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The Weight of Chains

 

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Ficha Técnica:

Título- The Weight of Chains
Director- Boris Malagurski
Guión- Boris Malagurski
Música- Jasna Djuran, Novo Sekulovic
Fotografía- Boris Malagurski
Productora- Malagurski Cinema
Año- 2010

 

Marcos Ferreira Navarro
 marcos_fabero@hotmail.com
Graduado en Historia (Universidad de León. España). Estudiante en la Universidade Nova de Lisboa (Portugal) y la Universidad de Granada (España).

En el 2010 el joven realizador serbio Boris Malagurski estrenaba su segundo documental sobre los acontecimientos en el espacio Pos-yugoslavo. The Weight of Chains (El peso de las cadenas), a diferencia de su primer documental Kosovo: Can You Imagine? (Kosovo, ¿Puedes imaginar?), se centraba en todo el espacio y conflicto de la antigua Yugoslavia y no sólo en el espacio y conflicto serbio-kosovar. Sin embargo, a pesar de tratar la desintegración de Yugoslavia en general, el resultado final de la cinta es decepcionante principalmente por dos elementos: por la simplificación en el discurso y por el carácter pro-serbio del documental. Estos dos elementos se entremezclan durante el documental y sólo a efectos explicativos los separo en dos características diferentes.

Por un lado, en las dos horas que dura el documental, Malagurski nos da una versión simplista de las diferentes épocas que se vivió en la parte occidental de los Balcanes. Es cierto que en un documental se suele tender a la simplificación, especialmente a la hora de presentarnos los antecedentes al tema principal. En ese caso la tarea era magna ya que se tenía que presentar la dominación del Imperio Otomano y el Imperio austro-húngaro en los Balcanes, el nacimiento y desarrollo de los movimientos nacionales de los eslavos del sur en ambos imperios, la decadencia de los Imperios a lo largo del siglo XIX y primeros 15 años del siglo XX, el interés estratégico de la zona para las principales potencias de la época y la creación, desarrollo y problemas de las dos experiencias yugoslavas previas a la desintegración de la década de 1990. Sin embargo, Malagurski ante la enorme complejidad que se le presentaba, decide tomar la salida fácil, presentándonos anécdotas, momentos puntuales o elementos objeto de fuerte debate como “verdades” reconocidas por los expertos que aparecen en el documental. Así, los cinco siglos del Imperio Otomano se resumen por las prácticas de empalamiento hacia los serbios ortodoxos. El Imperio de Austria-Hungría como una cárcel para los pueblos eslavos. Sobre el desarrollo de la conciencia nacional entre los eslavos del sur sólo se comenta que querían establecer un Estado en común, sin prestar atención a los diferentes modelos de ese proyecto o a proyectos que buscaban únicamente la creación de un Estado para uno de los pueblos de los eslavos del sur. Sobre el Reino de Yugoslavia sólo se informa que desapareció por la invasión nazi, sin hacer constar la dominación por parte de los gobernantes serbios sobre el aparato estatal yugoslavo. Sobre la Yugoslavia socialista se presenta más una hagiografía en donde la Yugoslavia de Josip Broz era la tierra del “vino y las rosas” más que un discurso bien documentado y realista de los puntos fuertes y débiles del sistema socialista yugoslavo.

La parte más importante del documental, aquella que trata sobre la desintegración de Yugoslavia y sus consecuencias, decepciona aún más que la presentación de los antecedentes. En primer lugar, ni tan siquiera hace referencia a la Guerra de Eslovenia (1991) y de Macedonia (2001), centrándose en los conflictos de Croacia (1991-1995), de Bosnia-Herzegovina (1992-1995) y de Kosovo (1998-1999), lo que supone de por sí presentar una explicación incompleta a lo sucedido en Yugoslavia. En segundo lugar, la información sobre las causas, el desarrollo y las consecuencias de estos tres conflictos no se articula de una forma clara y concisa que facilite al espectador la comprensión de los elementos básicos de las razones por las cuales Yugoslavia se desintegra y las guerras que acontecen acto seguido. En lugar de eso, Malagurski decide construir y presentar un discurso confuso, en donde numerosos hechos y datos relevantes se presentan sin un marco temporal y contexto adecuado o ni siquiera se llegan a presentar. Sin embargo, el mayor problema del tratamiento del grueso del documental es el tono pro-serbio de Malagurski.

A la hora de explicar las Guerras de Secesión yugoslavas y los acontecimientos posteriores a éstas, Malagurski decide envolverse en la bandera serbia y construir un discurso totalmente propagandístico pro-serbio. Así, todas las acciones del bando adversario al serbio, ya sean croatas, Musulmanes de nacionalidad o albano-kosovares, son magnificadas. Lógicamente, Malagurski conocía a la perfección que era imposible presentar al bando serbio como una víctima, por lo tanto, la estrategia es diferente. No se ocultan las principales acciones de los serbios en Croacia, Bosnia o Kosovo, sino que se presentan acciones de los bandos contrarios como una forma de justificar las acciones serbias. Así, cuando las tropas paramilitares serbias y el Ejército Popular Yugoslavo (en ese momento ya serbianizado a raíz de los acontecimientos de Eslovenia) acometieron actos de limpieza étnica en Croacia, Malagurski lo justificó con el cambio en la Constitución croata que declaraba a la minoría serbia no como pueblo constitucional, sino como minoría. Es correcto señalar que el gobierno de Tudjman manejó erróneamente la cuestión de su minoría serbia, pero eso no supone una amenaza que justifique (si es que existe alguna motivación que pueda justificar la limpieza étnica) la limpieza étnica o la destrucción de ciudades como Vukovar. En el caso de la guerra en Bosnia, se justifica las acciones serbias debido a la radicalización islamista del gobierno de Izetbegovic, cuando esta radicalización se debió al devenir y evolución de la guerra y no a una predisposición de los gobernantes y/o de los ciudadanos Musulmanes de nacionalidad. Lo mismo ocurre con el caso de Srebrenica, en donde se intenta justificar la matanza de varones Musulmanes de nacionalidad por los ataques de la tropas de la Armija desde Srebrenica (enclave protegido por la UNPROFOR) a poblaciones serbias colindantes. Este deseo de venganza puede ayudar a explicar lo que sucedió, pero nunca a justificar o excusar el comportamiento de las tropas dirigidas por Ratko Mladic. Pero, sin lugar a dudas, el lugar en donde el tono pro-serbio puede ser más apreciado es Kosovo. Si en el tratamiento del conflicto croata y bosnio, se podía atisbar alguna crítica hacia las autoridades serbias, en el caso kosovar dicha crítica no existe. El discurso sobre el conflicto kosovar se basa en un discurso propagandístico serbio sobre la importancia de Kosovo para la nación serbia, los agravios de los serbios en Kosovo durante la época socialista de Yugoslavia y la interferencia internacional a favor de Kosovo contra Serbia. En esta parte se mezclan datos verídicos, como es el abandono de parte de la población serbia en Kosovo durante la época yugoslava o el maniqueísmo de las potencias occidentales respecto al tema pasando por alto las acciones terroristas del Ejército de Liberación Kosovar, con omisión de hechos, como la suspensión de la autonomía en Kosovo desde 1988 o la represión policial serbia desde esa época y la simplificación de otros como el permiso de las autoridades yugoslavas para el desarrollo y fortalecimiento del sentimiento nacioanl albanés en Kosovo.

La tercera parte del documental es una especie de epílogo sobre el desarrollo de los acontecimientos tras el fin de la Guerra de Kosovo en 1999. Esta parte es la mejor del documental, en donde se alternan explicaciones certeras, como los efectos económicos negativos de la mayoría de la ex repúblicas yugoslavas en la década del 2000, la corrupción existente entre las élites políticas y económicas de dichas repúblicas, la obsesión de todas las repúblicas de entrar en la Unión Europea y la crítica (certera en mi opinión) sobre esta organización plurinacional, con explicaciones que vuelven a mostrar un punto pro-serbio y en este caso victimista como es el tratamiento de la independencia de Montenegro en 2006, la de Kosovo en 2008 o una crítica interesada al Tribunal Penal Internacional de la Antigua Yugoslavia.

En conclusión, The Weight of Chains se acerca más a un documental que con fines propagandísticos que un documental con aspiraciones de constituirse como una explicación veraz y satisfactoria a las Guerras de Desintegración de Yugoslavia. Puede que aquellos que consideren que Yugoslavia fue destruida por un complot internacional, este documental suponga una referencia obligada para defender su posición. Después de todo, la opinión simplificada y el tono pro-serbio son consecuencia de una explicación imperialista a los conflictos yugoslavos. No obstante y sin desmerecer el peso de la comunidad internacional en el devenir de las guerras yugoslavas, para todos aquellos que buscamos un explicación coherente y satisfactoria sobre dichos conflictos, el documental es una oportunidad perdida. Aún con todo, recomiendo su visionado. No por la información que se puedan extraer (aunque hay algunas luces en temas puntuales, el resultado general es una sombra alargada), sino como un ejercicio para diferencia un producto serio y bien documentado de un documental propagandístico envuelto en tintes académicos para “endulzar la píldora”.  

 Fecha de envío 24 de agosto, fecha de aceptación 17 de septiembre