Número 37 - 2011

 

Depósito legal: M-9276-1998  I.S.S.N.: 1139-6237

Grupo Proyecto Clío:

Chimo Soler

Luis A. Ortega

Mª Pilar Rivero
( área de Didáctica de las Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación, Universidad de Zaragoza, c/Valentín Carderera 4, 22003 Huesca.)

Diego Sobrino(comunicación y redes sociales)

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Red Iris

CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LOS GRANDS TRAVAUX DE HAUSSMANN EN PARÍS


Daniel Quijano Ramos
IES Sierra de Mijas
(Mijas-Costa, Málaga)
daniqr@gmail.com

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RESUMEN
La ciudad de París evoca en el viajero actual muchos tópicos, asentados a lo largo de los siglos. Uno de ellos es el de “París y sus bulevares”. Si bien hoy día los bulevares parisinos son parte de su historia y un conocido reclamo turístico, la construcción de estas grandes avenidas tuvo otras motivaciones que las puramente económicas. En las siguientes páginas veremos qué factores convencieron a Luis Napoleón Bonaparte de llevar adelante una transformación radical de París, transformación esta que fue dirigida y tutelada por el prefecto de la capital gala, Georges Haussmann.
Palabras clave: Urbanismo – Haussmann – París – Revoluciones burguesas.

ABSTRACT
Paris evoques many clichés in actual travellers, settled through centuries. One of this clichés is “Paris and its boulevars”. Although nowadays Paris’ boulevars are part of its history and a well-known touristic attraction also, the building of these big avenues had got more explanation than purely economical. In next pages we will see what motivations convinced Louis Napoleon Bonaparte to promote such a radical transformation of Paris, that was led and supervised by Paris’ prefect Georges Haussmann.
Key words: Urbanism – Haussmann – Paris – Bourgeoise revolutions.

INTRODUCCIÓN
Hoy en día, mencionar la palabra París implica un torrente de frases hechas y tópicos que han calado en nuestro imaginario: París, la ciudad de la luz; Paris la nuit; la torre Eiffel y los Campos Elíseos; los bulevares… La mayoría de estos tópicos son relativamente recientes: en el siglo XIV las únicas luces que había en París al anochecer eran las del Cementerio de los Inocentes, la de la Torre de Nesle y la del Gran Châtelet. La torre Eiffel es el símbolo de la era industrial. ¿Y los bulevares? La palabra boulevard significó en su origen “empalizada de tierra y maderos”(1). Como dichas obras se edificaban alrededor de la ciudad para defenderla, al desaparecer las murallas en el siglo XIX, las vías abiertas para la circunvalación de éstas conservaron el nombre. Sin embargo, los renombrados “bulevares de París” son de construcción relativamente reciente. En la Francia posrevolucionaria de 1848, en plena revolución industrial, el impulso de dos personajes posibilitó el conjunto de reformas urbanísticas más conocido y trabajado por la historiografía (SICA, 1981): los grands travaux del barón Haussmann en París, apoyado por Luis Napoleón Bonaparte.
A lo largo de las siguientes páginas vamos a tratar de exponer las causas que llevaron a Haussmann y a Luis Napoleón a llevar a cabo con tanta energía el proyecto de reforma y remodelación del centro de París. Razones de tipo higienista, social, estratégico y económico se conjugan para que tenga lugar uno de los desarrollos urbanísticos más característicos del siglo XIX, de gran influencia posterior. En ningún caso pretendemos realizar una detallada explicación de las diversas obras públicas construidas durante el periodo, si bien será necesario en ocasiones hacer referencia a realizaciones y proyectos urbanísticos concretos.
El París de Haussmann presenta una morfología urbana que será copiada por multitud de ciudades primero, en Francia, y luego en el resto de Europa, incluso cuando nuevas corrientes arquitectónicas y urbanísticas demuestran las imperfecciones de la obra del prefecto de París (SUTCLIFFE, 1973).
Nuestra exposición concluirá con el registro bibliográfico consultado para la elaboración de este escrito.

ANTECEDENTES URBANÍSTICOS DE PARÍS
La obra emprendida por Haussmann no surgió ex nihilo. La remodelación urbana de París es materia de importancia en los presupuestos públicos desde finales del siglo XVIII. La necesidad de proveer a la capital de calles más anchas y rectas, mejoras en el transporte y la pavimentación, y de edificios más adecuados se hace más acuciante con los albores de la Revolución Industrial en Francia. Para Charles Delfante, el urbanismo recto de los siglos XVIII-XIX en Francia tiene una clara influencia de Descartes (DELFANTE, 2006), quien en su Discurso del método exalta la línea recta como reflejo de la razón, frente a la línea curva(2).
En 1783, un Edicto Real estableció unos anchos y alturas mínimos en los edificios y calles de la ciudad de París. En 1787, el arquitecto real, conde de Wailly, presentó a Luis XVI un “plan de embellecimiento” para el centro de París. El aspecto más destacable era el de la construcción de anchas avenidas en la ribera izquierda del Sena.
El deterioro del centro de París era inevitable con el paso del tiempo, por cuanto quedaba habitado por clases bajas mientras que las altas ocupaban nuevos suburbios alejados del centro. Estas clases bajas carecían de medios económicos para reformar sus viviendas (y muchos menos las calles que habitaban), amén de que la prefectura de París no miraba hacia las clases desfavorecidas.
En 1793 nació el Comité de Artistas, formado por arquitectos, constructores y pintores revolucionarios dirigidos por Jacques-Louis David, que mostró sus preferencias por la línea recta. En líneas generales, este comité siguió el trabajo del Comité Real para la remodelación del centro. Establecieron la construcción de una arteria principal que iría de la Place de la Concorde a la Bastilla, de la cual arrancarían varias calles secundarias. El Comité de Artistas fijó cinco categorías de anchura, según el tráfico de cada calle. El proceso de fijar y modificar la anchura óptima de las calles se continuó a lo largo de toda la primera mitad del siglo XIX (SUTCLIFFE, 1973). En las décadas de 1820-1830 hubo que ampliarlas sucesivamente.
Durante el reinado de Napoleón, París sufrió cambios también en lo urbanístico. El principal ejemplo es la remodelación de la Rue de Rivoli (1806), que sirvió de modelo arquitectónico para el trazado de Regent Street en Londres. Las razones para estas remodelaciones del casco urbano parisino debemos buscarlas en factores de tipo higienista, principalmente, tales como descentralizar los cementerios y evitar epidemias. La construcción del alcantarillado de la ciudad comenzó con Napoleón y siguió hasta 1831.
En 1817 se presenta el proyecto de embellecimiento del conde Gilbert de Chabrol, que preveía mejoras en el urbanismo por dos razones fundamentales: la mejora de los transportes(3) y las necesidades de la población, influencia esta última de las ideas de Saint-Simon(4).
La importancia de las epidemias como factor impulsor para la remodelación urbanística de París no debe ser pasado por alto. En 1832 una tremenda epidemia de cólera(5) asustó a las clases medias, que vieron la necesidad de sanear y airear el urbanismo del centro. Esta epidemia se repitió en 1848, causando 19.000 víctimas.
A fines de 1830, el prefecto Rambuteau comprueba las confusiones de la circulación y la necesidad de higiene: “hay que hacer circular el aire y los hombres”. La legislación vigente le impide realizar un proyecto más ambicioso (la ley de expropiaciones no permitía cambios sustanciales en el trazado urbano), a pesar de lo cual entre 1838 y 1845 se construyó la Rue de Rambuteau, para mejorar la salud del distrito al abrir un pasillo por el que entrase aire y luz, y para dividir el centro de la inquietud política, centro de algaradas y revueltas. La concentración humana conlleva una falta de higiene importante y facilita la subversión social (CHUECA GOITIA, 1974). Es la primera vez que las consideraciones políticas y estratégicas hacen su aparición en el urbanismo. Ello no es casual, pues hacia 1845 Francia ha “sufrido” ya las consecuencias de la Revolución de 1789, la Convención y el Imperio, los ecos de 1820 y el Julio de 1830, además de estar inmersa en una crisis económica iniciada un año antes.

LA REMODELACIÓN URBANÍSTICA DE PARÍS DURANTE EL SEGUNDO IMPERIO
La revolución de 1848 ve nacer una II República aquejada de una gran crisis económica, social y política. Para proporcionar trabajo a los miles de parados se confiaba en los Talleres Nacionales, pero su fracaso dio nuevo impulso a las obras públicas. Una nueva epidemia de cólera en 1849 convenció a las autoridades de París de la necesidad que tenía la ciudad de saneamiento y empleo. Un segundo argumento para proporcionar empleo era el de mantener el orden entre una masa nerviosa y ociosa que había cometido numerosos desórdenes ese año en el distrito de Arts-et-Métiers (por otro lado, zona de calles estrechas) (SUTCLIFFE, 1973). El renacido interés por la salud pública y una nueva legislación sobre inspección y mejora de alojamientos insalubres (1850), así como la creación de la Comisión de Viviendas Insalubres de París (que pide mejores obras públicas), son la antesala de un nuevo periodo en la remodelación urbana de París.
En junio de 1853, Napoleón III nombra prefecto del departamento del Sena a Georges Eugène Haussmann. De origen alsaciano y protestante, Haussmann estudió Derecho y progresó en la escala pública hasta que fue llamado por Napoleón III para hacerse cargo de la remodelación de París, recomendado por el duque de Persigny. El antecesor de Haussmann en la prefectura, Jean Jacques Berger, se mostró dubitativo a la hora de incurrir en los enormes gastos que suponían las obras públicas en París. El emperador llamó a su lado a Haussmann, quien había demostrado su valía en el terreno de la organización urbanística en Burdeos.

EL PORQUÉ DE LOS GRANDS TRAVAUX DE HAUSSMANN. FACTORES CAUSALES
Los condicionantes expuestos anteriormente explican en parte la ejecución de obras públicas en París. Pero por sí solos los condicionantes no bastan para explicar porqué Napoleón III y Haussmann activaron las obras públicas con tanta energía.
La empresa acometida por París de la mano de Haussmann recibió el nombre de grands travaux, que se desarrollaron ininterrumpidamente desde 1853 a 1870, y continuaron entre 1871 y 1890.
La realización de dichas reformas necesitaba de un aparato legal y financiero apropiado. Diversas leyes sobre expropiaciones facilitaron la labor del gobierno de París a la hora de adquirir los inmuebles que debían ser derribados para la construcción de nuevas arterias. Los solares resultantes tras la construcción de la calle de turno eran vendidos a empresarios de la construcción, que se habían comprometido a levantar nuevos edificios. Estos edificios “tipo Haussmann” alojarán a las clases medias y altas, desplazando a los menos pudientes a suburbios exteriores.
La financiación de tamaña obra pública se realizó por varias vías: mayor recaudación de impuestos (gracias al aumento poblacional de París); aumento de impuestos; créditos a particulares (como los Rothschild). Esto provocó el progresivo endeudamiento del ayuntamiento de París, hasta alcanzar cifras elevadísimas.
Para A. Sutcliffe no existe un único motivo dominante para las mejoras callejeras de mediados del siglo XIX (SUTCLIFFE, 1973). S. Moholy-Nagy descarta que en los planes de Haussmann y Napoleón III hubiera algo de social o comunal (MOHOLY-NAGY, 1970). Ch. Delfante (2006) prioriza los condicionantes estratégicos, pues Haussmann concibe las comunicaciones “espaciosas, monumentales y estratégicas”(6). Otros autores han sostenido la especulación inmobiliaria como explicación del urbanismo parisino, argumento no demostrable según Enrico F. Longei.(7) Teniendo en cuenta que los procesos de carácter histórico tienen su origen en factores múltiples, nos parece que la explicación del profesor A. Sutcliffe es la más adecuada para nuestro trabajo, razón por la que lo seguiremos mayoritariamente a lo largo de este punto.
Factores demográficos
La creciente industrialización experimentada por las sociedades europeas más avanzadas tuvo sus repercusiones en las ciudades de dos maneras: de un lado, el crecimiento físico de la propia ciudad; de otro lado, el aumento de la población de los núcleos urbanos (LANGTON y MORRIS, 1986). La primera premisa comenzó con el derribo de las murallas de las ciudades. En el caso de París esto no fue necesario, pues sus murallas habían sido derribadas en 1670 (PARKER, 1990). La segunda, mediante la concentración de población en los centros urbanos. La población de París había crecido de los 546.000 habitantes a más de un millón en sólo 50 años (1801-1850) (SICA, 1981; SUTCLIFFE, 1973). La mayor parte de la población se había alojado en el centro, provocando problemas de hacinamiento, enfermedades, delincuencia, prostitución, insalubridad, descontento social, etc.
Factores relativos al transporte
Un escrito de 1861 defendía que sólo las consideraciones relativas al tráfico bastaban para justificar el programa de obras públicas. París no había tenido un plan de mejora de transportes desde Napoleón Bonaparte. La congestión del tráfico se hizo tan seria que “la urbanización de nuevos distritos residenciales en las afueras se puso en entredicho por la dificultad de llegar hasta el centro, que seguía siendo la gran fuente de empleos y servicios”.
El ferrocarril convirtió París en el eje de un sistema radial de líneas principales, que centralizaba aún más la capital gala. El nuevo medio de transporte aceleró la inmigración y la movilidad hacia París. Las terminales acabaron en los bordes del centro de la ciudad, lo que llevó al nacimiento de omnibuses para el transporte de viajeros a las estaciones, ocasionando aún mayores problemas de tráfico.
Factores higienistas
Las epidemias de cólera de 1832 y 1848 revivieron el interés por los problemas de salubridad. Los proyectos de obras públicas permitirían demoler cierta cantidad de slums(8), lo que mejoraría las condiciones higiénicas e impediría el contagio y la propagación de enfermedades. Una ley de 1850 permitía adquirir y demoler casas insalubres, previa compensación económica. Pero lo novedoso vino con la demolición de grupos enteros de casas que entraban en el proyecto de una calle. Como las nuevas calles pasaban por los distritos pobres, la mayoría de derribos fueron slums. La construcción de las nuevas calles y la demolición de las antiguas casas llevaban aparejado un programa de construcción de alcantarillado de gran repercusión en la época.
Factores laborales y económicos
Todas estas obras proporcionaban trabajo y estimulaban la economía de la ciudad. Los motivos sociales no están fuera del pensamiento de Napoleón III y Haussmann (creación de la Assistance Publique de Paris; creación de la Caisse de la Boulangerie, que proporcionaba alimentos baratos a las clases trabajadoras). Es indudable que la destrucción de edificios y el levantamiento de nuevas calles llevarían aparejado un aumento de la construcción y el negocio inmobiliario. En palabras de Haussmann:
“El principal resultado que pretendía el gobierno del emperador al realizar tales mejoras era orientar a toda la nación por el productivo sendero de la confianza y el trabajo”.
El pago de indemnizaciones a los afectados por derribos creó asimismo un movimiento de capital importante, que favorecía la economía de París. Al mejorar la economía, el ayuntamiento y el Estado se beneficiaban con el aumento del cobro de impuestos.
Factores estratégicos
Desde 1789, ningún gobierno se había librado de la amenaza de los trastornos violentos en las calles de París. La táctica tradicional era apoderarse del Hôtel de Ville, tomar el centro y este de la ciudad (habitado generalmente por las clases menos favorecidas), y levantar barricadas en las estrechas calles donde un grupo reducido de ciudadanos podía frenar a las tropas gubernamentales. Entre 1828 y 1853 se habían levantado nueve veces barricadas en París. Al construir grandes vías públicas por los distritos turbulentos, las tropas podrían llegar rápidamente al origen de los disturbios. Estas calles serían demasiado anchas para poder bloquearlas con barricadas. Los cuarteles se colocarían cerca de las nuevas calles, en cruces, para permitir una rápida salida de tropas en varias direcciones. Además, los cuarteles estarían comunicados con las estaciones del ferrocarril, un elemento esencial en el despliegue de tropas(9).
Para Haussmann, la mejora de las carreteras radiales era necesaria para el mantenimiento del orden público. Por otro lado, la Asamblea Nacional había estado asustada por las posibles algaradas y agitaciones de París. Al facilitar la entrada de las tropas a los centros de agitación y proporcionar trabajo, las obras públicas de París conllevarían una bajada del descontento de la población(10).
Por lo tanto, el problema no era exclusivamente el evitar el levantamiento de barricadas fáciles de defender, sino el acceso rápido y eficaz de las tropas al centro de la ciudad.
Durante la construcción de las obras públicas, había que mantener tropas en el centro, lo que Haussmann hizo situando cuarteles en puntos clave, tales como detrás del Hôtel de Ville, y en el centro de la ribera izquierda. Pero los principales cuarteles nuevos se construyeron al noreste del centro de la ciudad. Esto se hizo porque era la parte este de la ciudad la más poblada por clases bajas, y era allí de donde podían provenir las principales amenazas en futuros levantamientos(11).
Factores estéticos
Más arriba hemos mencionado el gusto por la línea recta en el urbanismo francés. Los Artistas de la década de 1790 no tuvieron en cuenta consideraciones estratégicas a la hora de planificar las calles, y sin embargo éstas eran casi todas rectas.
Por otro lado, los mismos contemporáneos consideraban que los nuevos trazados añadían belleza a la ciudad. Napoleón III tomó Londres como ejemplo y su objetivo fue hacer de París “la ciudad más bella del mundo”. Haussmann siempre trató de asegurar que todas las nuevas calles terminaran en un edificio grande o hermoso. Basta contemplar hoy día la plaza de L’Etoile (actual Charles de Gaulle), con el Arco del Triunfo en el centro, donde confluyen algunas de las grandes arterias del París de Haussmann.
Factores ideológicos
No debe subestimarse el carácter populista del gobierno de Napoleón III. La filantropía propia del monarca y el deseo de mantener contentos a sus súbditos están presentes, intrínsecamente, en el espíritu de los grands travaux (LONDEI, 1982).
Como hemos visto, no existió tan sólo un motivo por el que se llevó a cabo la política mastodóntica de obras públicas durante el Segundo Imperio. Fue la confluencia de factores la que motivó el impulso dado al centro de París por dos personalidades muy fuertes y decididas: Haussmann y Luis Napoleón.
El enorme gasto al que se vio sometido el ayuntamiento de París, la interminable construcción de avenidas y calles, y otros motivos, llevaron a una caída de popularidad de Haussmann, que se vio atacado por personalidades importantes de la política francesa de esos tiempos. El diputado republicano Jules Ferry publicó un panfleto titulado Les comptes fantastiques d’Haussmann (Las cuentas fantásticas de Haussmann), donde criticaba la política de gasto del prefecto del Sena. A estas críticas se sumaron diputados orleanistas y Adolphe Thiers, llevando finalmente a la dimisión forzada de Haussmann en vísperas de la guerra contra Prusia. Sin embargo, la política emprendida por Haussmann se mantuvo hasta 1890, y sus influencias son rastreables incluso avanzado el siglo XX.

LAS CONSECUENCIAS DE LAS TRANSFORMACIONES DE HAUSSMANN
 La gran transformación sufrida por París tuvo defensores y detractores de primer nivel desde el inicio de las obras. Al finalizar el Segundo Imperio, Zola expone la crítica general que más tarde generalizará la historiografía marxista:
“Todo abierto. París atravesada a golpe de sable, las venas abiertas, nutridas por cien mil excavadores y albañiles, admirables calles estratégicas pondrán los fuertes mirando al centro de los viejos barrios”(12).
Durante la Tercera República la opinión se tornó positiva. M. Poëte, en 1910, se expresaba así:
“Cierto, esta obra no está exenta de crítica, pero esta obra ha supuesto un conjunto único en la historia de París. Nunca la ciudad, en un tiempo tan breve, sufrió tal metamorfosis. La metamorfosis, y la adaptación, por medio de órganos nuevos, de una potente y antigua ciudad a las necesidades de la vida moderna”.(13)
En la época del funcionalismo, Le Corbusier, quien comulgaba con la línea recta y monumental y con la acción “quirúrgica”, afirmaba sobre los grands travaux:
“Cirugía avanzada. La decisión remonta a Haussmann. La obra excepcional de este hombre resuelto fue toda obra de cirugía: cortó en el corazón de París sin piedad. Pareció que la ciudad tuviera que sucumbir. ¡El París automovilístico de hoy vive gracias a Haussmann!”(14)
La crítica resurgió en los primeros cincuenta con Gaston Bardet y continuó con autores de corte marxista, resumida en Lefebvre y las interpretaciones de naturaleza militar de los grands travaux:
“El barón Haussmann, hombre del estado bonapartista que se yergue por encima de la sociedad para tratarla cínicamente como botín. Si traza boulevards, si provee espacios vacíos no es por la belleza de las perspectivas. Es para "tener en el puño París con las ametralladoras" (Benjamin Péret). El célebre barón no lo esconde.”(15)
En realidad la gran obra de Haussmann tuvo sus luces y sus sombras. La metamorfosis de París supuso el primer remodelamiento global de la estructura urbana de una ciudad capitalista-industrial, siendo un modelo para sucesivas ciudades (LONDEI, 1982). Los “grandes trabajos” urbanísticos del centro de París posibilitaron que miles de obreros estuvieran trabajando durante años. Los beneficios comerciales y el nacimiento de grandes negocios en los nuevos bulevares abiertos con las obras públicas (hoteles, cafés, comercios varios), llevaron a un auge económico de la capital francesa, detenido por la guerra contra Prusia y por el endeudamiento de la ciudad para acometer las obras. Además, las mejoras trajeron un alza de precios e inflación de las compensaciones dadas a los expropiados, lo que encarecía el resto de ampliaciones y obras.
La transformación de París posee una fuerte coherencia interna, mediante el trazado de arterias y la apertura de espacios en el tejido vivo, aunque degradado, de los barrios antiguos (SICA, 1981). Bien es cierto que detrás de las imponentes fachadas levantadas a lo largo de los enormes bulevares continuó el caos de las estrechas callejas laterales (con sus consecuencias de toda índole ya mencionadas). Pero las obras de Haussmann fueron el mecanismo técnico-económico que permitió a Francia pasar de la ciudad preindustrial a la ciudad industrial.
Otro aspecto a destacar es la demolición de edificios de interés histórico, artístico o social para la construcción de las nuevas calles, hecho que fue criticado por personalidades contemporáneas de los hechos, caso de Víctor Hugo, Baudelaire o el marqués de Laborde (SUTCLIFFE, 1973).
En cuanto a las consideraciones de tipo estratégico, después de las obras de Haussmann no hubo en París mayores algaradas que las de la Comuna de 1871 (que tuvo poca repercusión en el centro antiguo), lo cual no prueba ni en un sentido ni en otro que las transformaciones urbanísticas del prefecto parisino fueran en la dirección de reprimir y sofocar posibles levantamientos populares.
Otra de las críticas hechas a los grands travaux es la rotura del equilibrio social del centro de París. De manera un poco esquemática, trazamos un retrato del edificio parisino pre-haussmanniano como síntesis de la jerarquía social parisina: burgués al segundo piso; funcionarios y empleados a los  terceros y cuartos; la gente de casa, los estudiantes y los pobres bajo el techado. Todas las clases sociales vivían así en un mismo edificio. Esta convivencia, que debe ser matizada según los barrios, desapareció en gran parte después de los trabajos de Haussmann. Éstos tuvieron dos efectos según el plan de la repartición del hábitat en París: por un lado, las renovaciones del centro de la ciudad arrastraron una subida de los alquileres que forzó a las familias pobres a trasladarse hacia los distritos periféricos; por otro lado, algunas decisiones de esta política urbanística contribuyeron a desequilibrar la composición de París entre el oeste, rico, y el este de la ciudad desfavorecido. Así, ningún barrio del este parisino fue beneficiado de realizaciones comparables a las largas avenidas en torno a la plaza de L’Etoile. Los pobres se concentran entonces en los barrios que están fuera de las renovaciones, las citès ouvriéres.

BIBLIOGRAFÍA
CHUECA GOITIA, F. (1974). Breve historia del urbanismo. Madrid: Alianza.
DELFANTE, Ch. (2006). Gran historia de la ciudad: de Mesopotamia a Estados Unidos. Madrid: Abada.
FULBROOK, M. (1995). Historia de Alemania. Cambridge: Cambridge University Press.
LANGTON, J. y MORRIS, R. J. (eds.) (1986). Atlas of industrializing Britain, 1780-1914. London: Methuen.
LONDEI, E. F (1982)., La Parigi di Haussmann: la transformazione urbanística di Parigi durante il secondo Imperio. Roma: Kappa.
MOHOLY-NAGY, S. (1970). Urbanismo y sociedad: historia ilustrada de la evolución de la ciudad. Barcelona: Blume.
PARKER, G., (1990). La revolución militar: las innovaciones militares y el apogeo de Occidente, 1500-1800. Barcelona: Crítica.
SICA, P. (1981). Historia del urbanismo. El siglo XIX 1º. 4 v. Madrid: Instituto de Estudios de Administración Local.
SUTCLIFFE, A. (1973). Ocaso y fracaso del centro de París. Barcelona: Gustavo Gili.
En Internet
Memorias de Georges Haussmann.


1 Boulevard deriva de la voz neerlandesa bolwerc (bol=madero; werc=trabajo), que aparece a finales del siglo XV.

2 Quizás se refiera al ejemplo del filósofo francés en el que un viajero se pierde en un bosque y no sabe cómo salir de él. La solución que propone Descartes es caminar en línea recta y no dar vueltas, porque yendo en una misma dirección se alcanzará, al menos, una salida.

3 Unos 17000 vehículos circulaban en esa época por París, provocando enormes atranques en las estrechas calles.

4 Henri de Saint-Simon (1760-1825) fue uno de los teóricos del socialismo utópico. Su pensamiento tuvo calado en las ideas de mejoras sociales surgidas en algunos de los dirigentes burgueses de la Francia decimonónica.

5 Con origen en la India y con una elevada mortalidad, esta epidemia tuvo importantes ramificaciones políticas, sociales y científicas.

6 Esta afirmación fue hecha a propósito de la Rue de Rivoli, no en referencia a las calles en general. Ver

7 LONDEI (1982) estudió el caso de la especulación inmobiliaria para el Hôtel de Ville, llegando a conclusiones que negaban que ese hubiera sido el motivo principal de las reformas.

8 Slum es una voz inglesa que designaba a los barrios obreros donde éstos se hacinaban y malvivían.

9 Como se demostraría en las guerras de Prusia contra Dinamarca y Austria, y durante la guerra franco-prusiana. Ver FULBROOK (1995).

10 MOHOLY-NAGY (1970) expone que uno de los objetivos de Haussmann era el estratégico (junto al de realzar el valor material de la ciudad), “cuarteando el laberinto medieval de una ciudad cuya población se distinguía por su republicanismo y sus violencias”.

11 Como así sucedió en la Commune de 1871, cuando el principal peligro de la insurrección vino de los suburbios del este, y no del interior de los grandes bulevares (SUTCLIFFE, 1973).

12 Tagli dapertutto, Parigi sventrata a colpi di sciabola, le vene aperte, che nutrono centomila sterratori e muratori, mirabili strade strategiche metteranno i forti al centro dei vecchi quartieri (LONDEI, 1982).

13 Certo, quest’opera non è esente da critiche, ma essa ha realizzato un insieme único nella storia di Parigi. Mai la città aveva súbito, in un tempo così breve, una tale metamorfosi. La metamorfosi, e`l’adattamento, per mezzo di organi nuovi, di una potente città ai bisogni della vita moderna  (LONDEI, 1982).

14 Chirurgia avanzata. La decisione risale ad Haussmann. L’opera eccezionale di questo uomo risoluto fu tutta opera di chirurgia: tagliò nel cuore di Parigi senza pietà. Sembrava che la città dovesse soccombere (LONDEI, 1982).

15 Il barone haussmann, uomo dello stato bonapartista che si erge al di sopra della società per trattarla cinicamente come bottino. Se traccia boulevards, se provvede spazi vuoti non è per la bellezza delle prospettive. E' per "tenere in pugno Parigi con le mitragliatrici" (Benjamin Péret). Il celebre barone non se lo nasconde (LONDEI, 1982).