Abrir en ventana nueva |
Según lo que hasta ahora se viene narrando Colón parte de unos presupuestos como son los de la esfericidad de la Tierra y la milla árabe para apoyándose en autores clásicos llegar a la conclusión de un diámetro de la Tierra equivocado que hace posible la navegación a la India con las técnicas de su época.
En el planteamiento se nota la deformación universitaria de todos los que han elaborado la teoría y la han completado, las hipótesis se hacen apoyándose en los maestros y se discuten con argumentos relativos a esos apoyos; pero ni Colón es universitario, ni el viaje a América es una tesis. Colón es un cartógrafo y un empírico de la navegación y el primer viaje es una empresa financiera que debe presentar beneficios por lo tanto los planteamientos de la situación están totalmente desenfocados.
La figura muestra el monumental error de todos aquellos que desde el principio han adoptado éste planteamiento; ahí están, sobre una ortodrómica las 750 leguas colombinas entre El Hierro y La Española; no hay que hacer más que lo que dice Colón, las leguas son de 4 millas, y el grado en la equinoccial tiene 56B minutos de longitud; así que se multiplican las 750 por 4, por 18 y se dividen por 17 para pasarlos a grados de 60 minutos lo que nos da un valor de 3.176 millas; se llevan por la ortodrómica y se acabó el problema[i].
La Universidad de Salamanca discutiendo sobre el sexo de los ángeles es exactamente igual que el siglo que llevan los colombinistas discutiendo sobre la legua de Colón y su cosmografía, la deformación profesional del universitario que piensa que el mundo real se tiene que mover en el mismo ámbito que él plantea sus cuestiones y utilizar los mismos argumentos, unido al culto a los maestros, en los que hay que apoyarse necesariamente para desarrollar cualquier trabajo que merezca la calificación de académico han producido uno de los mayores fiascos de la Historia; porque es evidente que ninguno de los grandes historiadores que han tratado el tema colombino entendían en cartografía, navegación, proyecciones, geometría, ni matemáticas elementales, pero bastaba su nombre para que sentasen ley en temas muy afectados por conocimientos que no poseían y sobre los que sus opiniones no eran mas que pura especulación sin base científica o técnica. Y así se ha escrito la historia de Colón.
Porque la situación es justamente la inversa, Colón (por lo que sea) sabe o cree que navegando 750 leguas llega a un punto del Occidente donde hay nuevas tierras (eso dice su contrato comercial) y tiene que convencer al poder económico para que invierta en su empresa con la perspectiva de obtener unos beneficios mayores de los que se obtendrían invirtiendo en cualquiera de los otros medios a su alcance. Todo aquél que sabe algo de economía conoce que un inversor lo que siempre mide es la opción riesgo/beneficio y si la considera atractiva invierte. Esa es la situación del primer viaje y desde esa óptica es la que hay que efectuar los primeros análisis; a los inversores no se les convence con el radio de la Tierra según Ptolomeo, Marino de Tiro o Erastótenes, a los inversores no les convence un mapamundi diseñado por un italiano (Toscanelli) que no ha viajado a ninguna parte y que lo ha diseñado según su propias teorías y quizás el libro de viaje de Marco Polo, el inversor escucha a Colón y lo único que le importa es que a 750 leguas, hay unas tierras nuevas o viejas en las que puede hacer negocio.
Si a Colón eso se lo ha dicho un pajarito, o un piloto, o lo tiene en una carta, o la tierra tiene un radio de 6.300 Km. ó 3.100, les da exactamente igual, lo único importante es quién o qué avala esa información. Que garantías ofrece de ser real, si el aval es suficiente a juicio del inversor éste sea rey o fraile, invertirá en la expedición; las discusiones académicas son magníficas pero normalmente al inversor no le procuran aquello de lo que se discute, y la prueba más evidente es que según la historia habitual de Colón los expertos universitarios de Portugal y Castilla rechazaron su proyecto, y a pesar de ello logró la financiación deseada.
Además, la cosmografía de Colón vemos que el la construye tras el segundo viaje precisamente para justificar por qué no encuentra ese punto donde la rentabilidad se haga patente, así que hay que admitir que Colón cuando presentó su proyecto estaba hablando de navegar 750 leguas hacia Occidente para encontrar nuevas tierras y si yo sostengo que él obtuvo la información de una carta, dicha carta tenía que tener los avales suficientes como para no ya que fuese creída, sino que mereciese la recompensa del Almirantazgo de la Mar Océano y el Visoreinato de las tierras descubiertas; eso indica un muy altísimo nivel de confianza en el parámetro riesgo/beneficio, así que el aval de las 750 leguas tenía que estar soportado poco más o menos por los mejores navegantes de la época.
José Antonio Hurtado
García http://pagina.de/jahurtado Proyecto Clío |
Doctorando en Historia por la U.L.Laguna.
Ingeniero Aeronáutico por la E.T.S.I. Aeronáuticos de Madrid.
Lo seleccionado es una parte ad litera del Capítulo II de
mi tesis doctoral.
[i] Se pueden llevar sobre una carta de navegación náutica o aeronáutica, pero en ellas al ser de proyección mercatoriana lo que mejor se dibuja es la loxodrómica (curva que corta a los meridianos con un rumbo igual en todos ellos), y entonces la diferencia viene a ser de 90 leguas más.