En líneas generales, los retratos que figuran sobre las monedas bilingües
greco-indias muestran una calidad inferior a la de los que aparecen en las
monedas grecobactrianas, aunque unas y otras sean emitidas a menudo por los
mismos soberanos. Algunos autores han hablado de "decadencia", pero muchos
retratos continúan siendo excelentes y la calidad del metal acuñado se
mantiene al mismo nivel. Durante mucho tiempo se dijo que los grabadores
indios no contarían con la habilidad ni la experiencia de los griegos, pero
esta hipótesis ha sido cuestionada por el hallazgo de piezas absolutamente
helénicas acuñadas por soberanos indogriegos que además portan los mismos
monogramas que figuran en las acuñaciones bilingües de éstos (¿acuñadas por
el mismo magistrado monetal? ¿o en la misma ceca?). También se apuntó el
menor número de tetradracmas indogriegas acuñadas (¿quizá por escasez de
metal?), pues si al norte del Hindu Kush predomina una economía basada en
la tetradracma, en los territorios indios predomina la dracma. Pero la
diferencia debe ser explicada en función de un hecho doblemente
determinante relacionado con el componente indio de la acuñación:
el
espacio disponible para realizar el retrato es mucho más reducido en una
pieza que
1) por ser de un patrón metrológico inferior resulta necesariamente más
pequeña, y
2) por ser bilingüe cuenta con la dificultad añadida que supone la
inclusión de una leyenda, la griega, junto al retrato en el anverso.
Así, la tetradracma y la dracma indias pesan 9,8 y 2,4 g y miden 24-27 y
16-17 mm de diámetro respectivamente, frente a los 16-17 y 4,2 g de peso y
30-34 y 20 mm de diámetro de esos mismos valores según el patrón ático. Y
si hasta ese momento todo el campo del anverso había estado al servicio del
retrato -salvo en los casos excepcionales de las acuñaciones
conmemorativas-, en adelante éste tendrá que ceder espacio a la leyenda
griega, dado que en el reverso figurará la leyenda india. Todo ello resulta
evidente al comparar las monedas de patrón ático y de patrón indogriego
acuñadas con el mismo retrato e idénticos tipos por algunos de esos
soberanos indogriegos, hasta el punto de que en algunas ocasiones el
retrato que muestran los anversos de ciertas acuñaciones bilingües bien
poco se parece al que exhiben los anversos de las monedas unilingües
griegas de patrón ático acuñadas por el mismo soberano.
Si el Demetrio II que emite plata ática con el tipo de Atenea en el reverso
fuese el mismo soberano que acuña plata bilingüe de patrón indio con
idéntico nombre y el epíteto "Invencible" (ANIKETOS / APARAJITA) aunque con
el tipo de Zeus con rayo y cetro alto, en tal caso podría tratarse del
primer monarca que introdujo su efigie en una acuñación bilingüe. Las
escasas piezas indogriegas cuya leyenda exhibe este nombre muestran un
busto tocado con causía y diadema o sólo con esta última, en un retrato
necesariamente más pequeño en el que la efigie pierde interés inconográfico
y belleza plástica. Lo mismo se observa poco después en las acuñaciones
bilingües de Eucrátides I, donde la efigie del monarca figura escondida
entre la leyenda griega y el casco con visera.
Las abundantes acuñaciones de Menandro proporcionan tanto en la plata como
en el bronce multitud de retratos en los que el soberano aparece
representado con diadema o con casco -éste normal o cubierto por la piel
moteada del leopardo-, tanto si muestra el perfil tradicional como si
figura de espaldas arrojando la jabalina, con un hombro desnudo y el otro
cubierto por la égida. Algún autor ha sugerido que este último retrato
habría sido sustituido por el busto simple con diadema cuando, a la muerte
de Eucrátides I, quizá se convirtió en el único soberano reinante sobre los
dominios helénicos en la India. Su fisonomía resulta siempre nítida y
claramente individualizada, si bien no alcanza la calidad de las
acuñaciones de sus predecesores grecobactrianos. Algunas de las emisiones
en bronce de Menandro muestran asimismo sus retratos sobre el anverso.
A la muerte de Menandro y durante la minoría de edad de su hijo Estratón I,
su viuda Agatocleia actúa como regente e introduce su propio retrato en
algunas de las acuñaciones que realiza de manera en su propio nombre bajo
la forma de un busto de rasgos jóvenes que porta la diadema y exhibe los
cabellos recogidos en una larga trenza que cae sobre la espalda. Se trata
de la única representación individualizada de una reina en el ámbito de la
numismática grecobactriana e indogriega, y semejante peinado, desconocido
entre las demás reinas helenísticas, cuenta con abundantes paralelos en el
ámbito indio.
La mayoría de los monarcas posteriores aparecen lo mismo descubiertos que
con casco. Por contra, Hipostrato, Zoilo II, Dionisio, Peucolao, Teófilo y
Estratón II sólo aparecen con la diadema, mientras que el único que lo hace
sólo con casco es Apolofanes, en cuyo caso además la diadema se dispone,
curiosamente, por encima del casco. Entre los que figuran de espaldas y
arrojando la jabalina, sólo con la diadema aparece Antialcidas, con el
casco Lisias y Diomedes, y lo mismo de un modo que de otro Estratón I,
Heliocles II, Filoxeno, Amintas y Arquebio, este último mostrando un hombro
desnudo.
Muy variados son los retratos de Lisias, que muestran su busto hacia la
derecha sólo con la diadema o con casco, causía o tocado con la piel de
elefante como antes Demetrio I -si bien en un retrato todavía más reducido,
dada la presencia de la leyenda griega sobre el anverso-, pero también de
espaldas, arrojando la jabalina hacia la izquierda y con casco.
Lo mismo puede decirse en el caso de Amintas, pues aunque su perfil delgado
y curvo nunca aparece tocado con la piel de elefante, sin embargo cuando
aparece de espaldas lo hace tanto con diadema como con casco. Antialcidas
aparece representado sobre sus hemidracmas con gran minuciosidad y
vivacidad, descubierto, con la causía o con casco adornado con el cuerno de
toro.
La plata de Hermaios muestra un retrato claro y sobrio, con cabellos lisos,
diadema y manto, que raya en el puro hieratismo (se ha llegado a hablar de
"bizantinismo"). A la vez, el retrato de Filoxeno carece de fuerza, los de
Estratón I y Diomedes resultan banales, y el de Apolofanes se aproxima a la
caricatura. Sin embargo, tampoco puede afirmarse rotundamente que la
calidad artística de los retratos de los soberanos indogriegos decaiga
progresivamente de un modo generalizado: a juzgar por los monogramas,
mientras unos talleres muestran una evidente degradación artística, otros
continúan realizando un trabajo de extraordinaria calidad, tal como se
observa al comparar diferentes series entre las acuñaciones de un mismo
soberano, como p.ej. Arquebio, Apolodoto II, Hipostrato o Artemidoro.
1.4. Retratos sobre acuñaciones "conmemorativas". índice del capítulo