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La civilización romana nació en la península itálica. En el siglo VIII a. C., la península itálica estaba habitada por diferentes pueblos, entre los que destacaban los latinos, en el centro, y los etruscos en el norte. Las costas del sur y la isla de Sicilia estaban dominadas por los griegos (la Magna Grecia).
Los romanos explicaban la fundación de Roma por medio de la leyenda de Rómulo y Remo en el 753 a. C., pero la ciudad surgió de la unión de varias aldeas, habitadas desde mucho antes, existentes en las colinas a orillas del río Tíber.
La historia de Roma durará más de doce siglos y durante este tiempo conquistó las riberas del Mediterráneo y se convirtió en el Estado más poderoso de su época. Desde el punto de vista político Rma pasó por tres sistemas: la monarquía (753-509 a. C), la república (509-27 a. C.) y el imperio (27 a. C. - 476 d. C.).
En principio el gobierno de Roma se organizó como una monarquía, de cuyos primeros reyes apenas sabemos nada. Los primeros reyes romanos fueron latinos, pero los últimos fueron etruscos, pueblo que había sometido el Lacio.
El rey era el Sumo Sacerdote y el general en jefe del ejército, estaba auxilidao por el Senado, formado por entre 100 y 300 miembros de las familias patricias más ricas e influyentes.
La sociedad romana estaba compuesta en esta época por los patricios, familias descendientes de los primeros pobladores, que controlaban la mayor parte de las tierras y el derecho de ciudadanía y por los plebeyos, que eran campesinos, comerciantes y artesanos que carecían de poder político.
Los romanos no aceptaron con agrado la autoridad de los reyes etruscos, y consiguieron desacerse de ellos en el año 509 a. C. estableciendo una nueva forma de gobierno: la República.
Durante la República se crearon de forma gradual una serie de instituciones de gobierno representativas. En principio las instituciones estaban monopolizadas por los patricios, pero los plebeyos, que pagaban impuestos y servían en el ejército, fueron exigiendo y consiguiendo derechos políticos y participar en el gobierno de la ciudad. En el siglo V. a. C. lograron que un representante, el tribuno de la plebe, defendiera sus intereses en el Senado y un siglo después los plebeyos podían ser magistrados y senadores.
Las instituciones principales fueron: los Comicios, las Magistraturas y el Senado.
Los Comicios: eran asambleas en las que se reunían los ciudadanos romanos para votar las leyes, elegir, los cargos públicos y decidir la guerra o la paz. Estas asambleas populares se reunían siguiendo distintos criterios y con funciones distintas:
Las Magistraturas eran cargos políticos con funciones específicas y que suponían toda una carrea política. Estos cargos eran:
Todas las magistraturas eran ordinarias, sólo el cargo de dictador era extraordinario, propio de épocas difíciles; se encargaba así, durante seis meses, de gobernar Roma y su ejército, y su poder estaba por encima del de los cónsules. El dictador tenía, además, un ayudante, el jefe de caballería.
Seis eran las magistraturas, ordenadas de mayor a menor importancia política:
El Senado era la institución más importante. Era un consejo supremo encargado de asesorar a los magistrados. Además establecia leyes y dirigía la política exterior. Sus miembros eran vitalicios, unos 300, y eran antiguos cónsules y magistrados, y personas que sobresalían por sus cualidades, su fortuna y su posición social.
Durante el periodo de la República, Roma consiguió conquistar muchos territorios (ver animación), gracias a su bien organizado ejército (ver animación).
Primero, se impuso sobre los pueblos de la península itálica, venciendo a latinos, galos y griegos de la Magna Grecia (siglos IV y III a. C)
En el Mediterráneo occidental, los romanos se impusieron tras un largo conflicto que les enfrentó a los cartagineses en las guerras Púnicas (ver animación) (264 a. C - 146 a. C.). En la primera guerra púnica (264 a. C - 241 a. C), Roma se hizo con Sicilia, Córcega y Cerdeña. En la Segunda (219-201 a. C) los romanos extendieron su poder a la Península Ibérica y el Norte de África y en la tercera (149-146 a. C.), Cartago dejó de existir y su terrirorio pasóa a ser una provincia romana.
En el Mediterráneo oriental derrotaron a los macedonios y conquistaron Grecia parte de Asia Menor y Siria. Más tarde se extendieron por Egipto y por todo el Norte de África.
César conquistó la Galia y ya en el Imperio se conquistó Britania (siglo II) y se extendió la frontera a lo largo del Rin y el Danubio.
En el siglo I a. C. comenzó un periodo de crisis y luchas internas. Las conquistas habían proporcionado muchas riquezas (botín, esclavos y tierras) y se formaron grandes propiedades agricolas trabajadas por esclavos, que arruinaron a los pequeños campesinos, que emigraron a las ciudades. Los más beneficidos fueron los patricios y los jefes militares.
El aumento de las desigualdades sociales propiciaron las protestas de la plebe (intento de reforma agraria por los hermanos Graco, tribunos de la plebe) y las revueltas de los esclavos (Espartaco).
La ruina de los pequeños propietarios agrícolas y su emigración a las ciudades (especialmente a Roma) hizo que el número de personas apto para el éjercito bajó sensiblemente, por lo que fue necesario profesionalizar el ejército (reforma de Mario). Estas legiones profesionales pasaron de ser fieles a Roma a estar muy vinculadas a su jefe militar, que las utilizará para satisfacer su ambición personal y política.
Los conflictos y divisiones internas propiciaron el abandono de los ideales repúblicanos (división del poder) y la concentración del poder en manos de estos generales, que unas veces se aliaban para compartir el poder (triunviratos) y otras se enfrentaban en entre ellos (Guerras civiles : Sila y Mario, Pompeyo y César y Octavio y Marco Antonio).
La victoria de Octavio sobre Marco Antonio, marcó el final de la República. En el año 27 a. C. el senado concedió a Octavio los máximos poderes (imperator, pontificex máximo ...) y así se convirtió en el primer emperador romano.