escritura sinistrorsum; como ejemplo, lámina 20, inscripción etrusca donde se lee MI AVELES SIPANAS, “soy de Aulo Sipana”.  Posteriormente, todavía en época incipiente, se introdujo la escritura denominada en boustrofedon, es decir, escribir en el sentido en que ara un arado tirado por bueyes, primero de izquierda a derecha -o viceversa- y la siguiente línea de derecha a izquierda y así sucesivamente (ambas duraron en algunos dialectos y alfabetos hasta entrado en los siglos VI y V a. C.); por ejemplo, la lámina 21, vaso de perfume etrusco de Vulci con inscripción que dice HEPHMASUVESALEVAR.  Por último, el alfabeto griego cambió la orientación de la escritura y acabó escribiéndose de izquierda a derecha -escritura dextrorsum-, posiblemente porque era más útil al no arrastrar la mano sobre lo escrito como sucedía antes y porque permitía ver lo que ya se había escrito si que lo taparan el brazo o la mano (téngase en cuenta que hay mayor población diestra que zurda).

El cambio de orientación en el sentido de la escritura dio lugar a que las letras pudieran sufrir modificaciones:  letras como tau, ómicron, omega, ceta y eta por ejemplo, al ser simétricas, no variaban su forma, pero otras como beta, épsilon, gamma, kappa y ro se escribían originariamente con las panzas y trazos cortos en sentido contrario al que ahora conocemos.

IV.- La adopción del alfabeto por Roma:  el alfabeto etrusco y el alfabeto (abecedario) latino.

1.º.- Los alfabetos itálicos

Autores como Pisani, Conway y Devoto plantean una línea de sucesión alfabética así, tal y como aparece en la lámina 22, cuadro de parentesco de los alfabetos de Pulgram (complétese la idea gráfica que da dicho cuadro con la tabla de los dialectos del Pauly-Wissowa en la lámina 11 bis):  es decir, que los alfabetos escritos por los pueblos habitantes de la península Itálica y de Sicilia provenían de alfabetos griego-occidentales (cf. supra), si bien se dispersan en variedades diferentes entre sí.

En primer lugar hay que aclarar la cuestión del etrusco, del que parece ser que es deudor el alfabeto latino.  El etrusco como lengua se hablaba en épocas cercanas al siglo VIII a. C. en casi toda la península Itálica, si bien en algunas regiones se encontraba mezclado con otras lenguas:  digamos que el etrusco propiamente dicho es el de Etruria, mientras que el de Campania o el de regiones como el Lazio (donde está Roma) no es tan autóctono y convive con otras lenguas.  Hacer una historia del etrusco es una tarea harto complicada, así como la del alfabeto etrusco; a continuación nos dedicaremos a describir el alfabeto etrusco más extendido sin entrar en disputas internas del mismo, para demostrar que la adopción del alfabeto por Roma se hizo no directamente de los griegos, sino a partir de los etruscos.  No obstante, la teoría del alfabeto etrusco como origen del latino también se pone en duda en la actualidad.

2.º.- El alfabeto etrusco:

El alfabeto es la aportación más decisiva de los griegos de occidente sobre los etruscos.  Es en el transcurso del siglo VII a. C. cuando lo adoptaron, si bien no se sabe cuándo, cómo, ni el proceso sufrido por éste hasta su consolidación en Etruria.  La causa más válida de adopción es la misma que la de los griegos :  el contacto con comerciantes y la necesidad de llevar cuentas y transacciones les llevaron a su uso.

Si bien el etrusco no está descifrado, sí sabemos leerlo por su similitud con los alfabetos griegos y latino.

En un principio la extensión del hábito de la escritura fue muy lento, como lo constata el hecho de que se encuentren conservadas testimonios como la tablilla de marfil de Marsiliana d'Albegna, cuya reproducción aparece en las láminas 23 y 23 bis, donde en el marco de la misma -dentro se escribía sobre cera- aparece grabado el alfabeto para recordatorio del secretario o contable aprendiz de las letras y números (al lado de la tablilla aparece un punzón, como instrumento de escritura).  Respecto a la dirección y sentido de la escritura, cf. alfabeto clásico griego.

El alfabeto clásico etrusco presenta veintiséis grafías para veintidós sonidos que parece tener el etrusco; de estas grafías cuatro son inútiles:  las grafías B, D (apenas hay en etrusco), la correspondiente a la samek fenicia y O (en etrusco o y u son una misma vocal o no se diferenciaban originariamente) no se empleaban; al mismo tiempo para la /s/ tiene dos grafías, las correspondientes a las grafías fenicias de shin y sade (posiblemente tenía dos /s/ diferenciadas); igualmente para el sonido /k/ hay tres grafías:  la equivalente a la gamma griega ante  vocales de timbre /e/ e /i/, K ante /a/ y la equivalente a la kof fenicia ante /o/ o /u/.

Además el etrusco añadió alguna grafía que no aparece en griego:  una grafía semejante a la de nuestro número ocho (8) para anotar el sonido /f/ usada por los lidios y etruscos, pero no en Grecia.  El alfabeto aparece recogido en la lámina 24, cuadro del alfabeto etrusco.  Véanse también las láminas 20, 21, 23 y 23 bis, con inscripciones etruscas.

3.º.- El alfabeto latino:

Lo adoptó del griego a través del etrusco; los parecidos son llamativos respecto al etrusco:  posee tres grafías para sonidos /k/:  K -apenas usado en latín clásico, sí en el arcaico-, C -ante las vocales /e/ e /i/ en un principio, posteriormente ante cualquier vocal salvo /u/- y Q -ante /u/-; la posible pronunciación africada de la waw o digamma hizo que los latinos la confundieran con el sonido de la /f/ y grafió, por tanto, tal sonido y no la u semivocálica /w/, si bien en Preneste parece haber grafías FH para F; la S del latín es la shin fenicia y sh /sh/ etrusca -no la sade fenicia-; H con valor de aspiración se mantuvo en latín, a pesar de que esta lengua no tiene aspiración, por carácter etimológico (originariamente las palabras griegas con aspiración se transcribían sin la H –ampulla < del griego ámphora-, pero en época clásica, por conocimiento del griego y etimología se reintrodujeron las H como signo de aspiración en griego:  machina).

No obstante hay estudiosos que creen que los romanos también pudieron adoptar su sistema de escritura directamente del griego, más precisamente de los de Cumas, griegos de origen calcídico –griegos que a su vez eran de origen euboico- que tenían un alfabeto occidental; para esta teoría se toma como punto de partida, entre otros, el hecho de que en los alfabetos occidentales griegos la grafía para el sonido /ks/ es X, frente a los alfabetos orientales donde la grafía es la letra griega xi del alfabeto clásico.

Las novedades del alfabeto latino son:  creación de la G para sonidos /g/ para distinguirla de la grafía C -procedente de la gamma griega y que anotaba sonidos /k/- mediante la adición de un trazo -no en latín arcaico-; pérdida de grafías como ceta, fi, psi, etc., por no haber aspiradas en latín y por no encontrarse en etrusco o griego occidental dichas grafías; adición de un trazo a la R para distinguirla de P:  P se grafiaba con un trazo vertical más corto que el otro, lo que hacía que se pareciera a la ro mayúscula, de manera que se realizó el redondeamiento del trazo pequeño convirtiéndose en panza, lo que hizo que P y R se asemejaran, así que con el nuevo trazo se volvían a diferenciar:  P / R.

Como hemos visto, el alfabeto latino poco a poco sufrió cambios respecto al alfabeto griego y etrusco.  Este alfabeto latino se escribió primeramente en documentos epigráficos y se mantuvo en las inscripciones hasta época republicana e imperial, si bien habría que hablar en un principio de un alfabeto arcaico, uno monumental o capital y uno cursivo.  Las dos últimas derivan del alfabeto arcaico, aunque ofrecen entre sí diferencias muy notables.

En Grecia también podríamos hablar de un alfabeto "capital" (por ejemplo, el de la lámina 19, inscripción de Apella) y otro cursivo menos cuidado.

a) El alfabeto arcaico:

El hábito de trazar inscripciones a color o grabadas sobre un material duro es muy antiguo en Roma, contemporáneo casi con los albores de la ciudad misma (en época republicana e imperial podían verse todavía intactos documentos epigráficos de la época de Tarquinio y Servio Tulio).  La república heredó de la monarquía este hábito y le dio todavía una mayor extensión.

Hoy sólo se conservan -a la espera de nuevos hallazgos epigráficos- documentos en número importante del siglo IV a. C. y posteriores, pero muy pocos de los siglos VI y V a. C., si bien podemos extraer de ellos el alfabeto arcaico latino, láminas 25, el alfabeto latino arcaico)

Este alfabeto posee veintiuna letras y presenta las siguientes anomalías respecto al alfabeto griego:

                        - el lugar de la Z lo ocupa la nueva grafía G,

                        - ceta, fi y psi han desaparecido,

                        - la eme arcaica se sustituye por la clásica M y la grafía de P por P, kof fenicia por Q y la sigma griega por la latina S,

                        - parece ser que hacia los siglos III-II a. C. en Roma se reintrodujeron las letras Y (hípsilon griega, que nosotros en el alfabeto latino denominamos y griega) y Z (la dseta griega para el sonido /dz/) para la transcripción de nombres griegos, ampliando el alfabeto a veintitrés letras, número que se mantuvo durante todo el Imperio.

                        - si contamos el escaso uso de K en el alfabeto latino, el número se amplia a veinticuatro letras.

Recuérdese que la diferenciación gráfica entre I y J y entre U y V es de época tardía o medieval y se realizó para distinguir los usos vocálicos y semivocálicos de las letras I y U clásicas:  cuando eran vocales se grafiaban I y U, mientras que cuando eran semivocales se grafiaban J para el sonido /y/ y V para el sonido /w/

b) El alfabeto monumental:

Desde la época de César y Augusto las letras en los monumentos públicos sufrieron una transformación respecto al alfabeto arcaico:  el diseño de las letras se hizo más flexible y elegante, al tiempo que los trazos resultan más cuidados y la proporción de las letras individualmente por sí mismas y entre sí conjuntamente se hace más armoniosa; así aparece en las láminas 26 y 27, donde se recogen los alfabetos arcaico, clásico y monumentales de las distintas épocas imperiales).

En época de Claudio, el propio emperador introdujo tres nuevas grafías que, no obstante, no triunfaron y murieron con el propio emperador; véase en la lámina 26 del alfabeto latino clásico:

                        - digamma inversa, equivalente a V -/u/ semivocal- (no podía usar la waw o digamma tradicional porque a través del etrusco se utilizó para anotar /f/); la grafía era como la de la digamma griega, pero boca arriba y con los trazos horizontales a la izquierda del trazo vertical.

                        - la antisigma (sigma en griego podía tener una grafía semejante a una C al revés) para el grupo /ps/; la grafía asemeja a nuestro actual paréntesis final ).

                        - el signo de aspiración o semiaspiración (con el mismo origen que el espíritu áspero en la propia escritura griega) se empleó para anotar una vocal /ü/ en palabras latinas con dobletes como optimus / optumus, libido / lubido; la grafía adopta la forma de una hache mayúscula, pero sin el trazo vertical derecho.

c) El alfabeto cursivo:

Deriva del arcaico, si bien es de un uso mayor y no aparece en inscripciones de carácter público, político y administrativo, sino en las populares y privadas, pues en cierto modo es el alfabeto utilizado por el pueblo:  láminas 28 y 29, alfabeto cursivo de Pompeya y alfabeto uncial.  No es un alfabeto estandarizado y homogéneo, sino que una misma localidad y en una misma inscripción nos podemos encontrar diversas formas de grafiar una misma letra.  Relacionado con él también está el alfabeto uncial, que aparece en documentos epigráficos de época imperial en África y posteriormente como escritura en manuscritos.

Las minúsculas, como en griego, son fruto de la tradición manuscrita de códices y manuscritos en papel y pergamino de la Edad Media, evolución eso sí de escrituras de tipo cursivo, muy rápidas de escribir que ya se utilizaban desde época imperial.

Bibliografía:

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