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Red Iris

PortadaFELIU TORRUELA, M. y HERNÀNDEZ CARDONA, F. X. (2013): Didáctica de la Guerra Civil española, Barcelona: Graó. 162 p.

Miguel Ángel Suárez Suárez
Universidad de Oviedo

La Guerra Civil española fue, claramente, uno de los sucesos más dramáticos de nuestra historia reciente; pero sobre todo fue un hecho sin el que no es posible comprender el devenir histórico de España, en tanto que su desenlace no sólo marcó el futuro inmediato del país –instaurando una dictadura que se prolongó durante cuatro décadas-, sino que también ha resultado determinante en la configuración sociopolítica actual.

Sobre el conflicto se han proyectado intensos debates, algunos de los cuales, con fines muy alejados de los que debe perseguir el conocimiento histórico, realizando interpretaciones sesgadas y creando un clima de polémica que envuelve todo lo relacionado con la Guerra Civil y el franquismo. Precisamente, esa controversia –sin duda, creada ad hoc para interferir en el conocimiento profundo de los hechos-, es la que ha trascendido tanto a la sociedad en general, como a la educación en particular. Así, salvando algunas experiencias muy concretas y localizadas, la escuela ha decidido, bajo la premisa de una mal entendida objetividad, eludir cualquier responsabilidad en el desarrollo de un debate crítico y necesario sobre el tema. De forma que el estudio de la Guerra Civil en los niveles pre-universitarios se reduce, por lo general, a una sucesión de fechas y nombres de batallas, que poco o nada aportan desde el punto de vista didáctico.

En este sentido, el libro que nos ocupa trata de superar las polémicas interesadas, realizando una primera aproximación a la didáctica del conflicto en la que se analizan, a lo largo de 16 capítulos, las distintas posibilidades educativas que entraña el estudio de la Guerra Civil española, así como algunas propuestas concretas y bibliografía orientativa que permitirán aprovechar todo ese potencial.

Los seis primeros capítulos se ocupan de temáticas como las historias de vida, los paisajes de guerra y espacios de represión, el patrimonio monumental, los objetos y artefactos y la arqueología. Estos capítulos, en su conjunto, pueden entenderse como un intento por traspasar los límites del aula, destacando el papel como recurso educativo de primer orden que desempeñan los vestigios materiales e inmateriales que han llegado hasta nuestros días. Algunas de las actividades propuestas, como la recopilación de objetos de la época e historias de vida de familiares y conocidos, presentan una clara vocación por humanizar el conflicto y generar empatía (algo sumamente difícil, si no imposible, con el trabajo exclusivo del aula), realizando un esfuerzo por comprender la vida cotidiana durante el período de guerra. Suponen, además, una aproximación directa a la microhistoria del conflicto que garantiza la significatividad de los aprendizajes, tanto por la asunción de un papel activo en la recogida y tratamiento de la información, como por el carácter familiar y cercano de los datos obtenidos.
Otro de los puntos a los que se concede especial importancia en estos primeros capítulos son los vestigios materiales y paisajísticos. Las heridas que la contienda dejó en el territorio (trincheras, fosas comunes, cráteres provocados por la artillería...), las construcciones bélicas (casamatas, polvorines…) y otros espacios vinculados al conflicto, constituyen recursos tan abundantes y diversos como desconocidos e infrautilizados. De hecho, la consideración de estos restos como patrimonio cultural aún no ha dado más que unos tímidos pasos, y sigue siendo una tarea pendiente en nuestro país. No obstante, su potencial educativo es indiscutible, y así lo reflejan los autores del libro. Fundamentalmente, se ponen de manifiesto las oportunidades que derivan de la observación directa, no sólo porque permite una aproximación al trabajo arqueológico e historiográfico (análisis de las evidencias, formulación de hipótesis, consulta de otras fuentes…), sino también porque los espacios de guerra poseen, por su dramatismo, una importante carga simbólica y emocional, que por supuesto, puede utilizarse para lograr una mayor implicación de los estudiantes en el proceso de aprendizaje.

En los siguientes capítulos (del 7 al 14) encontramos un mayor interés por recursos más accesibles desde el aula (audiovisuales, literatura, fotografía, mapas, música, etc.), en tanto que no requieren necesariamente salir al exterior, y que resultan más idóneos cuando no es posible preparar un viaje o no existen restos de la contienda cerca del centro. En este sentido, destaca especialmente la revisión de películas, documentales, cartotecas, accesos virtuales a hemerotecas, obras de arte y cómics relacionados con la Guerra Civil… que ofrecen a los docentes una orientación muy completa sobre los recursos más adecuados para cada caso.

Mención especial merecen los dos últimos capítulos (15-16), que se ocupan de dos temas poco habituales en las aulas: los juegos de simulación y la recreación histórica. El primero de ellos presenta el problema de la disponibilidad de tiempo. En efecto, aunque este tipo de juegos puede adaptarse a diversas circunstancias, requiere la dedicación de unas horas de las que muchas veces no se dispone. No obstante, sus posibilidades didácticas son más que interesantes, ya que además del componente lúdico, permiten familiarizarse con conceptos clave (ya sea jugando o diseñando un nuevo juego) y trabajar en el terreno de lo ucrónico, un recurso al que rara vez se acude a pesar de su evidente utilidad para trabajar la formulación de hipótesis y las relaciones de causalidad, comprobando cómo las acciones del presente condicionan el futuro.

En lo que respecta a la recreación histórica, cabe señalar que aunque aún no se han explorado en profundidad sus aplicaciones didácticas para la enseñanza formal, no cabe duda de que posee un potencial nada desdeñable. El rigor en las vestimentas, el armamento, la reconstrucción de campos de batalla y otros espacios, el lenguaje y los movimientos…son las señas de identidad de los cada vez más numerosos grupos de recreación. Así, a día de hoy, suponen una de las más claras oportunidades para viajar al pasado, con las posibilidades educativas que ello entraña. Participar en una batalla, convivir con soldados en la cantina, enfermerías improvisadas u otros lugares de la retaguardia, etc., o simplemente observar como espectador todo el proceso, son experiencias que ayudan a desarrollar fuertes procesos empáticos; pero también contribuyen a potenciar el diálogo entre la escuela, la historia y el patrimonio del entorno y los grupos que se encargar de conservarlo y ponerlo en valor. Es, por tanto, una forma de estrechar los vínculos entre las instituciones escolares y su entorno. Por otra parte, el hecho de incluir como opción didáctica un ámbito tan infrecuente en la enseñanza escolar de la historia, muestra el interés de los autores por abarcar, de forma holística, todas las posibilidades educativas que pueden contribuir a una mejor comprensión de la Guerra Civil.

En definitiva, el libro se plantea como un primer y necesario paso para desarrollar una didáctica del conflicto. Evidentemente, la enseñanza de la Guerra Civil española se enfrenta a diversos problemas exógenos, que van desde las polémicas interesadas, hasta su lugar en los currículos, donde la falta de tiempo suele ser una dificultad añadida. Sin embargo, los autores presentan con detalle una enorme variedad de recursos que pueden amoldarse a las más diversas situaciones. El siguiente paso debe ser, pues, poner en práctica estos planteamientos para profundizar en el conocimiento de un período que, a pesar de su importancia, sigue siendo uno de los grandes olvidados de la enseñanza obligatoria. Indudablemente, la consulta de este libro es y será básica para avanzar en esta dirección.