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LA DECORACIÓN EN EL ARTE ISLÁMICO

Elena Sarnago Notivoli

INTRODUCCIÓN

La decoración es esencial en el arte islámico. Mientras que en el occidental tiene un valor secundario, en el islámico juega un papel central. En occidente lo ornamental se aplica como adorno de la estructura del edificio, que es lo primordial. En las artes del Islam, la decoración llega a enmascarar los materiales constructivos. Lo invade todo.

      La historia de España durante la Edad Media es diferente a la del resto de Europa debido a la invasión musulmana de la península en el año 711. El territorio sometido por el Islam recibe el nombre de al-Andalus. Los reinos cristianos formados en el norte de la península inician a partir de entonces un proceso de reconquista que concluye con la caída del reino de Granada en el año 1492. A diferencia de los núcleos cristianos donde predomina el ruralismo y la autarquía,  al-Andalus posee ciudades prósperas, artesanía floreciente y una importante actividad comercial. Es el siglo XI el período de cristalización y  desarrollo del arte hispanomusulmán. La capital política suele ser a la vez el foco creador y difusor de las artes.

      Contemplar cualquier manifestación estética del Islam exige al espectador occidental despojarse de sus condicionamientos culturales. Para comprender su significado es necesario conocer sus principios religiosos. El Islam es una religión monoteísta, pero el Dios semita es diferente del occidental. Es incognoscible e innombrable. Se encuentra fuera del mundo y no está sujeto a las leyes del espacio y del tiempo. El universo no tiene autonomía sino que es dirigido por Dios.

      Islam significa sumisión o entrega incondicional a Dios. La revelación divina se recoge en el Corán. Es el libro sagrado de los musulmanes, revelado a Mahoma entre el 610 y el 631. Es un código religioso y social, base fundamental de la ley. Corán o Qur´an significa lectura de una palabra oída, escrita y dicha.  Mientras que en el Cristianismo  Dios se hace carne, en el Islam se hace palabra. Todo es palabra de Dios que al revelarse se hace mundo. Por esto, el lenguaje es protagonista en la vida del creyente. Este debe cumplir cinco obligaciones, los Cinco Pilares de la religión islámica. La primera es la profesión de fe, es decir, el reconocimiento de la autoridad y unicidad divina. El resto son: la oración, el ayuno, la limosna legal y la peregrinación.

PRINCIPIOS DE LA COMPOSICIÓN

El ritmo repetitivo

      Los patrones decorativos se obtienen repitiendo elementos simples entrelazados o superpuestos. Unido al gusto por la simetría, se consigue un efecto dinámico y armonioso. El detalle no prevalece sobre el conjunto. No hay tensión entre motivos, sólo equilibrio. La reiteración infinita de los temas es una metáfora de la eternidad que llena todo y una forma de plasmar la mutabilidad del universo.

La estilización

       Es decir, la desnaturalización de la naturaleza. El arte islámico, a diferencia del occidental, no imita la naturaleza. El musulmán piensa que imitarla con fidelidad es un acto de impiedad que lo enfrenta a Dios, el único Creador. Así, se produce la estilización de los motivos vegetales.

ELEMENTOS FORMALES

      En su origen encontramos elementos griegos, romanos y  de los pueblos de las estepas de Asia central. Pero, los artistas musulmanes crean una nueva forma de trabajar el repertorio ornamental heredado.

La Caligrafía

               Es el arte de la escritura bella (G. FATAS y G. BORRAS, 1980). Es la manifestación artística más importante  porque escribir es dar forma a la palabra de Dios. La escritura árabe tiene una doble función: ornamental e iconográfica. Es el equivalente a las imágenes sagradas del arte cristiano, el medio por el que se transmite el mensaje divino. El contenido de estas inscripciones es variado: versículos del Corán, mensajes piadosos, datos sobre sí mismas, textos poéticos, buenos deseos para el poseedor del objeto... Hay dos tipos: cúfica y nasjí. La escritura cúfica es mayúscula, de gran tamaño y rasgos angulosos. Las letras son sobrias y rectas. La escritura nasjí es cursiva, de gran flexibilidad y fluidez. Es la escritura ordinaria. A partir de estos tipos básicos se crean variantes, que difieren según el área geográfica y la cronología.

Los motivos vegetales

      Existe una evolución. A través de Bizancio, se toman del mundo clásico pero, con un nuevo ritmo compositivo. Los fundamentales son rosetas, palmetas, hojas de acanto, hojas de vid y roleos. En época almohade predomina la decoración de hojas lisas. Posteriormente, los almorávides incorporan las hojas con digitaciones. En los años siguientes las fórmulas varían poco: palmas de una hoja, con o sin cáliz, palmas de dos hojas, simétricas o asimétricas, arrolladas o no en volutas, y la denominada pimiento, con o sin cáliz. Por influencia de la cultura persa sasánida se produce una estilización de los motivos vegetales, haciéndose irreconocibles. A este tipo de decoración se le denomina ataurique. Es la decoración vegetal inspirada en el acanto clásico, estilizada y muy utilizada en el arte califal cordobés (G. FATAS y G. BORRAS, 1980). Aunque durante el Romanticismo se emplea el término arabesco para hacer referencia a esta decoración,  es un error. El arabesco es la ornamentación entrelazada de complejos dibujos geométricos (G. FATAS y G. BORRAS, 1980). Así, arabesco  es un término más amplio, se refiere a todo tipo de decoración musulmana que enmascara la estructura mientras que ataurique es sólo la decoración vegetal estilizada.

Los motivos geométricos

      La geometría es muy importante en el Islam. A través de ella se representa la indivisibilidad de Dios. La forma perfecta es el círculo. Se utiliza como patrón que permite crear otros motivos. El diseño es sencillo, se aplican los principios de repetición simétrica, multiplicación o subdivisión. Se trata de un arte más intelectual que emocional, de base matemática. Se utilizan ramas mixtilíneas entrecruzadas formando rombos, cintas trenzadas, meandros, dibujos en zigzag, ajedrezados y lazos formando estrellas. El mocárabe o mucarna es la decoración de prismas, yuxtapuestos y dirigidos hacia abajo,  que acaban en un estrechamiento llamado prismático, cuya superficie inferior es cóncava. Forman a modo de estalactitas o racimos de estalactitas (G. FATAS y G. BORRAS, 1980). Se emplea especialmente en la arquitectura.

Los motivos figurativos

      De manera generalizada, se cree que el Islam prohibe expresamente la representación de figuras humanas y animales. No es cierto. Las representaciones figurativas sí están ausentes en los edificios religiosos y en los objetos de culto. Pero no en las obras de carácter civil. Como ejemplo baste recordar la ilustración de libros.

LA IMPORTANCIA DEL AGUA Y DE LA LUZ

      Sin ser en sí motivos ornamentales, inciden en la decoración de manera especial. El agua es un complemento básico de la arquitectura islámica. A su valor ritual y simbólico se une su función refrescante. La luz sirve tanto para modificar los elementos decorativos como para crear otras formas ornamentales. Ambos incrementan el dinamismo de la decoración y aumentan el impacto visual del edificio.

COMENTARIO PARA ILUSTRAR EL TEMA

     Aunque la decoración está estrechamente ligada a la arquitectura, todas las manifestaciones artísticas están ornamentadas cualquiera que sea el material, la técnica o la escala utilizada. La decoración confiere unidad al arte islámico ya que los mismos diseños aparecen en el vidrio, los tejidos, la metalística, la madera o la cerámica.

      Para ejemplificar lo dicho, comentaremos dos piezas únicas del arte hispanomusulmán. Ambas están trabajadas en marfil. Son el bote cilíndrico de Zamora (964, Museo Arqueológico Nacional, Madrid) y la arqueta del Monasterio de Leyre (1004-1005, Museo de Navarra, Pamplona). La eboraria  es el arte de trabajar el marfil (G. FATAS y G. BORRAS, 1980).La talla de este material es una actividad que se remonta a la Prehistoria. Su brillo, su suave tacto y su rica textura lo convierten en el material ideal para crear obras bellas. En Córdoba se tiene por material precioso y entre los regalos que los embajadores traen a la ciudad figuran lotes de marfil. Muchas piezas se conservan debido a la fascinación que los cristianos muestran por ellas. Excepcionales son las obras en marfil salidas de los talleres cordobeses en el siglo X. Son piezas de gran calidad y riqueza ornamental.  Su refinamiento artístico se debe a que, principalmente, se destinan a la corte y, de manera especial, a las mujeres.

     En general,  se trabajan dos tipos de objetos: arquetas y botes.  Las arquetas tienen forma rectangular y tapa plana o prismática. El tamaño oscila entre 35 cm. y 4,5 cm. Los botes tienen forma cilíndrica, tape hemiesférico y el diámetro oscila entre 11,5 cm. máximo y 7,5 cm. mínimo. Ambos tipos son piezas realizadas con dos o más fragmentos de marfil ensamblados por elementos metálicos, generalmente plata nielada o cobre dorado.  Su función es servir como botes de perfumes o para guardar joyas.

      El bote cilíndrico de Zamora es una pieza anónima, aunque a su artista se le da el nombre de Maestro de Zamora. Se conoce la fecha gracias a la inscripción que hay en el friso de la tapa. Se trata de un regalo de Alhaquem II a su concubina Zob en el año 964. La decoración más frecuente es el ataurique, que llena toda la pieza. Consiste en un tallo vegetal continuo que se divide regularmente para dar origen a otros tallos secundarios que pueden, a su vez, escindirse o reintegrarse al tallo central. Se crea un rítmico movimiento ondular. Se representan también figuras de pájaros, pavos y gacelas afrontadas. La decoración está excavada sobre un fondo de poco relieve y la talla es seca y biselada. La ornamentación es profusa y elegante.

          La arqueta del Monasterio de Leyre es un regalo para el hijo de Almanzor, el príncipe Al-Dak-Malik. Es de época de Amiri. El artista parece ser Faray. Aparecen figuras humanas en el centro de medallones y pequeños atauriques rodeándolas. Se presenta al califa Hisam II rodeado de personajes. En la tapa aparecen águilas con alas explayadas, leones sobre gacelas y antílopes. Un tema novedoso es la representación del unicornio, considerado animal fantástico. En un lado se desarrollan escenas de caza. En el otro, se talla un diván donde aparece un personaje con dos servidores a cada lado, sentados al modo oriental. La talla es abultada y modelada.

              

LO QUE DEBES RECORDAR

      La decoración es uno de los  elementos que más contribuye a dar unidad al arte islámico, da a sus obras un sello peculiar que las hace fácilmente reconocibles.

      Está estrechamente ligada a la arquitectura. Aunque, a diferencia de occidente, el monumento islámico se caracteriza más por su decoración que por su estructura. No obstante, todas las manifestaciones estéticas van revestidas de decoración cualquiera que sea el material, el tamaño o la técnica empleada.

      La composición se basa en dos principios: ritmo repetitivo y estilización. Se repiten los mismos motivos porque no existe un vocabulario ornamental único para cada tipo de objeto o edificio.

      Aunque gran parte del repertorio ornamental es heredado, los artistas musulmanes crean una nueva forma de expresión. Cuatro son los elementos básicos: la caligrafía, los motivos vegetales, los geométricos y los figurativos. Forman una decoración profusa, caracteriza por el horror vacui. Todas las obras destacan por su elegancia y refinamiento.

                                                             

SI QUIERES SABER MAS...

- BONET CORREA, A. (coord.): Historia de las artes aplicadas e industriales en España,  Madrid, 1994.
- BURCKBARDT, T.: La civilización hispanoárabe,  Madrid, 1987.
- FATAS, G. y BORRAS, G.: Diccionario de términos de arte,  Madrid, 1980.
- MARÇAIS, G.: El Arte musulmán,  Madrid, 1991.
- MILICUA, A. (dir.): Cómo reconocer el arte islámico, Madrid, 1993.
- MORALES, A.J.: Las claves del Arte Islámico,  Barcelona, 1987.
- VV.AA.: Artes islámicas en España, Madrid, 1992.