Aristófanes vivió la época en que se produjo la guerra del Peloponeso y la época posterior a ésta, épocas ambas de gran importancia para el mundo helénico y sobre todo para Atenas por la transformación que supuso para el estado constitucional ateniense. La guerra del Peloponeso supuso para Atenas no sólo el inicio y el fin de su decadencia como potencia hegemónica en el mar Egeo (y en cierto modo en el Mediterráneo), sino también el inicio de una serie de procesos de degradación en el terreno político , social y económico ya irreversibles.
La Atenas de Pericles parecía haber logrado una colaboración de la aristocracia y de las masas al servicio de su idea de constitución. Incluso al inicio de la guerra del Peloponeso no había grandes fisuras en la sociedad ateniense, con una distinta escala de artesanos e industriales más o menos pobres, pero no con una pobreza indigente: los campesinos y pequeños artesanos podían ir viviendo de sus tierras y de sus trabajos sin problema alguno. Además el estado ateniense favorecía la mejora del nivel de vida con el pago de sueldos a los jurados.
La guerra, sin embargo, transformó todo esto: el precario equilibrio y la aceptación de este estado de cosas se rompió con la acentuación de una pobreza mayor que la anterior, concepto de pobreza que ahora también se extendía a aquellos que no tenían bienes suficientes para vivir sin trabajar con sus manos. Ello trajo la ruptura del equilibrio social y del sentido de la comunidad cívica en la ciudad de Atenas.
Con la ruina de los propietarios rurales se produjo un traslado de residencia y una emigración a la ciudad de un modo permanente, y al mismo tiempo la grave crisis comercial paralizó cierto número de actividades comerciales y artesanales, dando lugar al nacimiento de nuevos ricos procedentes de actividades poco nobles. Los ricos se aferraban más a atesorar dinero y cumplir con las obligaciones fiscales del estado, sin preocuparse tanto de la actividad política e intentando cada vez más obtener y mantener una serie de privilegios propios de las clases ricas.
El clima político y jurídico venía dictado por la Heliea y la Asamblea, que se preocupaban más de llenar las arcas del estado con injustas confiscaciones para poder pagar el salario de jueces y funcionarios del estado. Al mismo tiempo el mundo político y social de Atenas se fue llenando, en medio de un mundo de decadencia y de disputa de partidos en contra de los privilegiados, de la figura de los sicofantes, a los que Proxágoras pretende hacer desaparecer así como hacer desaparecer y abolir los procesos, considerados como una de las fuentes de derroche de las arcas estatales (versos 559-563, 657):
Prox.: Por muchas razones. Pues a los que intenten infringirle deshonores ya no les será posible en adelante, ni actuar como testigos en ningún sitio ni como delatores...
Blép.: De ningún modo hagas eso, por los dioses, ni me prives de mis medios de vida.(559-563)
Prax.: Pero si, en primer lugar, no habrá procesos. (v.657)
Ante este mundo de decadencia y de desolación, uno de los medios de vida era el vivir del estado: el ideal de las clases bajas no era tanto el llegar a ricos como el que el estado tuviera el deber de proveerles una buena vida. A esto se unía la idea individualista, propia del carácter heleno, de odiar toda dependencia de un patrón y no así la dependencia de un estado. De este modo se aferraban a vivir del estado y a intentar sacar de éste lo más posible. Este hecho es una de las razones de que el estado decidiese el pago público a los asistentes a las asambleas, gran carga fiscal para el estado, pero que al mismo tiempo evitaba el sacar dinero del estado de otro modo. Los ciudadanos en cierto modo se sentían satisfechos con recibir este dinero, e incluso a veces vivían única y exclusivamente de esta paga, aunque hay que indicar que poco a poco la paga se fue haciendo más escasa para sacar adelante el pan de cada día. Los sicofantes durante y después de la guerra llegaron a ser una auténtica plaga en el seno de la rivalidad de partidos oligarcas y demócratas. Aristófanes se dio cuenta de ello y a través de la figura de Blépiro nos dice que el propio personaje vive de lo que saca como sicofante y de lo que gana como asistente a las asambleas ( versos 375-381, 438-440, 460, 547-548,...):
Blép.: Es que en la obscuridad, en casa, vino a parar a mis manos. Pero, ¿de dónde vienes, a decir verdad?.
Crem.: De la asamblea.
Blép.: ¿Es que ya se ha disuelto?
Crem.: Sí, por Zeus, y desde el alba. Y, por cierto, que mucha risa, queridísimo Zeus, me proporcionó el bermellón con que rociaban el recinto.
Blép.: Recibiste entonces el trióbolo.
Crem.: ¡Ojalá fuera así!. Pero, no; llegué tarde esta vez, por lo que me avergüenzo. (375-381)
Crem.: Y, por Zeus, además, un delator.
Blép.: ¿Yo solamente?.
Crem.: Por Zeus, y también toda esta gente. (438-440)
Blép.: ¿Y no seré yo quien tenga que ir al tribunal, sino mi mujer?. (460)
Blép.: ¿Y sabes que he echado a perder un sextario de trigo que había obtenido en ganancia de la asamblea?. (547-548)
De una sociedad hasta tal punto decadente Aristófanes pudo obtener el material suficiente para realizar sus comedias políticas, caracterizadas por el ataque contra individuos de gran peso dentro de la sociedad ateniense, como por ejemplo Sócrates, o bien por el ataque contra cierto tipo de institución o incluso contra la propia sociedad en su conjunto y contra la constitución ateniense mediante la elaboración de un modelo de sociedad política ideal muy distinta de la sociedad real existente, con una censura y crítica mordaz de la política ciudadana.
Aristófanes entra entonces, a veces sin que el lector actual pueda darse cuenta, en la lucha política, en la lucha de partidos, en el enfrentamiento de los intereses del pueblo hacia la administración pública. Aristófanes entra entonces dentro de un grupo de "eruditos" que buscan "la solución", o al menos una solución, para una Atenas abocada a una lenta agonía y decadencia.
Es entonces, en el 392 a.C., cuando Aristófanes escribe para su representación una de sus últimas comedias conservadas: Las asambleístas, obra que podemos dividir en dos partes muy diferenciadas: una primera que nos muestra el gobierno de las mujeres con su programa político caracterizado por un marcado "comunismo" y una segunda parte desarrollo de este ideal puesto en marcha y en la práctica en distintas escenas cómicas, paródicas y burlescas.
Aristófanes a lo largo de su obra, y por ello no menos en esta obra, desborda su fantasía e ingenio, aquí para contraponer a la realidad una doble utopía: un ideal comunista en el que se introduce la relación nueva del hombre respecto al dinero y respecto al amor, dentro todo ello de una nueva sociedad en la que el estado paga todo y los esclavos son los únicos que se dedican a trabajar, dedicándose el ciudadano ateniense única y exclusivamente a vivir (este ideal se expresa en la escena en que Proxágora indica los puntos de su programa político, versos 651-652):
Crem.: ¿Pero la tierra, quién es el que la va a cultivar?. Prax.: Los esclavos. Tu preocupación será la de ir a la cena bien perfumado cuando la sombra mida diez pies.
La segunda cuestión utópica que Aristófanes trata es el ideal de un gobierno de mujeres como resultado lógico y natural después del mal gobierno de los hombres que incluso se ríen con resentimiento e impotencia de haber intentado ya todos los medios posibles para sacar adelante la nave del estado sin resultado alguno (como lo indica en los versos 455-457 Blépiro):
Blép.: ¿Cuál fue entonces la decisión?. Crem.: Poner en sus manos el gobierno de la ciudad, pues pareció que en la ciudad eso era lo único que aun no se había llevado a cabo.
Con ello se intentará algo nuevo, pero no obstante no debe tomarse esta segunda cuestión como un argumento a favor de la emancipación de la mujer,sino más bien como una ridiculización y degradación de la situación política, una parodia absurda como último remedio.
No obstante el escapismo peculiar de Aristófanes y de otros muchos escritos de esta época no es tan claro en el planteamiento del gobierno de las mujeres: allí hay alusiones veladas acerca del transfondo social de la época y de las carencias del estado patentes después de la restauración de la democracia en al año 403 a.C.: contra los malos políticos de la época Aristófanes opone a las mujeres y a una líder -Proxágora-; frente a una administración financiera corrupta se ofrece a las mujeres como administradoras, ya que son ellas las administran las casas (escenas de los versos 236-238 y 441-442); frente a los sicofantes proponen su eliminación y la de los juicios, como ya se ha indicado antes en la introducción (escena 453-454). Es decir el programa de gobierno femenino de Proxágora será el espejo del deseo crónico y de la necesidad acuciante de cambio que el ciudadano ateniense poseía.
* Todos los versos que se citan pertenecen a la comedia Las asambleistas.
Roberto Lérida (IES Serranía Baja, Landete -Cuenca-) Proyecto Clío