"Este siglo (III d. C.) atormentado, brillante y agónico a un tiempo, que es todo él una larga transición, suele dividirse en dos periodos principales (...).
En el primero, el poder estuvo en manos de la Casa Severa (193-235), inagurada por un general nacido en el África romana (en la actual Libia) y descendiente de púnicos, que estaba acantonado son sus legiones danubianas en Panonia: Lucio Septimio Severo. La Casa, continuada por sus descendientes, inauguró su ejercicio con una entronización sangrienta y se apoyó en el ejército como ultima ratio de su poder y de la supervivencia del complejo Imperio. El estamento senatorial resultó postergado en favor del estamento ecuestre, muy directamente dependiente -en cuanto a las carreras políticas- de la voluntad personal del emperador, y de los militares profesionales; y la población, sobre todo la urbana, de Roma y de Italia recibió beneficios especiales. Los hijos, casi de igual edad, de Septimio, Caracala y Geta (pronúnciese Gueta) se odiaban cordialmente y no tardó mucho aquél en asesinar a su hermano. Él mismo siguió parecida suerte y fue fugazmente reemplazado por el conspirador Macrino, el primer emperador que no había sido senador siquiera y que también murió bajo el puñal, lo mismo que el sobrino de Septimio Severo, que, con el pomposo nombre de Marco Aurelio Antonino, es conocido en la historia con el suyo, sirio, de Heliogábalo (en realidad Elagabaal): en el año 222, todos los emperadores citados haban muerto asesinados. Trece años reinó el sucesor y primo de Heliogábalo, Marco Aurelio Severo Alejandro, que fue muerto por sus propios soldados.
Cuarenta y dos años duraron los gobiernos de esta familia, con el paréntesis de Macrino, en los que, como novedad insólita en la política romana, cabe subrayar la influencia relavante de las grandes matronas de la Casa Imperial, Julia Domna, Julia Mesa, Julia Soemia y Julia Mamea, siempre detrás de las principales iniciativas dinásticas tras la muerte del fundador de la Casa. Y, también que, paradójicamente, bajo los Severo se produce el apogeo del Derecho Romano, así como la concesión, prácticamente universal, de la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del Imperio (212), por decisión de Caracala. La extensión de la antigua prerrogativa implicaba, por necesidad, la devaluación de la misma. La población del Imperio se dividió, ante el Estado y la Ley, no entre ciues o ciudadanos y peregrini o no ciudadanos, sino entre honestiores y humilliores, gentes acomodadas y gentes pobres, y, secundariamente, entre militares y civiles. "
M. Beltrán y G. Fatás, César Augusta, ciudad romana, en Historia de Zaragoza, vol. 2, Zaragoza, 1998, pp. 73-74.
Llegó al poder tras derrotar a otros
adversarios políticos (M. Didio Iuliano y C. Pescennio Niger) que también habían sido
proclamados emperadores tras el asesinato de Pertinax. En el año 195 nombró César a su
hijo Bassiano (Caracala) por lo que D. Clodio Albino, que había sido nombrado César por
Sp. Severo en 193, se levantó contra él. La guerra finalizó dos años después.
El emperador tuvo todos lo poderes, prestó gran atención a las fuerzas militares (su
principal apoyo) y disminuyó la influencia del Senado.
Sp. Severo había nombrado como sucesores a sus dos hijos, Geta y Caracala. Un año después de la muerte del padre, Caracala, afirmando que Geta conspiraba contra él, asesinó a su hermano.
Emprendió importantes reformas militares, administrativas, cívicas, fiscales y financieras. La más importante de sus reformas fue la concesión de la ciudadanía romana, el año 212, a todos los peregrini que habitaban en el Imperio. Con la equiparación jurídica de todos los habitantes del Imperio el emperador intentaba hacer frente a las dificultades económicas, incrementando la recaudación de algunos impuestos que debían pagar todos los ciudadanos, según afirmó el historiador Casio Dión. Otro recurso para hacer frente a los problemas económicos fue la emisión de una moneda nueva, el antoniniano, que equivalía nominalmente a dos denarios pero que, en realidad, contenía solamente la plata de uno y medio.
Tenía catorce años cuando fue proclamado emperador. Destaca su carácter orientalizante. Se ganó la hostilidad del Senado, el pueblo y los pretorianos.
Practicó una política filo-senatorial. Impulsó la cultura, trayendo a Roma a numerosos intelectuales de Oriente. Desde joven se dedicó a los asuntos judiciales, por lo que la jurisprudencia alcanzó gran importancia para la administración del Imperio. Sufrió importantes derrotas en el terreno militar.
Fue el responsable de la muerte de Caracala. No pertenecía a la dinastía de los Severo pero tomó el cognomen de ésta.
M. Pilar Rivero (Universidad de Zaragoza) Proyecto Clío.