Te lleva a la página de inicio La llegada de los indoeuropeos a Grecia

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La llegada de distintas estirpes indoeuropeas a Europa pertenece a una de las etapas que se engloban todavía en ese término que conocemos como prehistoria; esta etapa aporta escasos conocimientos acerca de la procedencia, fase y momento de aparición de los indoeuropeos, en nuestro caso en Grecia. No obstante el caso de Grecia ha de considerarse como privilegiado por la pronta aparición de la escritura (Lineal B en el s. XIV y alfabetos en el s. VIII a. C.). A ello habrá que añadir el día que se descifren los documentos en Lineal A de los s. XX-XV a. C. aproximadamente.

La leyenda de los griegos

  Hesíodo es el primer escritor que nos habla acerca del nombre de los griegos, su procedencia y sus estirpes: nos dice que los griegos procedían de las regiones actulamente conocidas como los Balcanes, al norte de la Grecia clásica, precisamente del Épiro y también de Tesalia; allí habitaba Helén, que da nombre a todos los griegos: helenos; Helén tuvo tres hijos: Juto, Eolo y Doro y un nieto, hijo de Juto, llamado Ión; los tres últimos dan nombre a las tres estirpes griegas caracterizadas individualmente por sus dialectos: jonios, eolios y dorios (para el arcadio-chipriota no hay filiación alguna en Hesíodo).

  Kretschmer, a principios de siglo, llevó más allá el mito de Helén y enunció una de las tesis tradicionales de la historia de los griegos: atendiendo a las tres estirpes adujo lo que podríamos llamar helenización escalonada de la Hélade en tres migraciones sucesivas: los jonios lo harían hacia el 2000-1900 a. C., los eolios o aqueos (para recoger aquí a arcadio-chipriotas) hacia el 1600 y los dorios hacia el 1200; con ello se equiparaba estirpe, dialecto y migración.

ilustraciónCuando Kretschmer hizo esta teoría no estaba descifrado el micénico y Micenas comenzaba a ser explotada arqueológicamente por Schliemann. El desciframiento del Lineal B ha permitido entrever, según el parecer general, que la mayoría de los rasgos dialectales son posteriores al micénico, es decir, que la diferenciación dialectal tal y como la conocemos de jonio, eolio y dorio es posterior al 1200 a. C., lo que conlleva la caída de la tesis arriba enunciada, así como la teoría de las tesis las migraciones; actualmente las migraciones se reducen al mínimo (corriente anti-migracionista): sí hay movimientos de pueblos constantes, pero no oleadas de migraciones masivas que comporten cambios culturales.

Por otro lado que los griegos son un pueblo indoeuropeo está fuera de toda duda, si bien no voy a demostrarlo, pues ya lo está lingüísticamente en los estudios de gramática. Sin embargo, ni son los habitantes autóctonos de Grecia ni siquiera los primeros indoeuropeos que llegaron a estos lugares: no son la población neolítica que allá el 7000 a. C. habitaba Grecia, sino que llegaron a ella hacia el 2000 a. C. en plena Edad del Bronce.

El final del III milenio se asocia arqueológicamente con una fuerte destrucción en la Argólide y el Ática, marcada por el incendio de los asentamientos existentes; estas destrucciones son también visibles en Troya II, en el sur de Anatolia (en Beicesultán) e incluso Palestina. Tales destrucciones suponen una ruptura, ya que hay cambios en todos los órdenes. Se suelen asociar a la llegada de dos pueblos inmigrantes de forma paralela, hablantes unos de una forma primitiva de griego para Grecia y hablantes otros de lenguas anatolias (luvita, hetita y palaíta; el imperio hetita parece nacer hacia el siglo XVIII a. C.).

La concepción de una raza común indoeuropea con temperamento, costumbres e instituciones específicas, que fueron barriendo pueblos y ocupando países, es muy romántica y posiblemente errónea. Los indoeuropeos se fueron asentando poco a poco y se fueron fundiendo con las poblaciones con las que topaban con mayor o menor preponderancia, lo que les dio su ulterior configuración especial e independiente: los griegos indoeuropeos se hicieron griegos en Grecia. Para Finley las dos características que a su modo de ver definen a los griegos son la cerámica minia y los enterramientos de cistas.

Los propios griegos nos han dejado constancia de que hubo antes otros moradores del futuro suelo heleno, gentes a los que denominaban de modos muy diversos: había pelasgos, tírsenos, léleges, carios y eteocretenses. De los carios sabemos que son de origen anatolio y su lengua se emparenta con el luvita, hetita y en menor medida con el palaíta, misio y lidio; los tírsenos se relacionan con los etruscos (Mar Tirreno) y habitaron en la isla de Tasos y anteriormente en el Ática; los pelasgos habitaban al parecer por gran parte del territorio heleno y en época de Tucídides habitaban parte de la península Calcídica, hablando su propia lengua; los eteocretenses habitaban en Creta y se piensa que eran descedientes de los originarios cretenses o miceno-cretenses; de los léleges no tengo nada que contar.

La Lingüística y la prehistoria de Grecia

  En medio de la gran confusión que presentan estos pueblos pregriegos, lingüistas e indoeuropeístas de gran talla han estudiado el vocabulario no griego del griego, es decir, términos de sustrato y adstrato que hay en la lengua griega, centrándose sobre todo en la toponimia, para aclararnos el espeso y complejo panorama que se nos ofrece.

  Se basan en el estudio comparativo de sufijos de diversa índole: -(s)s-: Parnassos, -nth-: Korinthos, -n-: Athenai, -m-: Pergamon, -mn-: Lemnos, -l-: Astale, -r-: Epidauro y -th-: Kanethos; junto a ellos estudian también términos no griegos tomados como préstamos en época prealfabética como: erebinthos sukon leirion rodon minthos kyparissos Yakinthos Mermex oinos molybdos Thalassa narkissos daphne origanon Thalamos katharsis, etc. Detectados estos términos y otros se han enunciado por ahora cuatro posibles lenguas de sustrato o adstrato para el griego; estos son sus resultados:

  Todos estos sustratos que se han detectado son indoeuropeos y anteriores al griego en cuanto a antigüedad en la zona. Ello nos lleva a pensar que los griegos en efecto no fueron los primeros indoeuropeos que arribaron a la península Balcánica; no obstante, salvo el cario, ninguno de ellos es atribuíble a un pueblo conocido. Los griegos sí consideraban a los carios como habitantes primitivos de la Hélade; a los demás (léleges, tírsenos, eteocretenses y pelasgos) también, pero no son identificables como pueblo real lingüísticamente, al tiempo que la adscripción de los etruscos (y por tanto los tírsenos) como indoeuropeos se pone muy en duda.

La Arqueología y la prehistoria de Grecia

  Frente a esta aportación lingüística a la prehistoria de Grecia, tenemos la aportación arqueológica, que es la que aporta datos no definitivos, pero sí suficientemente precisos y determinantes como para trazar una posible prehistoria para Grecia.

La cultura de los Kurganes

minos_gimbutas.jpg (13930 bytes)  La teoría global de la extensión de pueblos indoeuropeos por Europa y Asia (y, por tanto, por Grecia) es la de la arqueóloga lituana Marija Gimbutas, enunciada entre los años 60 y 70. Para ella el primer rasgo definitorio de la "cultura indoeuropea" es lo que ella llama kurganes (palabra eslava que designa tumbas, aplicada ésta a unas tumbas enterradas y cubiertas que forman un montículo); pues bien, situado el punto de origen de los pueblos indoeuropeos en el sur de las estepas de la actual Rusia, Bielorrusia y Ucrania, las gentes de estas tumbas se fueron extendiendo paulatinamente en diferentes oleadas de migraciones.

  La llegada de primeras poblaciones indoeuropeas al Egeo y a los Balcanes se produce hacia el 3000-2800 a. C.; su vida es seminómada y vivían en casas semisubterráneas y de estructura muy sencilla; sin embargo, de éstos no queda nombre que los identifique (concuerda con lo antes explicado); los pueblos indoeuropeos que se pueden identificar con hablantes de lenguas históricas conocidas no aparecerán en los escenarios del Egeo (y de Italia y Centroeuropa) hasta el final del III milenio (los griegos en este caso concuerdan también con la idea de que llegaron hacia el 2000 a territorio egeo. Al mismo tiempo el Egeo recibiría población indoeuropea no desde el Norte, sino desde el Este, desde Anatolia, como lo demuestra la presencia del cario (y para algunos otros también del luvita) en futuro territorio griego.

Las oleadas de avance

  Renfrew supone una visión distinta de la indoeuropeización de Europa y Grecia; para él los indoeuropeos provendrían de la zona llamada Creciente Fértil (en la zona cercana a Mesopotamia, en los ríos Tigris y Éufrates); el mecanismo de migración es lo que él denomina oleada de avance, basada ésta en la agricultura: una vez descubierta la agricultura y sedentarizado el hombre, con la aplicación de las nuevas tecnologías de la agricultura, el aumento de la producción y el aumento subsiguiente de la población, se iba haciendo más necesaria la búsqueda de nuevos territorios; entonces parte de la población, los más jóvenes, iban a buscarlos a una distancia muy próxima para abastecer más población; se creaba un nuevo poblado y el ciclo se volvía a reproducir una generación más tarde, así durante milenios. Expuesto esto Renfrew indica que estas oleadas de avance, que no implican destrucciones ni guerra, dieron lugar a que desde el 6000 hasta el 3500 a. C. toda Europa y parte de Asia quedara indoeuropeizada. Ello no quita que después, dentro de los propios pueblos indoeuropeos ya establecidos se produjeran invasiones o migraciones en época posterior a causa del clima o problemas con las cosechas. El caso de Grecia sería un tanto peculiar, ya que en una primera época recibiría población indoeuropea desde Anatolia y después desde el Norte a través de los Balcanes.

  Hay autores que actualmente han intentado conciliar la teoría de Gimbutas y Renfrew, pues en algunos puntos son muy parecidas.

La Vieja Europa y la Europa indoeuropea

  Por último, indicaré sucintamente la exposición que Villar hace acerca del problema arqueológico de la indoeuropeización, síntesis de investigaciones de prestigiosos arqueólogos.

  Indica que el paso del Paleolítico al Neolítico en Europa supone una nueva sociedad a la que se ha dado en llamar Vieja Europa; esta Vieja europa se caracteriza por un rasgo específico: la agricultura, es decir, la capacidad del ser humano a producir y almacenar alimentos por sí mismo y de un modo sedentario; este fenómeno se conoce como la Revolución Neolítica que comenzó a extenderse desde el 7000 a. C. aprox. desde Anatolia, Mesopotamia y el Nilo hacia Oriente y Occidente. Esta cultura neolítica alcanzó Europa Centro-oriental y los Balcanes hacia el 5000 a. C. (en Grecia se conoce como Cultura Egea a la época neolítica).

  Sus gentes se caracterizan por ser pacíficas, con poblamientos sin fortificar con abundante agua y suelo de buena calidad, con casas rectangulares y economía agraria; utilizaban el cobre y después el oro parta adornos e instrumentos, si bien no conocen el bronce; religiosamente parecen adorar a diosas madres y cultos de la fertilidad de los campos, animales y hombres que reflejarían una estructura social matriarcal. Juntamente han dejado su huella en la toponimia de Europa común en los ríos (en Europa hay 35 nombres de ríos de raíz *el/ ol/ l, 35 con raíz *sal, , 28 con raíz *eis/ ois/ is, etc..).

  A partir del 4400 a. C. Europa comienza a sufrir el ataque de pastores nómadas bárbaros (al parecer los indoeuropeos) que trajeron consigo el final de la cultura neolítica de la Vieja Europa gradualmente en tres etapas: 4400-4200, 3400-3200 y 3000-2800, con lo que llegó la primera Europa indoeuropeizada y Grecia indoeuropeizada..

  Estas primeras etapas no trajeron en casi ningún o en ningún caso a los pueblos históricos que nosotros conocemos, sino que griegos, latinos, celtas, germanos y eslavos se superpusieron a originarios pueblos y lenguas indoeuropeos y no indoeuropeos, entre los que parecen encontrarse los citados léleges, tírsenos y etruscos y paleo(eteo)cretenses -en la península Balcánica-, vascos, íberos y tartesios -en la península Ibérica-, ligures, retios y pictos -en la península Itálica.

  Los indoeuropeos en su conjunto parecen caracterizarse por un cambio de costumbres y hábitats: nueva religión masculina por su sociedad patriarcal con instituciones sociales y especialización social por la presencia de guerreros; sociedad guerrera y por tanto poblados fortificados en lugares altos y predominantemente estratégicos; supusieron también el desarrollo del comercio en Europa y el uso del Bronce; su típica edificación era el mégaron y su cerámica característica la de meandros y espirales.

ilustración

  Para Grecia la llegada de los indoeuropeos, tanto originarios como griegos suponen la Edad del Bronce y el abandono del Neolítico, excepto en Creta, que al menos hasta su etapa minoica parece ser lo que se llama un reducto de la Vieja Europa.

  No obstante Villar concluye así: A mediados del III milenio la Arqueología detecta la presencia en Grecia de elementos culturales centroeuropeos, como la cerámica...con espirales y meandros, así como el mégaron y las ciudades fortificadas.(...) Pero lo que a mi entender resulta significativo es la escasez en Grecia de Hidronimia antiguo-europea (de la Vieja Europa). Todo ello invita a pensar que en Grecia los aportes de origen europeo (antiguo), que sin duda, han existido, no han debido de ser demasiados intensos. (Pues faltan toponimos y hidrónimos del tipo de los expuestos arriba) Lo que, por otra parte, resulta congruente con los rasgos dialectales de la lengua griega, más cercana al indo-iranio, frigio y armenio que a las lenguas de Europa.

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Roberto Lérida Lafarga  Proyecto Clío