Los republicanos españoles que al finalizar la Guerra Civil salieron al exilio en 1939, contaron con el apoyo de dos organizaciones de ayuda: La primera, tanto por el monto de recursos que poseía como en términos cronológicos, fue el Servicio de Evacuación a los Republicanos Españoles (SERE), presidido por Juan Negrín. La otra fue la Junta de Ayuda a los Republicanos Españoles (JARE), con Indalecio Prieto al frente. Ambas instituciones creadas por organismos gubernamentales republicanos, desempeñaron un papel muy importante en la emigración de los afectados por la Guerra Civil durante los primeros años. Con la llegada de los refugiados a nuestro país, las dos instituciones generaron sendos archivos. El del SERE se localiza en México bajo la custodia del Instituto Nacional de Antropología e Historia y el de la JARE que se encuentra en el archivo del Ministerio Exterior en Madrid.
Como representación del SERE en México, se estableció el Comité Técnico de Ayuda a los Republicanos Españoles (CTARE), con José Puche a la cabeza. Las finalidades de dicho organismo fueron recibir, organizar y distribuir a los inmigrantes en el territorio nacional. El régimen del Presidente Lázaro Cárdenas se hizo solidario con estos exiliados desde el arribo de los Niños de Morelia en 1937 y en 1938 con la recepción de eminentes intelectuales que dieron lugar a la creación de la Casa de España en México y que a partir de 1940 se conocería como El Colegio de México.
En el trabajo de Ordóñez sobre el archivo del CTARE, se expone que esta fuente de consulta se constituye con el 57% (5,434) de expedientes personales de refugiados y 43% de documentos relativos a la conformación y funciones del citado organismo1.
Dichos expedientes personales contienen información muy precisa sobre datos generales y familiares, actuación civil y militar antes y durante la guerra, así como las circunstancias en las que abandonaron España los refugiados.
Dado que hasta ahora se ha privilegiado el estudio de la obra realizada por lo que podríamos llamar la "elite" del exilio, este trabajo pretende contribuir al conocimiento de los refugiados españoles que se establecieron en México, bajo dos ópticas: primeramente, elaborar un perfil profesional de la información proporcionada por 65 individuos dedicados a las áreas editorial, bibliotecología, archivonomía y bibliografía (véase anexo 1), así como a enumerar algunas de las muchas aportaciones de estos personajes a la formación de profesionales en áreas afines. Asimismo, este trabajo es un avance de un proyecto mayor titulado: "El exilio español y su contribución al desarrollo de la bibliotecología en México: composición social y organización académica".
Los 65 individuos a los que nos referiremos en este trabajo, ocupan el 1.19% de los refugiados con expediente abierto en el archivo del CTARE. Pero si numéricamente son pocos, cualitativamente su obra contribuyó al desarrollo de la vida cultural de México como veremos más adelante.
60 fueron hombres y solo 5 mujeres. El 28% en edades entre los 30 y 40 años, principalmente; 24% entre 40 y 50 años, y un 18% entre 20 y 30 años. El 70% de estos hombres y mujeres eran casados y el 30% restante solteros. En lo que se refiere a su lugar de origen, Cataluña aportó la mayoría con 18%, seguido muy de cerca de Castilla la Nueva con 17%, 11% andaluces, 9% vascos, 8% tanto de aragoneses como de Castilla la Vieja, y 6% de valencianos. Galicia, Santander, Asturias, Murcia, León y Extremadura, representan menos del 5% cada una. Además de hablar el castellano, el 30% conocían el francés y otro tanto el alemán, italiano, inglés, portugués y hasta ruso, así como vasco, latín y esperanto.
La ocupación fue principalmente de un 28% de impresores y tipógrafos, respectivamente, seguido de un 10% de encuadernadores; editores, archivemos y bibliotecarios un 6% cada uno; libreros y linotipistas con un 5% respectivamente; un bibliógrafo y un corrector tipógrafo.
Aunque se mostraron reacios a manifestar su militancia política y social, el 18% dijeron estar afiliados a la Unión General de Trabajadores en el Sindicato de Artes Gráficas y 10% en partidos republicanos.
Al ejército republicano sólo se incorporó el 42%, de los que 37% lo hizo al iniciarse la Guerra Civil en julio de 1936. El 34% obtuvo grados en la milicia, siendo los más representativos numéricamente 10 tenientes, 4 sargentos, 2 capitanes, 2 comandantes y 2 soldados. Asimismo, el 28% ocuparon cargos civiles durante la guerra, como delegados, secretarios, vocales, consejeros o directores. De 82% que informaron la fecha en que abandonaron España, el 50% lo hicieron al concluir la Guerra, a principios de febrero de 1939. Los lugares por donde partieron al exilio en dirección a Francia, fueron la frontera La Junquera-Le Perthus y Port Bou principalmente. Del 74% que registraron el lugar de permanencia en Francia, el 32% padecieron los campos de concentración de Argelés, Barcarés y Saint Cyprien, mientras que el 42% restante estuvieron en diversas ciudades francesas.
En cuanto al 92% que manifestaron el medio por el que llegaron a México, es importante resaltar que 68% lo hicieron a través de las tres expediciones organizadas por el SERE: 23% en la del "Sinaia", 11% en el "Ipanema" y el 45% por el "Mexique". El otro 23% llegó a nuestro país en otros barcos.
Los dos últimos datos que registraron los refugiados se refieren a su residencia en México. Si como quedó anunciado anteriormente, este grupo provenía de las principales capitales españolas, como lo fueron Madrid y Barcelona, es entendible que trataran de establecerse en la capital del país e integrarse al sector servicios de la economía nacional de ese momento.
Esto se ejemplifica con el hecho de que todos llegaron a domiciliarse en las céntricas calles del Distrito Federal. Del 88% que manifestaron su lugar de trabajo, el 34% se incorporaron a Industrial Gráfica y un 11 % a otras sociedades dedicadas a las artes gráficas, como lo fueron la Imprenta Samper y los Talleres de Cooperación Gráfica. Un 5% más trabajaron en las empresas creadas para los refugiados, como lo fueron la Casa de España, Academia Hispano-Mexicana y Vulcano.
Es muy probable que el 39% que no indicaron el lugar donde prestaban sus servicios lo hicieron por varias razones: Una de ellas, el que en ese momento no tuvieran trabajo y otra, que llegaron a desempeñarse en una actividad diferente para la cual estaban capacitados.
Sin embargo, la contribución al desarrollo de la actividad cultural que realizaron los republicanos españoles dentro de lo que se refiere a las artes gráficas y a la bibliotecología, ha sido de suma importancia. Cabe señalar que una de sus principales actividades fue la fundación de casas editoriales, concretamente imprentas, editoriales y librerías.
Dice Mauricio Fresco que el acervo de libros editados por los refugiados españoles para 1951 es revelador de la calidad de la emigración a que se hace referencia, "más de dos mil doscientos cincuenta libros han aparecido como fruto de la intelectualidad española, que comprenden todas las disciplinas, como: medicina, filosofía, artes gráficas, música, historia"2.
Es necesario resaltar que en las casas editoriales e imprentas creadas por los republicanos, casi todos los trabajadores sean de origen mexicano, lo que indica una muestra palpable del trabajo que desarrollaban hispanos y mexicanos dedicados al área editorial.
Las principales editoriales creadas por los republicanos españoles fueron: Editorial B. Costa-Amic, que editaba libros en lengua española, catalana, inglesa y francesa; Editorial Arcos; Proa; Vasca Ekin, en castellano y vasco; Editorial Leyenda, especializada en arte, historia e historiadores de México; Editorial Séneca en libros de ciencia, medicina, escolares, arte, filosofía y clásicos españoles. Editoriales como EDIAPSA de Giménez Siles; Grijalbo de Juan Grijalbo; UTEHA de González Porto; Joaquín Mortíz; Era; Ediciones Rex, sobre vidas españolas e hispanoamericanas; Ediciones Atlántida en enciclopedias. Ediciones España; Minerva; Jurídicas Hispanoamericanas; Lex; Magister; Cima; Lemuria; Moderna; Norte; Esculapio; Continental; Orión; Quetzal; Nueva España; así como las editoriales en catalán que fueron la Biblioteca Catalana; Club del Libre Catalá; y Comunitat Catalana de Mexic.
Por otra parte, el Fondo de Cultura Económica fundado en 1934 por un grupo de intelectuales mexicanos, ofreció la oportunidad de laborar a un núcleo importante de refugiados españoles en donde continuaron su labor intelectual. En palabras de la maestra Ascensión de León Portilla, los españoles en el Fondo hicieron de todo: "imprimir, corregir pruebas, diseñar, ilustrar, editar traducir, escribir libros y dirigir secciones. En sus manos tuvieron todos los oficios que integran el arte de imprimir, desde la elaboración difícil, silenciosa de las primeras pruebas, hasta la presentación del libro acabado". Nombres como Agustín Millares Carlo, Luis Recaséns Siches, José Gaos, León Felipe, Eduardo Nicol, Carlos Bosch, Juan de la Encina, Enrique Díez Canedo, José Ignacio Mantecón Navasal, Alfonso Reyes, Daniel Cosío Villegas, Wenceslao Roces, son sólo unos cuantos de los que participaron en esta labor.
En este punto no podemos dejar de lado el comentario de Díaz Arciniega, que menciona que "Con excepción de Séneca, Leyenda y Málaga, en las diecisiete editoriales a las que están estrechamente ligados los refugiados españoles se percibe la carencia de un concepto de empresa mercantil y cultural. En comparación con las prestigiadas UTHEA, Grijalbo, EDIAPSA que revelan una estructuración mercantil más definida o como el Fondo de Cultura Económica que evidencia un proyecto cultural de muy amplio alcance a mediano y largo plazo, las varias y pequeñas editoriales se quedaron en la mera circunstancia"3.
Un renglón que no descuidaron los exiliados fueron las librerías. La primera abierta por refugiados en México, fue la Librería Juárez y después la Librería de Cristal, ambas fundadas por Giménez Siles, una en la calle de Humboldt y la otra frente a la fachada lateral del Palacio de Bellas Artes. En la avenida Insurgentes se situó la Librería Cide del catalán Avelí Artís. La Librería y papelería Góngora se localizaba en la calle de Orizaba, frente a la Iglesia de la Sagrada Familia y fue obra de Roberto Castrovido hijo. Otra librería fundada por refugiados fue la Madero, en la calle del mismo nombre, lugar de tertulia por las mañanas de algunos escritores exiliados. Julián Gorkin y Costa-Amic fundaron en 1941 la Librería y Ediciones Quetzal en el Pasaje Iturbide.
Anteriormente se señaló que este grupo conocía diversos idiomas, lo que contribuyó a la traducción de libros clásicos del francés, inglés y alemán, principalmente. También había libros en vasco y catalán y otros fueron editados en inglés con el fin de divulgarlos en el vecino país del norte. Autores como Balzac, Cicerón, Colette, Durkheim, Kant, Marx, Weber y otros más, fueron traducidos del inglés, francés, alemán, italiano y portugués al español por los refugiados y comercializados en sus librerías.
Un trabajo muy completo que incluye la totalidad de librerías establecidas en la Ciudad de México desde el siglo XVI, es el de Zahar4, de donde tomamos el siguiente listado, tanto de las librerías establecidas por los refugiados españoles como las fundadas por los antiguos residentes en México, con la finalidad de conocer un poco más la aportación que hicieron estos al tema analizado:
Nombre | Fecha de llegada a México | Librería |
---|---|---|
Almendro | 1939 | Librería Juárez |
Arana, José Ramón | 1939 | Contaba con una Librería Ambulante que llevaba su nombre |
Artís, Avelí | 1939 | Librería Cide |
Ballescá, Santiago | Librería de Santiago Ballescá | |
Blasco Royo, Miguel | 1939 | El gusano de luz |
Bonilla, Miguel | 1939 | Librería Técnica |
Castrovido, Roberto | 1939 | Librería Góngora |
Caramazana, Miguel | 1939 | Librería IDEEA |
Cicerón, César | Librería de César Cicerón | |
Costa-Amic, Bartolomé | 1939 | Librería y Ediciones Quetzal |
Espresate, Tomás | 1939 | Librería Madero |
Gamoneda, Francisco | 1909 | La Librería General |
Giménez Siles, Rafael | 1939 | Librería Juárez y Librería Cristal |
Gorkin, Julián | 1939 | Librería y Ediciones Quetzal |
Herrero, Donato Elías | 1913 | Librería Herrero |
Mestre y Marín | 1939 | Librería UDE |
Miró, Fidel | 1940 | México Lee |
Pérez Porrúa, Antonio | 1921 | Librería Porrúa Hermanos |
Pérez Porrúa, Francisco | 1918 | Librería Porrúa Hermanos |
Porrúa Estrada, Francisco | 1890 | Librería Porrúa Hermanos |
Porrúa Estrada, Indalecio | 1888 | Librería Porrúa Hermanos |
Porrúa Estrada, José | 1886 | Librería Porrúa Hermanos |
Robredo Galguera, Pedro | 1889 | Librería Robredo |
Santos, Humberto | 1939 | Librería de Humberto Santos |
Teixidor Benach, Felipe | 1919 | El Murciélago: puesto de libros |
Como se ve en el cuadro, la mayoría de las librerías se establecieron después de la llegada de los refugiados españoles a México, esto demuestra un interés cultural de los mismos y una fuente de trabajo inmediata que conjugada con las editoriales creadas, daban vida a sus inquietudes en México.
En el campo de la bibliografía, destacaron José Ignacio Mantecón y Agustín Millares Carlo, así como los licenciados Alfonso Ayensa, José Bullejos y Julián Amo en el de la bibliografía económica.
Entre las obras de Mantecón sobre el tema sobresalen el Album de Paleografía Hispanoamericana de los siglos XVI y XVII (Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1933, 3 vols.), en colaboración con Agustín Millares Carlo. También de ambos autores, es la Bibliografía de Bibliografías Mexicanas, que marcó un parteaguas en esta disciplina. Asimismo, el maestro Mantecón, es autor del Index Translationum, editado por la UNESCO, la Bibliografía Mexicana y el Anuario Bibliográfico. Además estuvieron a su cargo, el índice de nombres latinos de ciudades con imprenta, 1448-1825 (Instituto de Investigaciones Bibliográficas, 1973) y el índice de las traducciones impresas en México, 1959 (Instituto Bibliográfico Mexicano, 1964).
Aunque el doctor Agustín Millares Carlo radicó en México hasta 1959, año en que marchó a Venezuela, en el campo de la bibliografía ofreció una nueva edición de la Bibliografía Mexicana del siglo XVI de don Joaquín García Icazbalceta; y un estudio bibliográfico a la Doctrina Cristiana.
En el campo de la documentación económica, destacan las obras del licenciado Alfonso Ayensa y Sánchez de León, quién al llegar a nuestro país en 1952 fue nombrado director del Servicio Bibliográfico y Archivos del Banco de México. Maestro de documentación y canales de información en el Departamento de Bibliotecología de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM e inspector de escuelas particulares. Dirigió la Bibliografía industrial de México (18 vols.); el Boletín mensual de investigaciones industriales del Banco de México; y el Repertorio bibliográfico de ciencia y tecnología de CONACyT (1975-1981).
En cuanto al licenciado José Bullejos Sánchez, es autor de la Bibliografía económica y sus fuentes en México (1954); la Bibliografía básica sobre la economía de México, 1943-1954 (1954); la Bibliografía económica de México en 1954 y 1955 (Banco de México, 1956); y la Bibliografía monetaria y bancaria de los países subdesarrollados, América Latina y México, 1943-1958 (s.p.i.).
En la formación de profesionales en el área de la bibliotecología, se distinguen los cursos informales de los maestros Mantecón, Millares Carlo y Vicens de la Llave.
El doctor Mantecón llegó a México en 1940 y realizó algunas actividades ajenas a su profesión. Meses después entabló relación con bibliotecarios mexicanos a través de don Francisco Gamoneda. En 1944, en el Tercer Congreso de Bibliotecarios en México, al que Mantecón asistió como presidente de la sección de archivos, fue la ocasión para presentar una propuesta en compañía de otros colegas mexicanos: "hicimos un escrito en virtud del cual se creó la Escuela Nacional de Bibliotecarios y Archivistas, en la SEP y en 1945 estuve dando clases".5
También cabe resaltar su muy destacada actividad en la creación del Instituto Bibliográfico Mexicano, después conocido como Instituto de Investigaciones Bibliográficas, así como de la producción de sus primeros investigadores.
Una vez inaugurada la Escuela Nacional de Bibliotecarios y Archivistas (ENBA) en 1945, acudieron a impartir clases algunos refugiados españoles con experiencia en bibliotecas como son: José Ignacio Mantecón, Agustín Millares Carlo, Juan Vicens de la Llave, Adela Ramón y Concepción Muedra Benedito, impartiendo diferentes materias a por lo menos dos de las primeras generaciones de bibliotecarios en México.
Aunque la lista de bibliotecarios y archivistas incluidos en el anexo 1 es mayor de los que hemos señalado, no todos incursionaron en su profesión, si no que tuvieron que realizar otras actividades a su llegada a México.
En este mismo rubro de la educación, el maestro Juan Vicens de la Llave aportó sus libros "Cómo organizar bibliotecas", editado en 1942 por la Editorial Atlante, sacando una nueva edición en 1962 la Editorial Grijalbo y "Manual del catálogo-diccionario", editado también par Atlante en 1942. Estas obras fueron consideradas de consulta obligada en la organización de nuestras bibliotecas en ese momento, así como libros de texto para los estudiantes en la ENBA.
En el caso de la archivonomía, la Participación de Millares Carlo con sus obras los dos primeros tomos del índice y extractos de los protocolos del Archivo de Notarías del Distrito Federal y Algunos problemas de la archivología en particular de la Iberoamericana (1969), publicado en el Anuario de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, pasando a ser dos trabajos fundamentales de teorías de archivología en México, siendo de gran importancia en esta disciplina debido a que se encontraba en esos momentos en pleno desarrollo.
Para 1953 es ofrecida la cátedra sobre conservación y reparación de libros y documentos en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, en donde el restaurador Juan Almela Meliá fungió como profesor en el único curso que se impartió en ese año de manera formal.
Percatándose del total desconocimiento y la necesidad que existía en la Ciudad de México de conservar y restaurar libros y documentos históricos, se instaló en la azotea del Museo Nacional de Antropología -entonces situado en Moneda 14, en el centro de la capital mexicana-, el primer taller de conservación y restauración de libros y documentos históricos, gracias a los esfuerzos realizados por el matrimonio formado por los señores Juan Almela Meliá y Emilia Castell Núñez, quienes no llegaron a nuestro país entre la gran emigración republicana, sino hasta 1942.
Estos dos personajes, ofrecieron pláticas y cursos no formales a los bibliotecarios y archivistas mexicanos, aportando su amplia experiencia en una actividad casi nula en nuestro país.
Dos de sus obras publicadas que sirvieron de libro de texto a los estudiosos del tema y a los estudiantes de biblioteconomía y archivonomía son "Higiene y terapéutica del libro" (Fondo de Cultura Económica, 1956 y 1976) y "Manual de reparación y conservación de libros, estampas y manuscritos" (Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1949).
En el desarrollo del área editorial, las artes gráficas, la bibliotecología, archivonomía y bibliografía, los refugiados españoles han contribuido con su "granito de arena" al desarrollo cultural de nuestro país.
Individuos que generalmente fueron dirigentes, participativos y emprendedores, motivos por los cuales abandonaron la Península, en México pronto se integraron a la sociedad y economía nacionales. Ejemplo de ello lo fue el grupo a que hemos venido haciendo referencia.
Los republicanos además de traer su fuerza de trabajo, establecieron empresas en donde brindaron oportunidad a mexicanos con inquietudes por aprender y conocer estas ocupaciones, es decir, proporcionaron fuentes de trabajo.
Este grupo analizado caracterizado fundamentalmente por individuos del sexo masculino, en edades de los 20 a los 50 años, casados, originarios de las principales capitales españolas, nos indica que estamos haciendo referencia a una migración urbana, como quedó demostrado anteriormente, al llegar a establecerse en la ciudad de México. También fueron poseedores de diversos conocimientos y habilidades y sobre todo, de una alta cualificación profesional.
Su aportación a la educación permitió a los jóvenes de ese momento contar con un panorama más amplio de los temas bibliotecológicos y archivísticos que existían en esos años, debido a que la visión que tenia este grupo contaba con matices diferentes a los que se conocían en México, los cuales se complementaron formando una importante amalgama que permitió en parte sentar las bases de la biblioteconomía moderna mexicana.
Su colaboración con los prestigiados bibliotecarios mexicanos dieron como origen nuevos elementos en la teoría biblioteconómica, abriendo diferentes expectativas en la solución de problemas.
En la bibliografía y restauración mostraron elementos importantes que dieron como origen grandes obras de uso académico y técnico, formando a jóvenes estudiantes.
Sólo queda añadir, que las valiosas aportaciones de los refugiados españoles en los campos antes mencionados, han contribuido a enaltecer la cultura bibliotecológica nacional.
1 Véase: Ordóñez Alonso, M. Magdalena. El
Comité Técnico de Ayuda a los
Republicanos Españoles: historia y documentos. México, Instituto
Nacional de Antropología e Historia, 1997. 370 p. (Serie Documentos).
2 Fresco, Mauricio. La inmigración republicana española: una victoria de México. México, Editores Asociados, 1950. 190.
3 Díaz Arciniega, Victor. "Séneca por ejemplo: las editoriales de los republicanos españoles en México 1939-1945". México, trabajo mecanuscrito, 1997. 14 h.
4 Zahar Vergara, Juana. Historia de las librerías en la Ciudad de México: una evocación. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1995. 134 p.
5 Archivo de Historia Oral. Dirección de Estudios Históricos - INAH/Ministerio de Asuntos Exteriores. Entrevista realizada al señor José Ignacio Mantecón por Marisol Alonso, en los meses de octubre y noviembre de 1978. PHO/10/8.
Archivo de Historia Oral. Dirección de Estudios Históricos - INAH/Ministerio de Asuntos Exteriores. Entrevista realizada al señor José Ignacio Mantecón por Marisol Alonso, en los meses de octubre y noviembre de 1978. PHO/10/8.
Archivo Histórico de la Escuela Nacional de Biblioteconomía y Archivonomía de la Secretaría de Educación Pública. México, D. F.
Díaz Arciniega, Victor. "Séneca por ejemplo: las editoriales de los republicanos españoles en México 1939-1945". México, trabajo mecanuscrito, 1997. 14 h.
Fresco, Mauricio. La inmigración republicana española: una victoria de México. México, Editores Asociados, 1950. 190.
Ordóñez Alonso, M. Magdalena. El Comité Técnico de Ayuda
a los
Republicanos Españoles: historia y documentos. México, Instituto Nacional de
Antropología e Historia, 1997. 370 p. (Serie Documentos).
Quroz Flores, Rosario. "Semblanza del matrimonio de los señores Almela, Juan Almela y Emilia Castell Nuñez". En Biblioteca Universitaria. 8 (1), enero-marzo, 1993. p.p.
San Segundo Manuel, Rosa. "Breve reseña histórica de la CDU en España". En Investigación Bibliotecológicas: archivonomía, bibliotecología e información. 8 (16), enero-junio 1994. p.p. 4-16.
Zahar Vergara, Juana. Historia de las librerías en la Ciudad de México: una evocación. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1995. 134 p.
Saúl Armendáriz Sánchez y Ma. Magdalena Ordóñez Alonso Proyecto Clío
(Archivo del CTARE)