Las Asambleístas es una sátira política en oposición al régimen vigente cuyas debilidades se propone señalar", dice Lesky. Para ello Aristófanes se sirve de una utopía jocosa donde su fantasía acaba por llegar al absurdo, sirviéndose del uso y ridiculización de determinados ideales que circulaban en los ámbitos eruditos y filosóficos de la época: hasta qué punto su sátira, su utopía, su irrealidad, su absurdo encierran alusiones manifiestas y veladas que hicieran prevalecer a uno de los cuatro conceptos por encima de los otros, sólo Aristófanes y algún avezado espectador de la época pudo llegar a saberlo con plena seguridad.
Las comedias, y por ello también Las Asambleístas, cumplen con un doble cometido : deleitar (delectare) y aprovechar (prodesse) . Aristófanes supo cumplir ese doble cometido intentando mostrar a lo largo de sus diversas obras utopías, distintos programas políticos " de higiene y profilaxis" contra los abusos, al mismo tiempo que se sirvió de sus obras para ridiculizar ideas, personajes, situaciones, instituciones y todo lo que se ponía en medio con la más acerba crítica bajo lo absurdo, grotesco y paródico. La utopía de esta obra parece responder a una desesperación sin salida ante la caótica situación política, social y económica de Atenas. Los pasos de Aristófanes son muy claros: describe la situación actual, teoriza en un intento de mejorarla y curarla mediante una utopía, intenta dar una solución de la que finalmente se burla, tanto de la propia solución como de la propia realidad oponiendo realidad, utopía y absurdo como los tres grados o etapas de la burla de sus comedias, o al menos de las comedias políticas.
La función de la utopía es aprovechar, hacer reflexionar, intentar dar soluciones, dar un modelo de imitación, un ideal; a través de la utopía juzga la realidad y, aunque no dé soluciones concretas por completo, intenta influir con su juicio en el auditorio. Por su parte el absurdo consigue caricaturizar, tanto la realidad como la utopía, y la reflexión que había causado en el espectador se ve relajada y hace que el auditorio se considere superior a la situación ridiculizada: " la loca y absurda idea de una república de féminas, ..., es una acción con cuya inverosimilitud se cuenta de antemano".
Realidad, utopía y absurdo caminan juntos y de la mano en la comedia: a veces se interfieren, como hemos podido ver aquí en la escena agonal, lo absurdo puede ser utópico y lo utópico, absurdo. El límite entre las tres sería fácil de discernir para el espactador avezado de entonces, para nosotros sólo sean quizá meras conjeturas.
Roberto Lérida (IES Serranía Baja, Landete -Cuenca-) Proyecto Clío