TESAURO DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA DE ESPAÑA

 

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María Cruz Rubio Liniers

 

Madrid: CINDOC; 

ANABAD Castilla- La Mancha, 1999. 326 pág.

ISBN- 84-00-07830-6

 

E

l uso de Tesauros en el análisis y recuperación de la información especializada es hoy el mejor sistema y el más utilizado en las bases de datos documentales. A pesar de existir un gran número de Tesauros disciplinares en Ciencias Sociales y Humanidades, faltaba un instrumento eficaz que recogiera y estructurara las palabras de nuestra Historia Contemporánea.

 

Tras una amplia introducción sobre los lenguajes documentales y la documentación histórica, se recogen más de 4.000  conceptos del lenguaje utilizado por los contemporaneístas,  estructurados en 11 “familias” semánticas : Historiografía, Fuentes históricas, Historia política, Historia militar, Historia económica, Historia social, Historia religiosa, Historia de la cultura, Historia de la ciencia y la técnica, Historia de la administración, Derecho y Organización del territorio y Acontecmientos Históricos.

 

La obra  se organiza en  una parte alfabética son todas sus relaciones, una parte jerárquica o clasificatoria y un apéndice o lista de instituciones, sociedades y fuerzas políticas de los siglos XIX y XX.. La edición ha corrido a cargo del CINDOC (CSIC) y ANABAD Castilla-La Mancha.

 

El Tesauro de Historia Contemporánea de España tiene la vocación de ser útil a  todas las instituciones, archivos, bibliotecas y centros de documentación, así como a los investigadores, relacionados con el conocimiento y sistematización de la información histórica. La aplicación de un mismo lenguaje documental en el análisis de la documentación relativa a los siglos XIX y XX repercutirá positivamente en el conocimiento y la difusión de nuestro legado histórico.

 

A continuación  recogemos el capítulo primero de este libro, donde se ofrece una visión sobre las características y tipología de los conceptos usados por los historiadores

 

 

 

 

 

CAPITULO I.

SEMÁNTICA DEL DISCURSO HISTÓRICO

 

1. - LAS PALABRAS DE LA HISTORIA: CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS

            Desde que Wüster [1] (1930) planteó la necesidad, en el campo de la tecnología, de controlar la terminología científica como elemento superador de barreras en la comunicación entre científicos, hasta la actualidad, en que el uso de las nuevas tecnologías de la información requiere una cada vez mayor sistematización del conocimiento en el procesamiento y recuperación de todo tipo de información, la investigación sobre terminología científica se ha desarrollado enormemente en el campo de las Ciencias Puras y Aplicadas, con un lenguaje más sistematizado y universal, que favorece la normalización y aceptación de los términos científicos.

 

Por su parte las modernas teorías lingüísticas, desde  Saussure a Chomsky [2] , llegando  hasta la actualidad han puesto en entredicho y revolucionado los métodos clásicos de investigación de las Ciencias Sociales. La semiótica y el análisis del discurso han afectado a la conceptualización de la historiografía y amenazan incluso el oficio del historiador, poniendo en entredicho la realidad y objetividad histórica.

 

Elena Hernández Sandoica [3] analiza desde la concepción semiótica del lenguaje el concepto del historiador como mediador entre el sujeto y el mundo, en un interesante recorrido que parte de la filosofía alemana (Popper y Wittgenstein) hasta la radicalidad de Barthes y los deconstruccionistas. Es sobre todo en el ámbito de la lectura de los significados y en la hermeneútica donde la lingüística juega un importantísimo papel. Recordemos a Koselleck [4] y a Spiegel, [5] y el valor que conceden a la comunicación, el mensaje discursivo y sus significados. Koselleck advierte que sin acciones lingüísticas no son posibles los acontecimientos históricos; las experiencias que se adquieren de ellos no se podrían interpretar sin lenguaje. Spiegel afirma el irreductible carácter semiótico de nuestra práctica histórica. El historiador es un mediador entre el documento,  el discurso de algún otro invisible que nos habla desde algún lecho de muerte, cuya exacta ubicación nos es desconocida. Huellas y voces que el historiador debe hacer emerger del silencio....."huellas de significado".... Sus palabras son la forma de aprisionar una realidad pasada,  que aún no siendo toda la realidad es la única que nos llega.

 

Sin embargo, la pura interpretación lingüística, se abre hacia una explicación sociológica al colocar ambos historiadores la conciencia social o las ideologías en la base de la semiótica. Parecen abrir una puerta a la importancia de las palabras, pero nunca confundir la realidad con ellas. Cualquier historia es algo diferente a lo que nos puede proporcionar su articulación lingüística; pero eso diferente sólo puede hacerse cognoscible a través del medio del lenguaje......

 

Si no es la Historia lo que nos cuenta el historiador, sino su interpretación, su análisis, su visión de los hechos; en la medida en que las palabras del "moribundo" sean conceptualizadas, comprendidas y analizadas por muchos, podrá sentar la historiografía las bases de una reflexión teórica y metodológica propia.

 

Recordemos las palabras de Max Weber [6] : "El lenguaje que utiliza el historiador contiene cientos de palabras que comportan semejantes cuadros mentales imprecisos, entresacados de la necesidad de la expresión, cuyo significado sólo se siente de forma sugestiva, sin haberlo pensado con claridad. (..) Pero cuanto más clara consciencia se quiere tener del carácter significativo de un fenómeno cultural , más imperiosa se hace la necesidad de trabajar con unos conceptos claros, que no estén determinados de forma particular, sino general"

 

"La ciencia es también la construcción y uso de un lenguaje específico, que es el aparato con el que se cuenta para dar cuenta de los hechos, para transmitir dicha ciencia" [7] .  Para demostrar algo primero hay que elaborar conceptos, después construir proposiciones y por último construir teorías. Esto lo consiguen fundamentalmente las ciencias "puras". Hacer ciencia es elaborar conceptos. Pero el concepto científico no es algo que pueda ser claramente delimitado. "Es una idea, una red de relaciones estructurales. Los conceptos sólo pueden definirse en función de otros conceptos cuyos significados ya están dados. Así,  los conceptos van tomando forma y aclarándose en la medida en que la teoría en la que juegan un papel tiene consistencia... El lenguaje de la ciencia es el elemento o producto último , el resultado cognoscitivo es la teoría [8] .

 

En los últimos años, y sobre todo a partir de mediados de los 80, curiosamente unido a la polémica de la crisis de la Historia, se advierte un fuerte y creciente interés por consolidar el marco teórico y terminológico de la historiografía española. La aparición de revistas como Ayer, o Historia Contemporánea, y la proliferación de trabajos teóricos en publicaciones como Studia Histórica, Bulletin de Histoire Contemporaine de l'Espagne, etc. muestran la importante transformación de los métodos historiográficos desde el deseo de dar a la Historia un marco propio conceptual en las disciplinas sociales. Esta necesidad de conceptualización ha sido también denunciada desde el punto de vista de los especialistas en documentación que han investigado el lenguaje de las Ciencias Sociales y Humanas [9] . La mayoría de los autores coinciden en afirmar las dificultades de control del vocabulario en estas disciplinas debido a los siguientes factores:

 

            1. -Los objetos de la investigación en Sociología, Ciencias Políticas o Historia son fenómenos sociales, comportamientos y estructuras en continua evolución. Estos objetos "existen sólo a través de construcciones de conceptos y son el único camino para comunicar algo de esos objetos" [10] .

 

            2. - La mayoría de dichos conceptos se encuentran en continuo cambio y se modifican al albur de investigaciones, escuelas y métodos. Es importante insistir en que los conceptos soportan un planteamiento teórico previo y varios conceptos referidos a un mismo objeto pueden responder a diversas formulaciones teóricas. La convivencia entre varios significantes plantea incluso,  en la historiografía,  polémicas referentes a su contenido. Un ejemplo puede ser la discusión establecida sobre términos como régimen señorial, feudalismo o Antiguo Régimen. [11]

 

            3. - Los conceptos son en la Historia, gracias a su interdisciplinariedad, tomados de otras disciplinas cercanas. El historiador usa conceptos la mayoría acuñados por otras áreas científicas. Algunos de ellos han sido madurados conceptualmente por la historiografía, y otros adoptados o rechazados, en ocasiones adaptados,-según las "modas historiográficas. [12]

 

La investigación histórica prácticamente no ha creado un lenguaje científico propio. "Algunos términos como Edad Media, Renacimiento, feudalismo, o conceptualizaciones como coyuntura, son conceptos propios de la investigación historiográfica [13] . Pero, en completo acuerdo con Julio Aróstegui, no deja de existir una disciplina porque no tenga un lenguaje acuñado. Ello no significa que la racionalidad científica se ponga en tela de juicio ni que no exista una realidad, sino que esa realidad pasa, se construye y se altera por el medio social [14] . La lengua es externa a los acontecimientos, y  éstos, dice Kosselleck,  son la espina dorsal de la investigación histórica. Los conceptos sociales, políticos y económicos están engarzados para comprender los sucesos [15] "Lo importante es que existan conceptos claros y expresos que representan realidades sin ambigüedad (...) y la vitalidad de una disciplina se muestra entre otras muchas cosas por su capacidad en crear lenguaje [16] . Y modestamente añadiría, en utilizar y transformar el lenguaje científico de otras disciplinas. La interdisciplinariedad de la Historia, la coloca en una magnífica situación para ello [17] .

Así, la historiografía ha recurrido a términos de la Sociología y las Ciencias Políticas en lo relativo a procesos, fenómenos y categorías: estructura, clase, transición, acción social, cambio, sistema,  etc. Y  de forma peculiar y reconocible [18] .

 

     4. - La característica más significativa del lenguaje histórico, es sin duda alguna la imprecisión. La variedad de significados es un tema propio de la historiografía, y ante la que se encuentra el documentalista a la hora de convertir este lenguaje en otro más controlado y preciso. Insistimos en que la imprecisión y la ambigüedad existen en cuanto a los términos en sí mismos, pero no en el contexto de unas relaciones semánticas como se establecen en un vocabulario controlado. No es tanto la singularidad o pluralidad gramatical  la que debe decirnos si un lenguaje es más o menos preciso,  sino cuatro factores fundamentales:

 

·         La clara conceptualización  o teorización  que el término tiene en la disciplina.

·         La forma en que se determina su presentación en el vocabulario.

·         El contexto [19] : las  relaciones jerárquicas y semánticas en que se enmarca.

·         La eliminación de cualquier ambigüedad a partir de aclaraciones o definiciones: Notas  de alcance del tesauro.

 

Estas cuatro premisas creemos deben ser,  el soporte de los conceptos en un tesauro. Comprender las palabras en el mismo sentido, es propio del lenguaje científico y en nuestro caso del histórico. Aún partiendo de la base de que cada uno podemos interpretar cada palabra de manera distinta, la semántica da uniformidad en el "uso" de la lengua. El  significado de una palabra no es lo que significa sino el contexto en que se usa, y que permite su compresión en el mismo sentido por un número variado de personas.

 

Una expresión puede ser clara en sí misma, o definirse en función a su contexto. Así foro es un término ambiguo que para un historiador tiene significado claro según aparezca en el ámbito de la Galicia medieval o del mundo clásico. Estos términos son los que necesitarán una nota de alcance o una relación de contexto en el tesauro. Un término ambiguo en sí mismo como crisis, obtiene su referente en varios contextos:  guerra de Cuba,  Viernes Negro, etc. Es el momento histórico el que los aclara y define. Un gran número de conceptos históricos se forman de esta manera; acoplando su dimensión política, social o económica, la ideología imperante u opositora a un lugar, una fecha o un protagonista. En resumen a un suceso extraordinario: grito de Yara, levantamiento de Torrijos, golpe del 23 de Febrero, primavera de Praga.

 

2. - LOS TÉRMINOS HISTÓRICOS EN UN SISTEMA DOCUMENTAL DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA

            La mayoría de los trabajos publicados sobre el lenguaje de las Ciencias Sociales y Humanas [20] , hacen un análisis puramente gramatical de los conceptos presentados en las publicaciones de estas áreas, y  consideran las dificultades en el análisis documental en función de la singularidad o pluralidad de los términos [21] . Así Wiberley [22] , refiriéndose a los términos en Ciencias Humanas, los divide en cuatro categorías: 1) Propios singulares  (Manuel Azaña), 2) Propios comunes numerables (Brigadas internacionales, Legión española), 3) Propios colectivos, bien ideológicos (radicales, carlistas), o  culturales (Renaixenca)  y 4) Comunes (sustantivos abstractos o concretos).

 

Su conclusión es que dado que los términos propios singulares y comunes en las Ciencias Humanas son los más numerosos, la imprecisión en las Ciencias Humanas es menor de lo que se presume y el control de estos términos, llamados por algunos identificadores o descriptores onomásticos resolvería en buena medida el problema de los lenguajes en Humanidades. Igualmente Line [23] argumenta que acontecimientos, individuos e instituciones tienen un fácil control terminológico. Sin embargo, consideramos estas afirmaciones demasiado simplistas. Excepto los nombres propios singulares de indudable precisión, y ello después de solucionar variedad de formas, títulos o seudónimos, el resto tienen, además de los propios de un lenguaje natural, todos los problemas  derivados del carácter evolutivo del análisis historiográfico . Veamos algunos de ellos:

·       Sinonimias históricas

            Aquellos términos que se utilizan en una época histórica y que permanecen identificándose con ella. Así por ejemplo con la crisis del Antiguo Régimen, conceptos relativos al sistema impositivo desaparecen  (alcabalas, enfiteusis, censos.... ) y aparecen otros consecuencia de dicha transformación (contribución de inmuebles, contribución de utilidades, etc...). Igual sucede con muchas instituciones (Consejos, Inquisición, Mesta) que desaparecen en el siglo XIX. Otras cambian su nombre en la medida que se transforman con las sucesivas reformas administrativas , y aparecen otras (Senado, Ministerios, etc). Algunos  conceptos son  sustituidos por otros términos, quasisinónimos, que llevan en sí la evolución social de la realidad que representan (boticas y farmacias) (economía y fomento) (Pronunciamiento, levantamiento, golpe de estado).

 

·       Homonimias históricas

            Existen conceptos que atraviesan la Historia morfológicamente inalterables, y son utilizados políticamente  para cumplir unos fines doctrinales e ideológicos concretos. Existen gran número de estudios sobre el origen y evolución de dichos términos. Vamos a fijarnos en tres ejemplos:

 

A) Revolución. Nace en Francia en 1789, y se aplica en España a procesos y acontecimientos de 1808, 1868, o 1931 [24] .

B) Cruzada. Término surgido en el medievo, el bando franquista lo recupera para identificar la guerra civil como "lucha contra el infiel" (comunista o  rojo).

C) Desastre: Desastre del 98, desastre de Annual.

 

Las palabras que se acuñan para identificar un momento, un suceso, un proceso histórico, no son en la mayoría de los casos "inventadas" o utilizadas por los historiadores sino por los protagonistas del suceso como arma de propaganda u oposición: Telón de acero (Winston Churchill). La guerra civil española, es llamada por uno y otro bando guerra de liberación, cruzada o guerra de independencia. Los contendientes son rojos, rebeldes, nacionales o republicanos según desde que zona e ideología se les denomine [25] .

Las distintas escuelas historiográficas han adoptado diferentes términos para representar sistemas o procesos. Términos procedentes de la escuela marxista: lucha de clases, proletariado, cultura material; otros de la Escuela de Annales: mentalidades, memoria colectiva, vida cotidiana. Aparecen nuevas disciplinas (historia del medio ambiente), nuevas periodizaciones (la historia inmediata o del tiempo presente). La antropología feminista ha aportado a la historiografía nuevos conceptos como el de Género. En algunos casos el concepto y su término ha dado lugar a importantes debates historiográficos: coyuntura vs. estructura: estamentos vs clases [26] : feudalismo vs. régimen señorial.  Incluso,  existen acontecimientos que por razones ideológicas o políticas cambian su denominación en diversos ámbitos geográficos. Mientras entre los historiadores castellanos ha pervivido el término Guerra de la Independencia, la historiografía catalana denomina a la guerra de 1808 guerra del Francés. [27] En este sentido, incluso, encontramos en América Latina, historiadores que denominan a la época del reinado de Fernando VII,  como la España boba.

 

La historia, a veces,  se convierte en oral, y  es el pueblo el que asume un término, cuya comprensión sólo es posible en un contexto histórico. Aún quedan en Madrid ancianos que al referirse a las bombas terroristas utilizan el término mateomorrales. Nada histórico existe sin las palabras: sucesos espectaculares, movimientos internos, palabras escritas, palabras dichas. Unas perviven con éxito en el tiempo, otras son "flor dialéctica de un día".

 

Vamos a intentar clasificar los términos históricos desde un punto de vista funcionalista en los siguientes grupos, que podrían corresponder a los distintos elementos que pueden diferenciarse y detectarse en el análisis documental:

 

1) Protagonistas: Nombres propios de personas, instituciones (públicas, privadas, partidos políticos, asociaciones, etc.) o colectivos (órdenes religiosas, oficios)

 

2) Fuentes: literarias, económicas, demográficas, leyes etc.

 

3) Sucesos o acontecimientos, de comprensión sólo en su contexto: Corpus de Sangre, Bienio negro, Trienio constitucional,  Cien mil hijos de San Luis. Muchas de estas expresiones sólo adquieren concisión en un contexto temporal y con apellido geográfico, cronológico, u onomástico ( revolución de 1868, Batalla de los Arapiles, Pronunciamiento de Torrijos, Dictadura de Primo de Rivera.. Algunos sucesos y  épocas, se identifican con sus protagonistas  (franquismo, sanjurjada). Estas "fantasías de Clío" como las llama Boudet [28] forman el grueso de los términos históricos, aquellos que la Historia moviliza u olvida al azar de sucesos y acontecimientos. Hay conceptos históricos que se ha popularizado hasta formar parte del lenguaje corriente: cóctel molotov, quinta columna. Son aquellos que  más problemas semánticos y de contexto pueden tener en un vocabulario de Historia, ya que la temporalidad obliga a diversas interpretaciones de un mismo término

 

4) Procesos, acciones, fenómenos, ideas, objetos etc., comunes a las Ciencias Sociales. Si el lenguaje está en continua transformación temporal, una disciplina basada en ese propio proceso, se ve afectada por el lenguaje más que ninguna otra.

 

5) Términos geográficos.

                A).- Topónimos administrativos: pueblos, ciudades, provincias, países y entidades supranacionales  (Unión Europea, Países árabes).

 

                B).- Regiones naturales y  topónimos históricos:  (Nueva Granada, Nuevo México). Estos últimos son los de mayor problemática a la hora del análisis, ya que debe mantenerse su denominación histórica, en función del período que estemos analizando. Resultaría anacrónico referirse a la Comunidad de Madrid en el S.XII.  Es recomendable utilizar un tesauro específico de topónimos  que incluya los históricos,  o una lista controlada de dichos términos a la hora de la indización, más que incluirlos con los anteriores grupos de términos.

 

6) Período Histórico. Fechas (años, décadas, siglos) que muchas veces complementan y aclaran los términos históricos (reinados, sucesos, períodos) enumerados en el apartado 2 o acompañan en la indización a los conceptos del nº 3.

 

Los términos marcados con asterisco (*) forman parte del tesauro adjunto, bien dentro de familias semánticas, bien como listas alfabéticas auxiliares. El resto pueden recogerse en los distintos campos de una Base de Datos, sin control documental previo, o mediante la utilización de diccionarios y tesauros ya existentes.

 

 

TIPOLOGÍA DE TÉRMINOS EN UN SISTEMA DOCUMENTAL DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA

 

PROPOSICION

C O N C E P T O S

QUÉ

OBJETOS CONTABLES

PUENTES (*)

LIBROS (*)

PROCESOS

EMIGRACION (*)

COLONIZACION (*)

FENÓMENOS

ELECTRICIDAD (*)

GUERRA (*)

CONCEPTOS HISTÓRICOS

FRANQUISMO (*)

RESTAURACION (*)

CRISIS DEL 98 (*)

COLECTIVOS

ALIADOS (*)

MONARQUICOS (*)

ORDENES RELIGIOSAS (*)

OBRAS

LITERARIAS (El Capital)

ARQUITECTÓNICAS (Puerta de Alcalá)

PICTÓRICAS (El Guernica)

DOCUMENTOS (Constitución de 1812)

QUIÉN

PERSONAJES

POLITICOS (Azaña, Manuel)

LITERARIOS (Azorín)

DE FICCIÓN (Ana Ozores)

INSTITUCIONES (Partido Republicano)

CUANDO

CRONOLOGÍA

FECHAS (23 de Febrero de 1981)

AÑOS (1931)

PERÍODO HISTÓRICO (1936-1939)

SIGLOS (XIX; XX)

DÓNDE

TOPÓNIMOS

PAISES (España)

U. SUPRANACIONAL (Países árabes)

PROVINCIAS (Granada)

COMUNIDADES (Castilla y León)

CIUDADES (Madrid)

FÍSICO-NATURALES (Pirineos)

REGIONES Y COMARCAS (El Bierzo)

HISTÓRICOS (U.R.S.S.)

 

 



[1] Wüster, E. Terminología. Selecció de textos d’E. Wüster. (Ed. Mª Teresa Cabré). Barcelona: Servei de Llengua catalana. Univ. Barcelona, 1996.

 

[2] Chomsky, A. Reflexiones sobre el lenguaje. Barcelona: Planeta Agostini, 1985 y Saussure, F.D.  Curso de lingüística general. Madrid:Alianza Editorial, 1994.

 

[3] Hernández Sandoica, E. Los caminos de la Historia. Cuestiones de historiografía y método. Madrid: Síntesis, 1995, pp. 229-240.

 

[4] Koselleck,  R. Futuro pasado. Para una semántica de los tiempos modernos. Barcelona: Paidos, 1993.

 

[5] Spiegel, G.. Huellas de significado. La literatura histórica en la era del posmodernismo. El País, 29-7-93 (Suplemento 289, Temas de nuestra época,  p. 5)  y Romancing the past. Berkeley: University California Press, 1993.

 

[6] Weber, M . Sobre la teoría de las Ciencias Sociales. Barcelona: Península,  1971,  63-64 p.

 

[7]   Aróstegui, J. La investigación histórica: Teoría y método.  Barcelona: Crítica, 1995.

 

[8] Aróstegui, J. Ibidem,  pp. 61-63.

 

[9] Budin, G. The application of terminology-based Knowledge data bases in the Humanities and Social Sciences and its impact on research metods. Computers in the Humanities and the Social Sciences. Cologne Computer Conference, 1988. Koln, Muncher: Saur, 1991 y  Wiberley, S.E. Subjects access in the humanities and the precision of the humanist's vocabulary. Library Quaterly, 1983, vol 53, nº 4, pp. 420-433

 

[10] Budin, G. Op. cit.

 

[11] Estepa Jiménez, J. El régimen señorial y el feudalismo. Estado de la cuestión. Anuario de Historia Contemporánea, 1981,  nº 8,  p.  263-284.

 

[12] Weber, M. Op. cit.

 

[13] Aróstegui, J. Op. cit.

 

[14] Ibidem

 

[15] Hernández Sandoica . E. Op. cit.

 

[16] Aróstegui, J. Op. cit.,  p. 28

 

[17] En este sentido es de gran interés la ponencia presentada por Manuel Pérez Ledesma en las Terceras Jornadas de Estudios Históricos, celebradas en Salamanca en 1991, con el título: Cuando lleguen los días de la cólera. (Movimientos sociales, teoría e Historia), dónde se plantea un análisis de la terminología social.

 

[18] Hernández Sandoica, E. Op. cit.

[19] De Wittgenstein es el famoso principio "No hay que buscar el significado de una palabra sino su uso", Vid. Wittgenstein, K. Politico-economic writings. Amsterdam, Philadelphia: John Benjamins Publishing Co., 1984 (reprint de la edición de Viena de 1913)

 

[20] Landridge, D.W. Classification and Indexing in the Humanities. London: Butterworth & Co, 1976.

 

[21] Jones, C.; Chapman, M.; Carr  Woods, P. The characteristics of the literature used by historians. Journal of Librarianships, 1972, vol.4, nº3,  pp.137-156

 

[22]   Wiberley, S. Op. cit.

 

[23] Line, M.B. Concluding considerations. En:  Acces to the literature of the social Science and Humanities. Flushing N.Y.: Queens College Press, 1974

 

[24] Moliner Prada, A. Sobre el término "revolución" en la España de 1808. Hispania, 1990, vol,50/1, nº 174,  p. 285-299

 

[25] Andrés Gallego, J. El nombre de "Cruzada" y la guerra de España. Aportes, 1988,. nº8,  p. 65-71.

 

[26] Pérez  Ledesma, M. Clases sociales e Historia. Algunas precisiones en torno a un concepto. En La crisis de la Rerstauración. II Coloquio de Segovia sobre Historia Contemporánea. Dir. Manuel Tuñón de Lara. Madrid: Siglo XXI, 1986,  p..417-429

 

[27] Fontana, J. Guerra del francés, Guerra de la independencia, guerra napoleónica: ¿cuestio de noms o de concepts?. L'Avenc,  1988, nº 113,  p. 22-25

 

[28] Boudet, J. Les mots de l'Histoire. Paris: Robert Laffont, 1990.