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La comedia política floreció en el siglo IV a.C. en Atenas y su mayor exponente fue Arístófanes, del cual una de las obras que más se insertan en este género, una de las más importantes además, es Las Asambleístas. El porqué, ahora lo veremos. La comedia política se caracteriza por entrar a formar parte del pensamiento filosófico, político, económico y social de la época en que se escriben. Su función es doble: por ser comedia su finalidad primera es deleitar, agradar, divertir; por ser política también tiene otra finalidad, la de poner en escena unos planteamientos e ideales políticos (también económicos y sociales) en oposición y crítica de los planteamientos e ideales vigentes. El mecanismo que Aristófanes utiliza para exponer ambos ideales es doble: utopía y absurdo. Como indica Lasso de la Vega "en el desarrollo de la acción cómica este clima fantástico puede conseguirse de dos diferentes maneras: una es la que consiste en un salto desde la situación real a la utópica, de la cual la realidad viene a ser su contrafigura (...) Otra es la que se logra mediante una reductio ad absurdum , alargando horizontalmente o engrosando la defectuosidad de la realidad con el desquiciamiento y exageración grotesca extrema".
Quizá convenga detenerse un momento en definir utopía y absurdo para entender mejor el planteamiento anterior y el desarrollo posterior. "Utopía - indica López Eire - significa irrealidad, falta de suelo en que apoyar los pies, mera teoría fruto del pensar abstracto que no encuentra lugar en que realizarse sobre la faz de la tierra". Absurdo aquí viene a indicar el disparate o escena contraria a la razón, que no tiene sentido real, situando lo representado en la irrealidad.
La comedia política se basa en la unidad de contrarios de cuyo juego de acuerdo y oposición resulta la armonía de la obra. Con la unión de comedia (idealidad del aliento dionisíaco) y de realidad política del momento se crea la comedia política, donde la antinomía realidad-fantasía pone de relieve la crítica a la situación política del momento, transformando la realidad dentro de un plano de lo absurdo e imposible. Mediante la sucesión de lo cómico respecto a la realidad se acentúa la gravedad de la situación social, política y económica, es cuando la comedia más que nunca es" imitatio vitae, speculum consuetudinis, imago veritatis", como dice la frase ciceroniana.
No obstante hay que distinguir que los dos mecanismos, utopía y absurdo, se encaminan hacia una finalidad diferente. La utopía tiene como finalidad exponer un ideal, en estas comedias político, donde dicha idealidad pone de manifiesto las carencias del estado actual y plantea soluciones a éstas más o menos válidas de acuerdo con las ideas filosóficas y políticas del momento. Por contra el absurdo se encamina hacia la finalidad cómico-paródica de la comedia, a crear la bufonada y el chiste, que al oponerse, o mejor dicho, al ponerse junto a la utopía, hace que ésta caiga también en el absurdo. El público asiste a la comedia para divertirse, no para reflexionar ni pensar, y al final esto es lo que ocurre, el absurdo contagia a la utopía. La utopía censura con ironía, el absurdo divierte con resentimiento.
No obstante el conjunto de la obra también lleva al espectador a la catarsis, al igual que la tragedia, pero de un modo distinto. Aquí se produce por las aspiraciones que el personaje cómico hace surguir en el alma del espectador. Aquí la catarsis y la comedia hacen que el espectador por un momento se ilusione con la contemplación de la distorsión de la realidad, de la vida real, mediante la evasión del mundo de cada día. La utopía lleva a la catarsis con la búsqueda de una razón teórica que proporcione nuevos planes de acción distintos de los actuales.
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Roberto Lérida (IES Serranía Baja, Landete -Cuenca-) Proyecto Clío |