Reseña |
“El oficio de historiador. Estudiar, enseñar, investigar”
Enrique Moradiellos García
Editorial Akal. Madrid, 2013.
ISBN: 978-84-460-3865-8
476 páginas
Andrea Cabaleiro Pérez
Universidade de Santiago de Compostela
andrea.cabaleiro.perez@hotmail.com
Enrique Moradiellos, catedrático de historia contemporánea de la universidad de Extremadura, presenta una nueva reedición de El oficio de historiador; publicado originalmente por la editorial Siglo XXI en 1994.
Después de casi 20 años desde la publicación del original, el autor plantea en la introducción la necesidad de renovar su obra, razón por la cual en esta nueva edición se han introducido un gran número de importantes cambios, nuevas aportaciones y adaptaciones a la realidad académica, historiográfica y laboral que hoy viven los profesionales de la historia.
El objeto de análisis y la misma estructura del libro se orientan hacia un público concreto y específico: los estudiantes de grado en historia y otras disciplinas académicas relacionadas. Se trata, pues, de un manual que busca convertirse en la primera gran aproximación del joven estudiante universitario al mundo de la historiografía, en el sentido más amplio del término. Un acercamiento completo para introducirse en el análisis, conocimiento y comprensión de los métodos analíticos básicos para desarrollar una carrera como historiador, sin dejar de lado la metodología didáctica habitual en el mundo académico.
Como el propio autor cita, la obra se divide en dos grandes apartados. El primero de ellos se centra en Los rasgos característicos de la historia como ciencia humana, la evolución de la historiografía desde su origen en la Antigüedad hasta la actualidad, y las formas de enseñanza de la historia en el ámbito universitario (Moradiellos, 2013).
Respecto al primer apartado, el autor ha entrado a lo largo de los últimos años en un debate público acerca de la capacitación de los profesionales de la educación en general, y de los profesionales de la docencia de la historia en particular. En este texto se mantiene fiel a esos principios e insiste en la necesidad de los docentes en conocer sus fundamentos, su tradición, su complejidad y su utilidad(1). Teniendo en cuenta que la primera salida profesional de los egresados en las licenciaturas y grados en historia de las universidades españolas es, precisamente, la docencia, no es de extrañar que este manual esté planteado como una gran introducción a la comprensión del mundo académico historiográfico. Precisamente, la recomendación de su lectura para cualquier joven estudiante le permitiría ahorrar algunos años de ensayo-error en lo que se refiere a la comprensión de ese mundo académico en el que se está integrando, ese es un aspecto más que destacable de la obra de Moradiellos, no sólo se trata de una obra interesante, sino pertinente y útil. No nos encontramos con un manual al uso que se centra en la síntesis de las grandes corrientes historiográficas y sus posibilidades y/o limitaciones, se trata, ante todo, de un ejercicio práctico de análisis y contextualización del oficio de historiador desde un punto de vista utilitarista.
Este desarrollo empírico del conocimiento teórico sintetizado en la primera parte se realiza a lo largo de la segunda parte de la obra. Tratando de ayudar al lector (los estudiantes) a familiarizarse con las prácticas habituales del mundo académico, en lo que tiene que ver con el oficio del historiador: búsquedas y lecturas bibliográficas, redacción de trabajos escritos, consultas en archivos, el correcto uso de los recursos digitales, etc. En este aspecto, nos ha resultado especialmente llamativo y pertinente las pautas para la confección del curriculum vitae. En ellas, el autor da un punto de vista optimista sobre las capacidades laborales del historiador para su integración en un mercado laboral en el que, a nuestro juicio, el historiador tiene algo que aportar.
La correcta interacción de contenidos teóricos y prácticos que se hace a lo largo de toda la obra es uno de sus grandes puntos fuertes. A lo largo de toda la primera parte se hace una introducción comprensible y pormenorizada que permite al lector asimilar rápidamente los esquemas básicos que le permiten entender el discurrir de la historiografía desde la antigüedad hasta nuestros días; todo ello sin renunciar a entrar en el debate de temas complejos como el discurso historiográfico marxista, la relación entre nacionalismo e historia durante el Siglo XIX, la escuela de Annales, la historia de género, el concepto moderno de nación en la historiografía, o la nueva historia política. Si bien existen algunos vacíos, entendemos que estos no son importantes e incluso pueden estar justificados. Un ejemplo del primer caso, entre otros, sería la falta de referencias a la nueva historia militar (Kühne & Ziemann, 2007; Kühne et al, 2000), cuya introducción probablemente no fuera prioritaria en este bloque para el público objeto del libro. En el segundo entraría la omisión al debate Fukuyama sobre el fin de la historia (Fukuyama, 1992; 1990; Sanmartín, 2000), o al debate Huntington sobre el choque de civilizaciones (Huntington, 1993; 1996; López Pintor, 2002; Riquelme, 2010; Urrutia, 2008), ambos especialmente de moda durante parte de la década de 1990 y sobre los que aún se debate en la actualidad, pese a haberse demostrado completamente intranscendentes para la historiografía. Este tipo de debates sobre cuestiones intrascendentes son, precisamente, los recursos habituales en algunas introducciones a la historiografía que a nuestro juicio le restan interés, especialmente para los neófitos que se inician en el mundo académico universitario. En este sentido, la obra de Moradiellos es de un pragmatismo asombroso, que revierte en su gran orientación práctica y utilitarista. Sin duda, los alumnos que inicien su viaje académico de la mano de la obra de Moradiellos partirán con una ventaja considerable sobre sus compañeros.
El recurso constante a clásicos de la historiografía, principalmente a contemporaneístas -recordando los intereses investigadores del autor-, junto con la inclusión de modelos de recursos prácticos para el estudio, investigación y la docencia de la historia –archivos, bases de datos, modelos administrativos, recursos on-line, recursos estilísticos, pautas para reseñas, pautas para comentarios de texto, pautas para comentarios de imágenes y videos, etc.-, hacen que el volumen permita a cualquier bachiller español entender a la perfección los códigos, fórmulas y convencionalismos utilizados por los historiadores para desarrollar su trabajo, entendiendo y apreciando el de sus compañeros. La diversidad de la historiografía actual queda reflejada con esmero a lo largo de las páginas del volumen.
La obra no puede ser entendida como una suerte de vademécum historiográfico de fácil lectura, sino como una obra completa y compleja que no renuncia a la explicación de temas complicados o a su vulgarización. Como cita el propio autor, el estudiante debe aprender desde el principio a razonar críticamente sobre su materia, ejercitando incansablemente sus capacidades de abstracción, comparación, análisis y síntesis, a fin de estar en disposición de entender y comprender los procesos de cambio y continuidad de las estructuras y procesos históricos (Moradiellos, 2013).
A nuestro juicio el libro cumple esas expectativas, y aún más. Quizá su público objeto sean los jóvenes estudiantes universitarios, pero seguramente su lectura y reflexión sea recomendable para muchos historiadores y académicos en ejercicio. Se trata, eso sí, de un libro que merece la pena conocer al inicio de la carrera académica, de su lectura sobresalen innumerables lecciones, algunas reconocibles a partir de nuestros propios errores, y que vistos sobre el papel nos producen cierta sensación de nostalgia. En resumidas cuentas estamos ante un libro de cabecera para el estudiante de historia, y para el historiador que todavía no lo conozca, independientemente del perfil profesional al que haya dirigido su trayectoria personal.
Referencias bibliográficas
(1) Visto en: “Primero aprende y sólo después enseña”, El País, 22/01/2013.